El río Tajo y sus afluentes eran ricos en oro, pero también otras zonas del occidente peninsular, como El Cabaco (Salamanca)
El proyecto 'Aurifer Tagus' ha demostrado la importancia de la minería del oro en la antigua provincia romana de Lusitania. Con un abordaje basado en el paisaje y con objetivos múltiples, los investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Brais X. Currás y F. Javier Sánchez-Palencia, han revelado la verdadera dimensión de las explotaciones mineras existentes en el valle del Tajo, en el curso de varios de sus afluentes así como en algunas áreas de la salmantina Sierra de Francia (El Cabaco).
De una forma más concreta, se han centrado en la fundación, el uso y el abandono de las minas en los parajes de Covão do Urso y Mina da Presa, en el concejo rayano de Penamacor, lindante con el noroeste de Cáceres.
Ya se sabía que la tierra lusitana era sinónimo de abundancia durante el Imperio Romano. Poetas como Plinio el Viejo elogiaron la riqueza en oro del río Tajo, conocido entonces como "Aurifer Tagus". Aunque la existencia de minas de oro trabajadas a cielo abierto con ayuda del agua en el centro de Portugal no era desconocida, ahora los resultados del proyecto de investigación dirigido por el CSIC han revelado su verdadero alcance.
El análisis arqueológico realizado en este proyecto ha descubierto la realidad histórica asociada a este paisaje legendario. La investigación pretendía comprender mejor la organización social y territorial de la provincia de la Lusitania durante el Imperio Romano. Así, abordaron el estudio con un punto de vista interdisciplinar, centrado en la arqueología del paisaje, con carácter aglutinador e inclusivo.
Para el estudio se han empleado metodologías paleoambientales y geoarqueológicas, tecnologías de información geográfica y sensores remotos, unidas al estudio de las fuentes literarias y epigráficas. Se ha realizado un estudio amplio de la Lusitania así como específico de las áreas mineras.
Las arenas del Tajo eran ricas en oro, pero también alguno de sus afluentes, que surcan el centro de Portugal: el río Zêzere, el Ocreza, el Pônsul o el Erges (nacido en la Sierra de Gata). Pero además este pormenorizado estudio ha permitido demostrar el alcance de los complejos mineros del también portugués río Alva (afluente del Mondego), así como en Las Cavenes del Cabaco (Salamanca).
Se ha podido saber que la explotación minera en esta zona se desarrolló desde el siglo I dC hasta el siglo III dC. Y se ha plasmado el papel relevante del ejército romano, no solamente en la conquista militar y para la administración y ordenación del territorio, sino también su función técnica en la extracción minera del oro.
Asimismo, el estudio ha abierto nuevas líneas de investigación que ayudarán en la comprensión de la evolución ambiental de la minería, el papel de la explotación aurífera en la estructura territorial de las poblaciones, el estatuto jurídico de las áreas mineras y la organización laboral.
El estudio ha contado con el apoyo del municipio portugués de Penamacor y está financiado por el programa "Arqueología en el Exterior" del estado español, participando de proyectos concretos, como AVRIFER TAGVS- Minería romana del oro y poblamiento en Lusitania (AuTagus); AVRARIA, El oro de Hispania: economías locales, economía imperial- El occidente de la Península Ibérica; Paisajes culturales en el norte y noroeste de la Península Ibérica; e IGAEDIS: da Civitas Igaeditanorum à Egitânia.
Los resultados acaban de ser publicados en la prestigiosa revista Antiquity, referencia mundial en investigación arqueológica.
La identificación de las zonas mineras fue realizada mediante la combinación de medios de teledetección aérea, empleándose análisis de fotografías aéreas de los años 40 y 50 realizadas por el ejército, junto con datos LIDAR.
Las pruebas obtenidas sitúan a la antigua provincia de la Lusitania como una de las principales regiones productoras de oro del Imperio Romano.