Paulo de Tarso Correia de Melo leyendo en el Teatro Liceo de Salamanca (foto de José Amador Martín)
Dejo conocer tres poemas que trasvasé del portugués a nuestro idioma, obra de Paulo de Tarso Correia de Melo (Natal, Río Grande do Norte, 1944). Poeta y pedagogo. Profesor jubilado de la Universidad Federal de Río Grande del Norte, fue presidente del Consejo Estatal de Cultura de dicho Estado y es Miembro de la Academia de Letras. Entre sus 17 libros de poesía destacan: Talhe Rupestre (1993), Moedas Antigas (2001), Rio dos Homens (2002), O Sobrado das Palavras (2005), Auto de Natal (2007), Sabor de Amar (2010), Livro de Linhages (2011) y Misto Códice/Códice Mestizo (2012). Participó en el XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos.
CELEBRA LA CARNE, VIEJO PÍNDARO?
Celebra la carne, viejo Píndaro,
antes que venga
la estría, la pústula
u otro miserable portento.
El brazo que se yergue como el sol
es necesario adorarlo,
antes que la noche, ¡vergüenza!,
venga a derribarlo.
Canta a los mármoles pasajeros
que del cuerpo se elevan,
antes que las aguas del tiempo,
habitadas de peces y desengaños,
terminen por ahogarlos. Ayer,
Píndaro, ayer, cómo brillaban.
Paulo de Tarso Correia de Melo y A. P. Alencart (foto de Jacqueline Alencar)
REPORTAJE DE PRIMERA PÁGINA
Nueve búsquedas de la poesía
¿Cómo no hacer versos sobre acontecimientos,
viejo consejo del poeta Drummond,
si nueve chicas desaparecieron en el Zodiaco?
¿Cómo creer que los sucesos personales no cuentan,
Si el titular del periódico de hoy es:
Nueve chicas se desvanecen aventurándose en el Zodiaco?
¿Cómo no dramatizar, invocar, indagar,
si Ángela y Angélica y Francisca,
la pobrecita, volaron hacia el Zodiaco?
¿Cómo no revelar mis sentimientos,
si Mónica, Selma y Adriana,
unidas por la fantasía, huyeron el mismo día?
¿Cómo no hacer poesía,
si Gislane, Keila y Clemilda
son hoy un misterio en el Zodiaco?
Tres de las chicas eran hermanas.
Cinco vivían en la misma calle.
Dos eran gemelas.
Desaparecieron desde la semana pasada
(El periódico ya informa
en pretérito imperfecto)
Cuatro llevaban pocas ropas.
Una vació el cajón.
Todas huyeron hacia el Zodiaco.
Sus edades variaban
entre doce y dieciocho años.
La líder del grupo tenía dieciséis.
Ya fueron buscadas por las playas cercanas.
Dejaron cartas con mensajes cifrados
con el código de una serie de televisión.
Eran de familias humildes.
Cambiaron el Conjunto Villa Verde,
la calle de las Margaritas y la Ciudad de la Esperanza
por el Zodiaco, informan los periodistas
Vanilson Juliao, en tono macabro,
y Pepe dos Santos, agitado como una rumba.
¿Cómo no cantar a mi ciudad,
dejarla en paz, como quiere Drummond,
si el hecho se repite como en los años veinte,
cuando dos chicas huyeron para Hollywood,
se equivocaron de dirección y las detuvieron en Macaíba?
Hay que reconocer que Zodiaco es más complicado:
Zodiaco es un dibujo animado japonés,
son doce casas, cada una con un rey, ?
explica el jefe de policía.
El padre de las gemelas es chofer, desempleado.
El padre de las tres hermanas es prestamista.
El padre de Francisca, pobrecita, es separado.
¿Cómo no cantar a mi ciudad pobre y fantasiosa,
donde nueve chicas huyen de las Calle de las Margaritas
hacia un dibujo animado?
MODA Y ESTILO
Estudio en R
Cuando Teresa aparece por el restaurante Extraño Sabor,
vestida con su blusa color de rosa,
el grupo calla y observa el aura radiante
de aquel color.
Es color de tarde esplendorosa,
víspera de la hora cuando el sol se pone,
cantar de aria, maravillosa
melodía, aquel color.
Atrae risas y miradas,
tardías penas, pensamientos de amor;
expande por todo lado aromas florales,
Teresa rosa, de extraño olor.
La tierra es un prado de malquerencias
y bienquerencias, deshoja flores
de pretensiones y deseantes
suspiros, de tibios calores.
En estas noches, arduos misterios
de seducciones, fiera labor,
escasos trabajos, diestras mujeres,
rouges y rimel, tintura y color,
el corazón, vestido de rosa,
guarda escondido un ligero dolor:
lo rutinario y lo repetido ?
sabor amargo, extraño sabor.
Los poetas David Leite, Paulo de Tarso Correia de Melo y A. P. Alencart, en la Plaza Mayor de Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)
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