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Vivir en pareja, incluso sin hijos, también afecta a la brecha de género 
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ESTUDIO SOBRE EL IMPACTO EN LA SITUACIÓN LABORAL

Vivir en pareja, incluso sin hijos, también afecta a la brecha de género 

Actualizado 03/03/2021
Redacción

La probabilidad de encontrar un trabajo desciende casi cuatro puntos para las mujeres cuando deciden ser madres

La maternidad es uno de los factores que aumenta la brecha de género, ya que ser padres no tiene el mismo impacto en la situación laboral de mujeres y hombres. Sin embargo, el primer obstáculo de la brecha de género no es la decisión de ser madres, sino la de vivir en pareja (por la falta de corresponsabilidad en las tareas domésticas). Así lo señala un informe de de la Fundación Iseak que muestra la situación laboral de mujeres y hombres en tres etapas de sus vidas: cuando viven solas/os, cuando viven con sus parejas pero no tienen hijos y cuando, además de vivir con sus parejas, son madres y padres.

El objetivo de este informe es cuantificar el impacto de la vida en pareja, así como de la llegada de los hijos en las brechas de género en el mercado laboral. El principal resultado es que si bien ya existe una brecha de género que es previa a la vida en pareja, ésta se intensifica al vivir en pareja (incluso sin hijos) y se agudiza aún más con la llegada de los hijos.

Así, entre los datos que recoge este informe, la probabilidad de encontrar un trabajo desciende casi cuatro puntos para las mujeres cuando deciden ser madres, mientras que en el caso de los hombres aumenta casi seis puntos (5,7). En pareja y sin hijos, las mujeres con trabajos a tiempo completo suponen el 69%, mientras que en los hombres este porcentaje se eleva hasta el 84%.

Con la llegada de los hijos, la intensidad laboral aumenta para los hombres (en 5 puntos porcentuales) y, sin embargo, se reduce para las mujeres (en 9 puntos), disparando aún más la brecha de género ya existente.

Si se compara la situación actual con la de 2007, la brecha en participación laboral ha descendido en 12 puntos (del 34% en 2007 al 22% en 2019), pero la brecha en horas trabajadas, por el contrario, ha aumentado (de 7,5 a 13,5 puntos porcentuales).