Con poca fortuna hemos venido reclamando, desde esta tribuna, la necesidad de que las fuerzas políticas llegaran a los acuerdos necesarios, para que nuestro país fuera gobernable y se facilitaran los medios y recursos que dieran seguridad y protección sanitaria a los ciudadanos, ante la tremenda ofensiva de la pandemia por coronavirus.
Por fin, parece que la luz ha iluminado a sus señorías y comienzan a dibujarse los primeros grandes pactos que permitan el desbloqueo de las instituciones y el mejor cumplimiento de su deber, para con el país y los ciudadanos que lo habitamos.
Los acuerdos que se están dando estos días entre el Gobierno y el principal partido de la oposición son vitales para la gobernanza del país. Esperemos que no sean fruto de un espejismo, sino que sigan adelante, se consoliden y den los frutos que tanto necesitamos.
Nos preocupa que sean unos acuerdos emanados del interés de algunos partidos implicados, más que de un convencimiento, de una cultura de entendimiento en la que se asuma el pactismo como una tendencia al compromiso y al pacto, para resolver los problemas políticos, económicos y sociales, aún a costa de los planteamientos propios. Preocupa que se llegue a esos acuerdos como un tactismo para preservar cuotas de poder dentro de las instituciones y como un intento de parar la posible sangría de votos ante futuras citas electorales, más que pensando en el bien común.
A pesar de todo y del retraso en su llegada, bienvenidos sean esos pactos para renovar el engranaje de los órganos constitucionales e institucionales básicos del Estado como son el Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial (órgano de gobierno de los jueces), Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo, Consejo de administración de Radio Televisión Española (RTVE) y Agencia Española de Protección de Datos.
Muchos de los cargos o responsabilidades que ahora están sobre la mesa para su renovación, llevan más de dos años caducados. Sin poderse renovar, debido al bloqueo del principal partido de la oposición que, con su número de escaños, se hace necesario para alcanzar la mayoría cualificada de tres quintas partes de los parlamentarios, requerida en la Constitución y asegurar así que se haga realidad la necesidad de un amplio consenso para la renovación que garantice la pluralidad democrática.
El acuerdo alcanzado para la renovación del Consejo de Administración de RTVE, permite designar a José Manuel Pérez Tornero como Presidente de la Corporación, persona que considera a la radiotelevisión pública como "una piedra angular en la esfera pública democrática". Quien será el nuevo presidente de RTVE, por consenso, es catedrático de periodismo, especialista en televisión educativa, convencido de que la educación lo es todo y que, por tanto, debería ser un asunto transversal en cualquier programa, ya sea cultural, de entretenimiento o de ficción. Consultor de la UNESCO y de la Unión Europea en servicios púbicos audiovisuales y alfabetización digital, además de responsable de programas culturales y educativos de Televisión Española como "La aventura del saber" que se emite desde 1992.
Por lo que sabemos del pensamiento, formación como periodista y filólogo, así como por su trayectoria, podemos pensar que con José Manuel Pérez Tornero al frente de RTVE vamos a tener una televisión pública más plural y transparente, que se identifique con las necesidades de los ciudadanos, más rica en contenidos y enseñanzas.
Sería bueno que RTVE se convirtiera en una institución de referencia en el campo de la educomunicación. Ojalá contribuya a crear ese movimiento sobre comunicación y educación que algunos venimos promoviendo en las organizaciones, que nos ayude a analizar y entender este mundo de las percepciones, los estímulos y la virtualidad de las cosas en el que vivimos. Eso sería una buena contribución desde la televisión pública a la sociedad.
Que los dos partidos principales alcancen un acuerdo es un gran avance, sobre lo que teníamos. El nombramiento consensuado de altos cargos representa la normalización política e institucional. Pero esa política consolidada del reparto de cuotas en los órganos del Estado es algo a superar, porque no solo deja sin representación a una parte de la población, sino que facilita los vetos cruzados que impiden los acuerdos, como lo que acaba de ocurrir con los vetos impuestos a última hora, respecto de la composición del Consejo General del Poder Judicial.
Esperemos que continúen sumándose los acuerdos necesarios para la renovación de las instituciones pendientes, ya citadas. Sería bueno que ese espíritu de acuerdos y colaboración se extendiera a la gestión de la crisis sanitaria, económica y social que nos embarga. Los ciudadanos, tras un año de pandemia, empezamos a estar saturados y con escasas perspectivas para los jóvenes. Necesitamos que haya responsabilidad, generosidad, humanismo y empatía de nuestros políticos para con los ciudadanos.
Escuchemos a Jorge Drexler en "Todo se transforma"
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