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Tesoros naturales de la provincia: El Chorro de Las Batuecas, la cascada de agua de la Sierra de...
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DESCUBRIENDO LA PROVINCIA

Tesoros naturales de la provincia: El Chorro de Las Batuecas, la cascada de agua de la Sierra de...

Actualizado 28/03/2021
Redacción

El recorrido se inicia frente al Monasterio de San José, y con la belleza y tranquilidad del entorno como la mejor recompensa para el visitante que se acerca a este enclave natural

La provincia de Salamanca custodia numerosos entornos singulares, y descubrir uno de ellos es la invitación que hacemos a los amantes de la naturaleza. En el centro del Valle de Las Batuecas se encuentra el monasterio carmelita del Desierto de San José; fundado a finales del siglo XVI. Se puede dejar el vehículo en el aparcamiento existente, a unos 500 metros del convento. Tras cruzar las aguas del río Batuecas, una pasarela accesible lleva al monasterio y remonta el curso del río hasta alcanzar las fascinantes pinturas rupestres.

Pero no es el único tesoro que custodia este valle, al sur de la provincia salmantina (Parque Natural de Las Batuecas ? Sierra de Francia), ya que aquí se puede encontrar uno de los espacios naturales más singulares, con la conocida cascada del Chorro. Quizá no sea la más grande, pero lo bonito del entorno hará que merezca la pena el camino recorrido.

El recorrido se inicia precisamente frente al Monasterio de San José, tomando el sendero que parte a la izquierda que llevará al visitante bordeando la tapia del monasterio en paralelo al río Batuecas, hasta llegar a su parte posterior. Aquí, después de cruzar un puente de piedra sobre un pequeño arroyo, la vereda se estrecha. Por aquí seguimos hasta encontrar un sendero que a mano derecha indica la subida al Canchal de Cabras Pintadas, el primer abrigo de pinturas rupestres que se nos presenta en el camino.

La segunda bifurcación que encontraremos en este sendero indica el acceso al Canchal del Zarzalón, desde el que se puede tomar un sendero que sale a la izquierda y que conduce hasta la cascada del Chorro.

La última parte es la más complicada, aunque la belleza y tranquilidad del entorno es la mejor recompensa, ya que el camino transcurre en zig-zag hasta que aparece la vista del valle. Remontando este sendero el sonido del agua empieza a escucharse.

FOTOS: Manuel Lamas