El narrador y poeta brasileño François Silvestre de Alencar
Dejo conocer cinco poemas que acabo de traducir, escritos por mi pariente François Silvestre de Alencar (Portalegre, Rio Grande do Norte, Brasil,1947). Abogado, narrador, cronista, poeta y procurador de Justicia. Entre sus novelas y ensayos están: Luz da Noite ao Vento Norte (1979) Rio de Sangue (1981) Dormentes ? A Serra da Festa Encantada (1983) Dicionário Político do Rio Grande do Norte (1999) A Pátria não é Ninguém (2002) O Mel de Benquerê (2003), As alças de Agave (2008) Remanso da Piracema (2009) o Esmeralda ? crime no santuário do Lima (2010).
Estimo que es un grandísimo narrador. Leí dos novelas suyas, y me conmovieron, lo cual no es frecuente. Y es que, claro, no sabía que escribía poemas: he ahí la explicación de esa prosa que impacta, de ese lenguaje preciso, de esas historias que atrapan, porque dentro contienen Poesía.
Pero él insiste en que no es poeta: dejemos que siga 'mintiendo'. Era poeta cuando, mucho más joven, escribía versos en la prisión donde estuvo encarcelado por la defensa de las libertades y contra la dictadura militar brasileña. Es poeta ahora, echado en la hamaca, jubilado de los oficios que daban el pan, pero activo con la Literatura que vivifica el espíritu.
Leamos su 'alegato', donde deja constancia de su no pertenencia al gremio poético. Es por respeto, claro:
"No soy poeta. Nunca lo fui. Jugué a escribir poesía, casi una desconsideración a la labor sufrida y genial de los poetas. Pido disculpas a la poesía, ya que no puedo hacerlo a los poetas. Soñé, es verdad. O mejor, todavía sueño. No obstante, nunca logré alcanzar la metáfora de la poesía. Como máximo, llegué cerca de la prosa. Esto es, de la metáfora. No de la poesía".
"Não sou poeta. Nunca fui. Brinquei de fazer poesia, quase num desrespeito à tarefa sofrida e genial dos poetas. Peço desculpas à poesia. Vez que não posso fazê-lo aos poetas. Sonhei, é verdade. Ou melhor, ainda sonho. Porém, nunca consegui alcançar a metáfora da poesia. No máximo, cheguei perto dela na prosa. Isto é, da metáfora. Não da poesía".
Vaya mi abrazo sin distancias hasta ese Nordeste que nos riega la sangre.
ENVIDIA MÍA
Subí a la montaña con mi envidia.
Yo y ella, solo ella y yo. Amancebamiento de dolor y ranciedad,
Odio padecido que me consume.
Matamos a todos los más listos,
A los más atractivos, a los más queridos.
Matamos a los inteligentes, a los sonrientes,
¡A los que atacan a la infelicidad!
Quedamos solos, tan semejantes,
Pero aun así no fui feliz.
Porque en la montaña, donde mataba de muerte triste,
No conseguimos matar a las estrellas.
INVEJA MINHA
Subi o monte com minha inveja.
Eu e ela, só ela e eu. Amancebo de dor e ranço,
Ódio sofrido que me consome.
Matamos todos os mais sabidos,
Os mais bonitos, os mais queridos.
Matamos os inteligentes, os sorridentes,
Os que agridem a infelicidade!
Ficamos sós, nossos iguais,
Mas mesmo assim não fui feliz.
Porque do monte, em que matava, de morte triste,
Não conseguimos matar estrelas.
POEMA PREVISIBLE
Quien vuelve a casa a los setenta/
Viniendo del desierto de la ida,
Arrastrando las armas que cuelgan de la cintura,/
En la herrumbre de todas las pérdidas,/
Apenas aprecia el desgaste de las paredes/ de la vieja casa
Que todavía le ofrece cobijo./
¿Hecha de tristeza? No. ¿De soledad? Menos todavía./
Hay todo un encanto de regreso/ que hace de los setenta/
Una triste alegría de quien nunca salió de allí./
Estuvo siempre cautivo en las cenizas amarillas de la
Espera./
Y si no esperó volver/ tampoco partió./
Imita el rey de los celtas ante el conquistador romano:/
¡Tira las armas al suelo/ buscando un vencedor inexistente!
