Ella no es de muchas palabras. Tampoco es una mujer que abuse de las sentencias como sí sucede con su hermana. Ante cualquier disputa sobre un tema que no tiene claro prefiere la callada por respuesta, solo muestra cierta veleidad en sus palabras cuando estima que la tontería que ha escuchado afecta algún principio de la ética que define los marcos de su vida. Durante los últimos meses ha estado sola buena parte del tiempo, aunque ha mantenido contactos virtuales frecuentes con sus seres queridos. Por otra parte, un pequeño conflicto en su lugar de trabajo ha ocasionado un reajuste en su mundo laboral que no ha sido traumático. Hace ejercicio diario gracias a largos paseos por las calles de una ciudad que apenas reconoce. En las noches alterna las series de las que es adicta con relatos trotamundos para paliar el hecho de que no sale de viaje desde hace tiempo y, solo en contadas ocasiones, aborda algún trabajo que quedó pendiente.
Él tiene una profesión en la que la palabra es el eje dominante. Precisamente su incuestionable éxito laboral se produce no solo porque su tono de voz es seductor, sino porque su verbo es florido. Es de esas personas que encuentra el adjetivo apropiado que no repite en su exposición, además alterna metáforas que surgen sin ningún esfuerzo. Todo ello viene acompañado por un lenguaje corporal refinado que da a sus exposiciones mayor fuerza si cabe. En los últimos once meses su vida ha variado bastante, pero no tanto como la de su hermano cuya empresa cerró. Solo la mitad de su actividad laboral la hace de modo virtual y por ello mantiene contactos personales diarios con gentes a la que sigue cautivando, continuando su buen hacer con resultados óptimos. Cuando termina su jornada habla cada día devotamente con ella a través de una aplicación y escribe en un diario los avatares de la jornada sin emitir juicios morales ni permitirse entrar en el mundo de la ficción.
Hace tiempo que no se ven en persona. La ciudad es extensa, a ninguno le apetece moverse en transporte público, pero lo que les ha mantenido separados sobre todo fueron las prevenciones aconsejadas más cierta inercia. Hoy han quedado en una plaza amplia pues los grandes parques todavía están cerrados. El clima es agradable y las directrices de comportamiento impuestas se han relajado. El saludo es tímido. Una sonrisa sincera ha iluminado sus rostros y unas palabras afectuosas han contribuido a hacer que el reencuentro sea satisfactorio. Están al día de sus asuntos laborales, así como de la salud de sus familias y de los conocidos comunes. Charlan seguidamente de la vil situación política del país y aunque quedó pendiente un contencioso en torno a la lealtad en el mundo de la política lo dejan enseguida. Ella reprime hablarle de la última serie y él de la tarea que acaba de cerrar. Entonces, incómodos, con la mirada perdida sienten por primera que el silencio los confronta.
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