La abundancia de construcciones de madera hacen de esta comunidad autónoma un hábitat ideal para las hormigas blancas
Las nueve provincias de Castilla y León se encuentran afectadas por varias plagas, pero roedores y cucarachas constituyen el 80 o 90% de los casos, dependiendo de la zona. Es cierto que la mayoría de las plagas son estacionales, aunque las ratas y las cucarachas se han adaptado tan bien a las condiciones climáticas de todo el país, que están presentes en cualquier época del año y en todo el territorio. Pero a las plagas 'perennes' se suman otras más estacionales con las que lidiar, y que varían según las zonas. Así, el territorio castellano-leonés también es uno de los preferidos por las termitas y la procesionaria del pino.
No es fácil prever exactamente cuándo aparecerán, más allá de que los meses de más calor (entre abril y octubre) son los más propicios, pero sí dónde, atendiendo básicamente a las condiciones más favorables que ofrece el territorio para la proliferación de cada una de las diferentes especies. Este trabajo de análisis y observación ha llevado a EZSA Sanidad Ambiental, con 30 años de experiencia en el sector, a dibujar el mapa de las plagas en España.
Cuatro zonas y ocho plagas
A grandes rasgos, ocho plagas dominan el territorio peninsular, repartidas en cuatro grandes zonas: norte, sur, centro y oeste, y este. Así, en el sur prolifera la cucaracha americana, así como moscas y mosquitos, especialmente en época de calor y en zonas de humedales. El centro y el oeste son territorio para la cucaracha germánica y los roedores. En el este, lideran el ranking de plagas la cucaracha germánica y la americana. Esta última es la reina del alcantarillado, aunque ya le va cogiendo el gusto a las casas particulares, bares y restaurantes. En la zona de Cataluña, también deben hacer frente a las termitas, mientras la oruga procesionaria, que habita principalmente en los pinos, se ceba especialmente en Aragón
Castilla y León estaría integrada en la zona norte del mapa de plagas, liderada por los roedores, aunque también las cucarachas provocan serios problemas en los hogares de las familias castellano-leonesas, especialmente en las provincias de Valladolid y Salamanca. A estos, presentes en toda España, se unen en esta comunidad autónoma las termitas, insectos xilófagos que se alimentan de la madera, como la carcoma. La mayor incidencia se concentra en las provincias de Soria, Burgos y Valladolid, sin embargo, el uso general de la madera en la estructura de las edificaciones castellano-leonesas hace que las infestaciones de termitas se extiendan por toda la Comunidad. En esta zona norte también tiene presencia la avispa asiática, aunque no tiene tantas incidencias como otras zonas del norte como Galicia y Asturias.
"Los factores que responden mejor a la diferente distribución de las plagas son las condiciones climáticas de cada zona, las construcciones que abundan en cada territorio e incluso el turismo y el movimiento de personas, que favorece que las plagas se desplacen con ellas de un lugar a otro", afirma Ignacio Santamarta, director de innovación de EZSA, la empresa autora de este mapa de plagas.
Factores de riesgo
Es evidente que el calentamiento global del planeta tiene un papel importante en la proliferación y estacionalidad de algunas plagas. De hecho, los insectos son exotérmicos, dependen de la temperatura ambiental para sobrevivir porque no generan temperatura corporal propia como los mamíferos, lo que provocaría que los insectos estuvieran aletargados o directamente murieran en las épocas de frío. El aumento de temperatura fruto del cambio climático ha contribuido a que algunas especies sobrevivan durante más tiempo y dilaten su época de proliferación y maduración, y también que zonas que no eran hábitat de algunas de ellas ahora sí lo sean. Pero no es ni mucho menos el único factor que tener en cuenta.
La globalización también es una de las principales causas de la expansión de las plagas, según los expertos. Y en ambos casos, los seres humanos juegan un papel importante. Al fin y al cabo, son quienes con el movimiento de personas y de mercancías trasladan especies de unas zonas a otras, homogeneizando el panorama. También la decreciente eficacia de los productos biocidas, el deficiente saneamiento en algunas redes de alcantarillado y la falta de educación ambiental son causas de la proliferación de plagas.
Todo ello, sin contar con los factores sorpresa. El año pasado, por ejemplo, hubo que sumar la influencia del coronavirus, que mantuvo a la población confinada durante toda la primavera. La escasez de alimento y desperdicios donde antes sí los había provocó que ratones y cucarachas se vieran empujadas a buscar nuevas fuentes de comida en zonas donde antes no eran habituales, como explicaron entonces desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla). Y este año, el mismo organismo ya ha advertido de un incremento de la presencia de procesionaria del pino debido a la suspensión de muchos de los tratamientos, a causa de la pandemia, y a las restricciones de uso de productos biocidas.
Prevención y tratamiento profesional
Nacen, crecen, se reproducen... y si su realidad deja de estar controlada podría llegar a tener consecuencias drásticas no solo económicamente, sino para la salud. Por este motivo, los expertos reclaman campañas de concienciación para fomentar la sensibilización sobre la importancia de estos problemas y alertan del riesgo sanitario que supone no adoptar medidas correctoras para, al menos, ponerles freno.
Lo ideal es apostar por la prevención y el mantenimiento, pero es cierto que la aparición de plagas puede darse de todas formas y que, la primera opción suele ser recurrir a productos domésticos. Sin embargo, pese a ser una opción puntual, puede tener elevadas contraindicaciones. Por ello, las empresas de prevención y control de plagas tienen años de experiencia y conocimientos que les permite saber a qué especie se enfrentan, en qué estado biológico se encuentra y cuáles son las medidas de control más idóneas en cada caso.