POEMA PREVISÍVEL
Quem chega em casa aos setenta/
Vindo do ermo da ida,
Arrastando as armas que pendem da cintura,/
Na ferrugem de todas as perdas,/
Apenas vê as ruínas das paredes/ da velha casa
Que ainda lhe oferece abrigo./
Feita de tristeza? Não. De solidão? Menos ainda./
Há todo um encanto de chegada/ que faz dos setenta/
Uma triste alegria de quem nunca saiu dali/.
Esteve sempre preso nas cinzas amareladas da
Espera. /
E se não esperou chegar/ também não partiu./
Imita o rei dos celtas ante o conquistador romano:/
Joga as armas no chão/ procurando um vencedor inexistente!
¿ESO ES POESÍA?
Los de Drumond y de Cabral rechazan los versos de dolor./
Y también reniegan de los de amor./ Sólo sirven versos de la piedra,/ del cascajo,/ del quitar de la palabra el pan.
Sin grano,/ solo cáscara./ Como quien descascara la flor./ Pero no puede ser flor,/ que es blanda. Tiene que ser cáscara de la gruta/ bruta, que es piedra,/
O entonces no es poeta,/ quien tropieza en la ilusión./ Ni puede ser abstracto,/ ha de ser poeta de lo concreto./
Esclavo del agua,/ en la sequía de la excavación.
ISSO É POESIA?
Os de Drummond e de Cabral negam os versos de dor./
E também renegam os de amor./ Só valem versos da pedra,/ do cascalho,/ do tirar da palavra o pão.
Sem miolo,/ só casca./ Como quem descasca a flor./ Mas não pode ser flor,/ que é suave./ Tem que ser casca da gruta/ bruta, que é pedra./
Ou então não é poeta,/ quem tropeça na ilusão./ Nem pode ser abstrato,/ há de ser poeta do concreto./
Escravo d'água,/ na secura da escavação.
POEMA DE LA IZQUIERDA
La izquierda es una mierda/
yo soy de izquierda.
La derecha es el cielo/
prefiero el infierno.
La derecha es un paraíso/ lleno de promotores nuevos/
y colegas nostálgicos de lo oscuro,/ donde no encendieron una vela siquiera./
Elegantes, bien vestidos,/ neófitos de la escritura y de la cultura./
Tocados por ángeles hipócritas/
ofreciendo prendas y prebendas.
Lo opuesto es el lugar de los poetas/
mal vestidos, borrachos, maleducados/
engañando al diablo con versos de cuna.
POEMA DA ESQUERDA
A esquerda é uma merda/
eu sou de esquerda.
A direita é o céu/
prefiro o inferno.
A direita é um paraíso/ cheio de promotores novos/
e colegas saudosos do obscuro,/ onde não acenderam uma vela sequer./
Elegantes, bem vestidos,/ neófitos da escrita e da cultura./
Tocados por anjos hipócritas/
ofertando prendas e prebendas.
O oposto é o lugar dos poetas/
mal vestidos, ébrios, deselegantes/
a enganar o diabo com versos de ninar.
François Silvestre de Alencar recitando sus versos en un bar
POESÍA DE AYER
Siento falta de la poesía del bar./ De la recitación.
¡No necesito ir a Roma para sentir a Palestrina!
Alzar la copa y obtener silencio en los versos nerudas:
¡"Aunque este sea el último dolor que ella me cause./ Y estos
los últimos versos que le escribo"!
POESIA DE ONTEM
Sinto falta da poesia do bar./ Da recitação.
Não preciso ir a Roma para sentir Palestrina!
Levantar o copo e conseguir silêncio nos versos nerudas:
"Ainda que esta seja a última dor que ela me cause./ E estes
os últimos versos que lhe escrevo"!
Alfredo Pérez Alencart leyendo la novela 'La patria no es nadie', de François Silvestre de Alencar (foto de Jacqueline Alencar)
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