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El singular legado que atesora Carrascal de Velambélez  
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PEDANÍA DE SAN PEDRO DEL VALLE

El singular legado que atesora Carrascal de Velambélez  

Actualizado 04/04/2021
Redacción

La iglesia, del siglo XII, custodia la historia de sus pinturas, retablo, púlpito, campanas y el bello artesonado de inspiración mudéjar

La iglesia de Nuestra Señora del Castillo, de humilde apariencia y enclavada en el pequeño municipio de Carrascal de Velambélez, pedanía de San Pedro del Valle, atesora un singular legado. Las pinturas murales del templo, que datan del siglo XVI, adornan el prebisterio y durante tiempo permanecieron ocultas detrás del retablo barroco (1771) dedicado a la Virgen del Castillo.

La iglesia, del siglo XII y con una sola nave, custodia la historia de sus pinturas, retablo, púlpito, campanas y el bello artesonado de inspiración mudéjar y traza tradicional. Una historia que ha llevado al Ayuntamiento de San Pedro a promover su conservación y difusión como enclave patrimonial destacado de la comarca ledesmina. Por las bolas de la cornisa del templo se dató su construcción en el siglo XV, aunque las canecillos situados a lo largo del muro meridional y oriental hacen pensar que fue construida sobre otra anterior de traza románica, erigida en tiempos de la repoblación (siglos XII-XIII).

Pinturas murales

Representan escenas bíblicas de forma seriada, divididas en los típicos rectángulos o casas. Se encuentran situadas en el muro del testero y en los laterales del presbiterio. Las situadas al lado del Evangelio y de la Epístola están realizadas por el método de grisalla, de singular factura y, por la escasez de este tipo de pintura en Castilla y León, de notable valor. Es en el testero donde las pinturas muestran todo su color.

Una campana de 9 siglos

La iglesia conserva además un pulpito arenisca policromada, su retablo barroco, la talla románica de la Virgen del siglo XII-XIII, y a sus peculiaridades suma que una de sus campanas data del año 1236 y la otra del año 1766. El artesonado del techo presenta armaduras semejantes a las que se pueden ver en el conocido Palacio de Monterrey.

Entre las mejoras acometidas en los últimos años en el templo se incluye el arreglo del tejado, con aportación económica del Ayuntamiento y la Diócesis de Salamanca, y la renovación de las aceras para mejorar los accesos.