Como era de prever, finalmente la moción de censura presentada por el PSOE en las Cortes autonómicas no salió adelante, algo esperable si tomamos en consideración que Ciudadanos, cuyos votos eran necesarios para que se aprobase, había dicho a los socialistas por activa y por pasiva que no apoyarían la moción ni, por ende, a Luis Tudanca para ser nuevo presidente autonómico.
Y es que las prisas por presentar la moción, a remolque de las jugadas planteadas por el PSOE en Murcia y Madrid, podría decirse que le han jugado una mala pasada a los socialistas en la comunidad de Castilla y León, y especialmente a su líder autonómico, que ha visto parcialmente dañada su imagen.
En todo caso, si la moción de Murcia podría haber supuesto un revulsivo para la posterior aprobación de la de Castilla y León, lo cierto es que la intervención de Teodoro García Egea (provocando que tres diputadas murcianas de Ciudadanos se echasen atrás en dicha moción a cambio de consejerías), que hizo fracasar en la comunidad murciana la moción acordada por PSOE y Cs, provocó el efecto contrario al deseado por los socialistas en las Cortes castellanas y leonesas.
Por otro lado, el rechazo de Inés Arrimadas a la moción de Tudanca no hizo sino apuntalar el rechazo de los naranjas a la misma, cerrando filas en torno a la posición oficial. No obstante, las prisas con que presentó el PSOE la moción en Castilla y León no han contribuido a su aprobación, sino más bien al contrario, ya que si Ciudadanos es un partido en proceso de desbandada, lo cierto es que aún no se puede considerar muerto del todo, jugándose en las elecciones autonómicas de Madrid su propia existencia como partido.
En este aspecto, si Ciudadanos se quedase fuera de la Asamblea de Madrid, sí podría considerarse un partido plenamente finiquitado, plenamente a merced del dicho de "el barco se hunde y las ratas huyen", hallándose actualmente en coma inducido. Por ello, teniendo en cuenta que no había acuerdo para sacar adelante la moción entre PSOE y Cs, quizá lo más prudente por parte del PSOE hubiese sido esperar a las elecciones madrileñas, y en función de los resultados esperar a ver si Cs salvaba los muebles o si finalmente se deshacía como un azucarillo tras quedar fuera del parlamento.
Sin embargo, los socialistas de Castilla y León decidieron tirarse al monte y plantear una moción de censura sin haber acordado previamente los apoyos necesarios para sacarla adelante. Este hecho lleva a plantearse si realmente había voluntad de aprobarla, o si no era un simple fuego de artificio para obtener eco mediático y, de paso, poder acusar a unos y otros, en el periodo que resta de aquí a las próximas autonómicas, de querer mantener al tándem Mañueco-Igea al frente de la Junta.
En todo caso, llama la atención la torpeza o escasa voluntad de los socialistas para llegar a acuerdos con otras formaciones en lo que concierne a la moción. Y es que, más allá del apoyo de Podemos (dado de forma previa a presentarse la moción sin negociar contrapartida alguna a cambio del apoyo), el PSOE no logró ser secundado por ningún otro partido.
En este sentido, es cuanto menos curioso que el procurador de UPL, Luis Mariano Santos, declarase dos días antes de debatirse la moción que Tudanca apenas le había hecho una llamada de 5 minutos para pedirle su voto a favor, sin plantearle contrapartidas para ello, y sin proponerle ninguna reunión que buscase puntos sobre los que negociar dicho apoyo.
Sí trasladaron de manera previa a la moción los leonesistas que sólo la apoyarían si hubiese pasos hacia la autonomía de la Región Leonesa, lo que podría entenderse como algún tipo de propuesta en la cual el territorio conformado por Salamanca, Zamora y León pasase a gestionar y decidir sobre sus recursos al margen de la Junta. No obstante, no hubo ningún paso del PSOE en este aspecto y, de hecho, los socialistas iniciaron el debate de la moción identificando las Cortes de Castilla y León como Cuna del Parlamentarismo, cuando la realidad es que la UNESCO reconoce dicho hito a las Cortes del Reino de León de 1188, pero no a las actuales Cortes de Castilla y León, creadas en 1983.
Por su parte, con quien sí se reunió el PSOE fue con el procurador de Por Ávila, Pedro Pascual, si bien también el PP se reunió con él y, de hecho, dos días antes de debatirse la moción, Mañueco firmaba como presidente de la Junta la adjudicación del servicio de radioterapia en el hospital de Ávila, lo que a todas luces se veía como el paso necesario para que Por Ávila no apoyase la moción de censura, en la que finalmente se abstuvo su procurador.
Por otro lado, uno de los hechos más llamativos y a la vez desconcertantes, en los días previos al debate de la moción de censura, fue la salida de Ciudadanos llevada a cabo por su procuradora por Salamanca, María Montero, que podría entenderse en clave de avanzadilla previa a dos o tres salidas más del partido naranja que hubiesen posibilitado que la moción de censura prosperase. Sin embargo, Montero se quedó sola en la salida de Ciudadanos y, finalmente, se abstuvo en la votación.
No obstante, la salida de Montero de Ciudadanos sí ha abierto una pequeña fisura en el actual gobierno de la Junta, al dejarlo en minoría, a falta de un procurador para alcanzarla, de modo que a partir de ahora PP y Cs tendrán que negociar para poder sacar adelante las leyes y presupuestos, para lo que necesitarán o bien el apoyo de la propia María Montero, o bien el de UPL, Por Ávila o Vox.
Asimismo, otra consecuencia de la moción de censura es que, si no se dinamita internamente Ciudadanos, el gobierno autonómico tendrá una cierta tranquilidad durante al menos un año, ya que el artículo 36.3 del Estatuto impide al PSOE presentar una nueva moción antes de marzo de 2022, no teniendo el resto de partidos de la oposición procuradores suficientes que les habiliten a presentarla, siendo improbable, en todo caso, que llegada dicha fecha se vaya a plantear una nueva moción de censura, a apenas un año vista de las siguientes elecciones autonómicas.
En todo caso, habrá que ver las consecuencias que acarrea el resultado de las elecciones autonómicas en Madrid, pues una posible descomposición de Ciudadanos podría tener como efecto secundario la ingobernabilidad de la comunidad de Castilla y León y, con ello, la posibilidad de que hubiese elecciones anticipadas, si bien parece improbable que se llegue a ese extremo a día de hoy.
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