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Concha Torres, un libro de relatos para contar la historia inmediata
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cuentos ambientados en la transición

Concha Torres, un libro de relatos para contar la historia inmediata

Actualizado 20/03/2021
Charo Alonso

La autora salmantina, intérprete en Bruselas, ha publicado un libro de cuentos donde relata y retrata la Salamanca de los años 70 y 80

A Concha Torres le gusta el color rojo. Roja es la butaca que adorna la portada de su libro de cuentos, collage donde la propia autora nos mira, niña seria y observadora. De origen sevillano y nacida en Salamanca, Concha Torres ha publicado un libro que, pese a la pandemia y la falta de Ferias de Libros, encuentros y presentaciones, vuela por todas partes y se posa en los escaparates de las librerías salmantinas. Son treinta cuentos no tan breves, en los que la autora hace un ejercicio de evocación de la Salamanca ?aunque podía ser cualquier ciudad provinciana de esta nuestra España- de su infancia y adolescencia.

Publicado por una de esas editoriales pequeñas y valientes que se enfrentan a todo para sacar adelante los libros de los autores no tan reconocidos, Bohondón Ediciones, este volumen rojo no es solo un ejercicio de autobiografía en el que todos los que tenemos más o menos la edad de la autora podemos identificarnos, sino también una forma de narrar la vida desde la estructura episódica que convierte La chica de ayer, treinta cuentos más que breves en una autobiografía que se lee de corrido, retablo armonioso de una niña con abuelo extremeño ?impagable el primer relato que les recomiendo vivamente- que observa a su familia, que vive su entorno, que cuenta desde una cierta distancia, una saludable ironía y un humor que se hace magistral por ejemplo en el relato "¿Qué fue de Reagan?", las idas y venidas de una niña que se convierte en la chica de ayer de la canción que crece en una ciudad de provincias, va a la universidad, y se enfrenta a la vida siempre dispuesta a consignar la vida.

Doctora en Historia Moderna por el Instituto Universitario Europeo, Concha Torres es una salmantina en Bruselas que se rodea de libros y tras numerosas publicaciones académicas, enfrenta la ficción desde el discurso biográfico y el deseo de analizar una época a través de sus vivencias personales. Una época marcada por la Transición, cuyos valores pondera la autora y refleja en una música que marcó su adolescencia, aquella en la que siempre escribía. Una pulsión que, una vez en Bruselas y madre de dos hijos pequeños, desarrolló en un blog donde comenzó, cansada de la vida cotidiana, a recrear "historietas" y recuerdos que, de repente, eran lo más leído. Y ese tono irónico, casi almodovariano de sus entradas en el blog, fueron convirtiéndose en los relatos breves que, según la autora, se adaptan bien a la época en la que vivimos: rápidos, instantáneos, redondos.

Son los relatos de Concha Torres un saludable ejercicio de nostalgia ¿Hay edad para ello? se pregunta la autora mientras por sus renglones aparecen los personajes que viven, ríen, desaparecen en la modernidad y forman parte de una vida marcada por los cambios, los de la niña, los de la chica de ayer y los de una ciudad de provincias que evoluciona en sus usos y costumbres. La joven madre trabajadora que se preguntaba en su blog ¿Qué he hecho yo para merecer esto? a la manera de Almodóvar, encontró en la evocación de su infancia y adolescencia una forma de analizar esas dos décadas prodigiosas en las que hemos crecido. Porque había movida más allá de Madrid, y era estimulante, era épica, era trágica también, era sobre todo, nuestra.

Leemos a Torres con un delicioso sentido de pertenencia. Porque lo que narra no es solo su experiencia, su evocación, los personajes secundarios cuyo recuerdo acompaña en la trayectoria vital de la autora. Torres nos retrata a todos, nos sentimos identificados con su tono, con su humor, con sus anécdotas, con esa familia amplia donde la madre y el padre constituyen el horizonte amoroso de una generación asomada al cambio. Y ese hueco que hay que narrar de nuestra historia inmediata se llena de estos relatos que se leen en el fondo como una novela de aprendizaje. Y las chicas de ayer, que somos las de ahora mismo, sonreímos deseosas de seguir leyendo a Concha Torres, deseosas de escucharla en el encuentro, la presentación, aquello que la pandemia nos ha hurtado. Prosa evocadora para relatarnos con originalidad, gracia, pulso firme y dominio absoluto. Es un paisaje con figura.