Entre los síntomas, la denominada 'niebla mental', que engloba la pérdida de memoria, la desorientación o la pérdida de concentración
Aunque todavía no se ha definido con precisión, a estas alturas de la pandemia nadie pone en duda que el Covid persistente (o 'Long Covid') afecta a un gran número de personas y que, por tanto, está teniendo un gran impacto sanitario y social, tal y como recoge la última actualización del documento sobre información clínica de la Covid-19, publicado por el Ministerio de Sanidad.
Además de la repercusión en la calidad de vida, añade el documento, la Covid persistente "plantea muchos retos e incertidumbres en cuanto al diagnóstico y el tratamiento".
Numerosas sociedades científicas españolas junto con colectivos de pacientes, han elaborado una Guía en la que se define el Covid persistente del siguiente modo: "Complejo sintomático multiorgánico que afecta a aquellos pacientes que han padecido la Covid-19 (con diagnóstico confirmado por pruebas de laboratorio o sin él) y que permanecen con sintomatología tras la considerada fase aguda de la enfermedad, pasadas 4 e incluso 12 semanas, persistiendo los síntomas en el tiempo".
Los síntomas referidos por los que padecen Covid persistente son extremadamente numerosos y variados, lo que añade complejidad al síndrome en cuanto a su diagnóstico y su requerimiento de atención sanitaria de carácter multidisciplinar. Son comunes "la presentación intermitente de la clínica, la exacerbación de los síntomas con el esfuerzo físico o mental y la llamada "niebla mental", que engloba múltiples síntomas asociados al deterioro cognitivo como la pérdida de memoria, la desorientación, la interferencia en las funciones ejecutivas o los problemas para el aprendizaje y la concentración".
Sistémicos: Cansancio, fiebre vs febrícula, debilidad, sofocos, sudoración, exacerbación tras el esfuerzo, pérdida ponderal.
Neurológicas Deterioro cognitivo, pérdida de memoria, "niebla mental", alteraciones del lenguaje, alteraciones de la sensibilidad (parestesias), trastornos del sueño, cefaleas, gusto y olfato, alucinaciones, cuadros confusionales, parálisis facial, disautonomía.
Psiquiátricas: Ansiedad, bajo estado de ánimo, depresión, trastorno de estrés postraumático.
Cardiovasculares: Ritmo cardiaco sobre todo taquicardias, presión arterial, varices, trombos, dolor torácico tipo angor.
Dermatológicos: Picores, urticaria, exantemas, cambios en piel y uñas, alopecia.
Gastrointestinales: Molestias/Dispepsia, reflujo, intestino irritable, anorexia, diarrea, disfagia.
Pulmonar/respiratorio: Disnea, tos seca, estornudos, alteraciones saturación de oxígeno.
Otorrinolaringológicos y oftalmológicos: Parálisis facial, ojos secos, visión borrosa, dolor de garganta, disfonía, acúfenos, vértigo.
Reproductivos, genitourinarios y endocrinos: Alteraciones menstruación, relaciones sexuales, función urinaria, vejiga hiperactiva, debut diabético y alteraciones en tiroides.
Inmunológicos y autoinmunes: Aparición de nuevas respuestas inmunes o aumento de las existentes, nuevas alergias/intolerancias a alimentos o fármacos
Musculoesqueléticos: Dolores osteomusculares y articulares, presión torácica , debilidad muscular, sarcopenia.