Viernes, 29 de marzo de 2024
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Excesos de triunfalismo
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AL HILO DE LAS TABLAS

Excesos de triunfalismo

Actualizado 26/04/2021
Fermín González

Cuando la realidad de las cosas es un hecho contundente, los adjetivos hay que dejarlos de un lado, ante el peligro de no encontrar los suficientes para ensalzar lo que por méritos indiscutibles, es merecedor de esas frases que, todo el mundo por lo general cree que le corresponden.

Así ha ocurrido con muchos escribidores y cronistas que relatan los incuestionables triunfos de algunos novilleros, toreros, jóvenes promesas por las variadas plazas de nuestra Iberia, incluso también ocurre con algún matador, recién llegado al primer escalafón. Hasta las Ventas se han significado con rotundidad estos hechos. La cuestión, - a donde quiero llegar- es que no se ha tenido la cautela, la paciencia y la prudencia de pronunciarse, y sin reparo, con dosis de cierta osadía, con lisonjas no exentas de cursilería y desconocimiento, se han manifestado en no pocos medios de comunicación con un fervor en las reseñas y crónicas, que parece que el señalado por estos, estuviera haciendo un monumento al toreo. Incluso, alguno no se ha anda con remilgos a la hora de la exaltación y, el "chico nuevo" - ese novillero con buenas hechuras y maneras- les ha evocado y traído al recuerdo de aquellos que figuran en bronce por plebiscito popular, y han escrito una página de oro en el toreo, así, se evocan representaciones, y no son pocos los escribidores que entran en "comparaciones" a los que les recuerda a los Viti, Curro, Camino u Ordoñez, etcétera. Todo un exceso para el joven torero que, aunque este argumentado con las mejores intenciones, - que no pongo en duda- el relato de su talla torera, las condiciones o los rasgos de valor y solvencia, para ser "gente" en el toro. Esto no deja de ser -como digo- una excesiva adulación prematura- que no deja paréntesis a seguir su trayectoria, que dé lugar a descubrir por el aficionado si esas cualidades que se resaltan dibujan que estamos ante una nueva figura con predicamento en el arte de lidiar toros bravos.

"Porque: convendrán conmigo que pasada la explosión de júbilo del éxito conseguido, ante los ojos de la España taurina, debo confesar no obstante, que alegre y emocionado al igual que otros muchos aficionados disfruto del triunfo de un torero en el que depositamos ilusión y confianza, generalmente aún más cuando se trata de un joven valor de la novillería, ilusión que aumenta un grado si el de coleta, es nacido en la tierra de uno; sin embargo, esta no puede por menos de estar ligada a la incertidumbre y preocupación, las prisas en esta profesión no es la mejor forma de alcanzar laureles", de ello tenemos en nuestra tierra Charra ejemplos suficientes. No soy amigo de exaltaciones grotescas, pueriles y desorbitadas; tan solo como digo, un aficionado que se siente completamente satisfecho y emocionado con el toreo de aquel que me emocione, y le descubra cualidades, y sus poderes, con una apuesta firme a la esperanza, al ánimo y la confianza como bases indiscutibles para que no desmaye la voluntad.

Lo difícil de cualquier actividad, no es llegar a un punto determinado, sino mantenerse, nada se puede predecir, hasta donde se puede llegar, cuando la línea empezada no admite retrocesos y claudicaciones, puesto que si desmaya la voluntad y se relajan los resortes, no se puede mantener el puesto en principio logrado. Esperamos, que no abrumen con tanta lisonja desproporcionada a aquellos que vayamos descubriendo, - La paciencia es el alma de la ciencia-? ¡Vamos creo yo? tu!