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¿Cómo evitar que la primavera afecte a nuestra salud?
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CONSEJOS BIENESTAR

¿Cómo evitar que la primavera afecte a nuestra salud?

Actualizado 06/05/2021
EP

Cambios de humor, alteraciones en la piel, alergias o caída del cabello, son algunas de afecciones propias de esta estación

El refranero español dice que la primavera la sangre altera... y no se equivoca. Esta época del año trae consigo una serie de cambios ambientales que afectan directamente a la salud. El cambio de hora, los días más largos y luminosos, y las temperaturas más suaves, hace que nuestro cerebro segregue una serie de hormonas y neurotransmisores, que influyen en nuestro cuerpo y en el ritmo de vida. Por ello, la plataforma de bienestar holístico Gympass nos cuenta cuáles son las pautas que debemos llevar a cabo para prevenir y combatir las afecciones propias de esta estación.

Astenia primaveral

Este síntoma no es una enfermedad, sino la dificultad de adaptación de unas condiciones a otras, que provoca falta de energía, dolores de cabeza y musculares, falta de memoria, pérdida de apetito y sensación de decaimiento general. Para poner fin a estas complicaciones, se recomienda mantener el cuerpo activado, aunque al principio cueste trabajo, para no retroalimentar esa sensación de cansancio. Realizar ejercicio 2-3 veces por semana y hacer actividades al aire libre será una medida preventiva para no experimentar esta sensación.

Cambios de humor

Nuestro estado de ánimo en primavera puede resultar afectado positiva o negativamente. Por un lado, la liberación de hormonas como la liberación de serotonina, dopamina, oxitocina, etc., hace que nos sintamos vivos, positivos y más alegres que nunca. Por otro lado, también es frecuente experimentar un sentimiento de soledad, debilidad o tristeza que no sabemos explicar. Además de un buen descanso, una alternativa para controlar las emociones es recurrir a ejercicios de meditación, que nos ayudar a escuchar nuestro cuerpo y equilibrar los sentimientos y sensaciones propias de la primavera.

Alteraciones en la piel

El aumento de la exposición al sol, la sequedad derivada del invierno y los hongos y bacterias, que alcanzan más fuerza en esta estación del año, pueden provocar lesiones cutáneas. Presta especial atención en adquirir rutinas de cuidado como usar protección solar, secarse bien después de la ducha, hidratar la piel después de la ducha o seguir una dieta rica en antioxidantes, que aceleran el daño de los tejidos y órganos.

Caída del pelo

Es normal que en primavera el cabello se caiga más, este proceso se llama efluvio estacional. Para asegurar que la caída del pelo sea la mínima posible, es importante llevar a cabo una alimentación sana y completa durante el invierno y que no te sometas a estrictas dietas de cara a la temporada de primavera-verano, muy usual con motivo de la operación bikini. La mala alimentación aumenta el riesgo de una pérdida anormal de cabello, además de las bajadas drásticas de peso.

Alergia

El síntoma por excelencia de la primavera. Esta estación está llena de partículas de polen que son una auténtica pesadilla para gran parte de la población, que experimentan día a día el malestar de los ojos llorosos, estornudos y picores de garganta. Para ello, existen algunos remedios caseros, como mantener las ventanas cerradas y purificar el aire a través de aparatos con filtro antipolen, realizar vahos con hojas de eucalipto, para abrir las vías respiratorias, tomar infusiones, como el té de ortiga, menta, té verde o regaliz, que poseen efecto antihistamínico, o las soluciones salinas, que son una gran ayuda para limpiar la nariz y disminuir los estornudos.

Infecciones gastrointestinales

El aumento de las temperaturas y de la humedad contribuyen a la propagación de bacterias en alimentos mal conservados, que pueden producir alteraciones en el sistema digestivo. Se recomienda lavarse muy bien las manos antes de cocinar y de comer, además de un correcto lavado de los alimentos que vamos a consumir, asegurarse de que están en buen estado y comer platos bien cocinados, evitando los crudos. También la fuerte exposición a los rayos de sol puede dar lugar a golpes de calor que afectan directamente al estómago.