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Arnales, el arenal secreto de Las Arribes del Tormes
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SENDERISMO LIBRE EN VILLARINO

Arnales, el arenal secreto de Las Arribes del Tormes

Actualizado 21/03/2021
Redacción

Situado entre el Teso de San Cristóbal y Ambasaguas, en Villarino, su acceso presenta distintos niveles de dificultad hasta alcanzar uno de los lugares más recónditos y mágicos del Parque Natural Arribes del Duero

Las Arribes del Tormes no dejan de sorprender. En su recorrido de 18 kilómetros, aguas abajo de la presa de Almendra, la sangre cristalina de Almanzor corretea desde hace cuatro años por entre fayas y picones disfrutando de una segunda juventud, después de cuatro décadas de sueño envenenado.

En su recorrido hasta Ambasaguas, lugar en el que se entrega al padre Duero, el Tormes recorre tierras de Zamora y Salamanca, de Cibanal y Fermoselle en la parte de Sayago, y de Almendra, Trabanca y Villarino en el lado salmantino, siendo los dos últimos de cada provincia por los que discurre su cauce en su mayoría. Estamos en plenas arribes del Tormes, en el corazón del Parque Natural Arribes del Duero, podría decirse que es el Tormes el que marca el eje que divide este espacio protegido de dos vertientes, la zamorana y la salmantina.

Aguas abajo del puente de San Lorenzo, la Cicutina y El Encuentro, más aún de Vendemoro y el Guindalatero, el Tormes cobra fuerza tras su paso por Los Parisales y su pedriza. Es a partir de ese punto donde las arribes se ensanchan para dar vida a otro gran arenal, un día con dos molinos harineros, el del Tío Monleras, situado por encima, y el que le da nombre a este paraje de Villarino: Arnales.

El aumento del caudal a partir de una regulación más ecológica del río desde la presa de Almendra, hecho impulsado desde la Asociación Bajo-Tormes de Villarino ante la Confederación Hidrográfica del Duero, institución que finalmente obligó a Iberdrola a facilitar unos regímenes más acordes con las características del río, aunque aún muy lejos de lo que sería ideal, impide en estos momentos de correntías en arroyos y riveras, que vierten sus aguas al Tormes en este tramo, observar los restos de las acequias de Arnales y del Tío Monleras, aunque con un poco de detenimiento se puede apreciar el lugar de su ubicación, además de las canales por las que salía el agua tras empujar las aspas que hacían girar las piedras de los molinos.

Sin duda, el principal atractivo de Arnales es apreciar el Tormes corretear por entre las piedras, simulando el regreso a su juventud, escuchar el borboteo del agua en su apresurada huida de los remansos, y observar el paisaje sobre el espejo de infinitas tablas que invitan a soñar con que algún día regresen aquí las truchas, pues este tramo reúne en la actualidad todas las condiciones necesarias para ello, baja temperatura del agua, óptimos niveles de oxígeno y vida acuática suficiente que pueda servir de alimento.

Aquí, en esta gran caldera, el aire se desvanece y la temperatura se desborda. No en vano el arenal de Arnales es un lugar perfecto para el crecimiento de espárragos silvestres, pues se pueden apreciar esparragueras de gran tamaño. También, los aficionados a la fauna podrán observar las huellas dejadas por los jabalíes en distintas 'bañas' situadas en los bordes del arenal, pequeñas pozas de tierra húmeda que este omnívoro utiliza para darse baños de barro y así despojarse de parásitos.

El silencio, solo roto por el murmullo del agua y el canto de los pájaros, hace de Arnales un lugar de paz, lleno de magia y que facilita alcanzar la abstracción, como si nos trasportara a un lugar de la Tierra ajeno al resto del mundo.

Acceso a Arnales

El recorrido de la ruta de Arnales tiene una longitud aproximada de 9 kilómetros, entre la ida y la vuelta partiendo desde el casco urbano de Villarino. El acceso menos comprometido (en verde en el mapa) se sitúa en las proximidades del Reventón, aunque los más atrevidos, y si las condiciones físicas les acompañan, pueden tomar el descenso que sale del camino hacia la Casa de Mateo.

Si se ha optado por este descenso, razón de más para realizar el regreso por el camino hacia El Reventón. Este sendero nos conducirá hasta el paraje de Zarapallas, lugar en el que se puede apreciar los restos de otro molino harinero, además de contemplar el paraje donde dice la leyenda que las brujas de Villarino realizaban sus aquelarres las noches de luna llena.