La fuerza de la cultura musical popular mantuvo la estructura hasta el último momento, que finalmente fue llevado a la Alamedilla el 26 de septiembre de 1930
Para los salmantinos de talante más moderno, el templete del centro de la Plaza Mayor fue durante los años veinte un anacrónico recuerdo de otros tiempos. Ridiculizado a lo largo de más de diez años, sobrevivía como baluarte de ritos antiguos, pertenecientes a una época en la que las bandas amenizaban una Plaza más tranquila y provinciana.
Para aquellos ciudadanos, anclados en el pasado, el templete se convertía en un símbolo de la vida popular que todavía se hallaban al margen de las rápidas corrientes de los años veinte. Pero la modernidad acabarían imponiéndose, desencadenándose una gran campaña para suprimir el "horroroso templete antiestético" en palabras de Unamuno en 1918.
Los salmantinos se enzarzaron entre ellos, unos a favor y otros en contra del traslado, pero la fuerza de la cultura musical popular mantuvo la estructura hasta el último momento, que finalmente fue trasladado a la Alamedilla el 26 de septiembre de 1930, después de las ferias, y el mismo otoño en que se inauguró el cine Coliseum, que proporcionó a los salmantinos una nueva forma comercial de entretener sus ratos de ocio.
Después de eliminar el templete y las palmeras se instaló una plataforma provisional para las bandas de música.
Fotografías
Fuente: La Plaza Mayor de Salamanca