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Carnavaleando
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Carnavaleando

Actualizado 16/02/2021
Alfredo Pérez Alencart

Carnavaleando | Imagen 1Carnaval de Olinda

Dejo conocer un poemita publicado en mi libro 'Cartografía de las revelaciones' (Verbum, Madrid, 2011). Aunque don Carnal se ha esfumado en estos tiempos pandémicos, lo cierto es que sigue latente en las células de todos, especialmente por esas tierras del delirio, por ese Brasil de mi abuelo Pedro de Alencar, nordestino como los amigos a quienes ahora dedico el texto.

Comprobarán, por las imágenes, que el carnaval en Pernambuco se aleja del tópico que por el mundo se tiene de Brasil, en parte debido al carnaval carioca.

Dedicado especialmente

a Célia Salsa y Cláudio Aguiar, en Olinda;

a Lucia Andrade y Benjamin Gomes; a Ayrton y Zélia Porto, en Recife;

a Caesar Malta Sobreira, en Caruaru,

y a la memoria de don Mario Farfán Cantoya,

compositor de frevos en su piso cercano a Boa Viagem (Recife).

Carnavaleando | Imagen 2Galo da madrugada (Carnaval de Recife)

CARNAVALEANDO

Miren cómo estoy en medio de la bulla gozosa,

gota a gota de sudor y fantasía floreciendo

desde mi júbilo, empapando los trajes de hombre,

de hombre que conoce la expansión de la carne

en la fiesta desembarazada donde la orquesta resulta

incansable para el triunfo de los pasos rápidos

y de lo que algunos llaman Derroche de Alegría.

Oh, señoras y señores, mi corazón es una serpentina

de carnaval que a todos abraza con un extraño

poder que convierte en chispa el entusiasmo.

Ah, compañeros en este baile que empieza con la señal

que libera al cuerpo de cualquier eclipse, sepan

que la orden del festejo no se acaba nunca, porque

el hombre no puede pasar de largo sin decir alguna vez:

"Sí, estoy de fiesta". Y es que el festejo es una perfecta

disciplina para el espíritu, llave maestra para echarse

a volar lejos del pregón de los cucufatos impuros.

Te veo de nuevo en las calles, carnaval de aquellos

días cuando las jóvenes bailaban conmigo goteando

sudor y risas embanderadas al viento. Llevo mi corazón

en ese aire que estropea inviernos. Soy ese muchacho

con el pecho lleno de musgo, con la voz nombrando cosas

para que no se pierdan viviendo la vida con su verde

latigazo. ¿En qué lugar de mí se arrima aquel carnaval

que se desboca en la noche de las cicatrices? ¿Me mira

todavía con sus pupilas de brindis y lloviznas? ¿Es

el reverso de la luz de entonces la que hoy ilumina mi

confianza en unos hechos resucitados? Tantas preguntas

sin respuestas, tanto arrear momentos imborrables

pues quedan ecos lejanos que dormitan latiendo

mientras su jugo lo bebe el picaflor del sentimiento.

A veces extraño mucho como ahora, que regresa brioso

el carnaval rebalsante de frutos. Y escribo letras

para frevos y sambas, letras que son la prueba del fervor

que alcanzo en esta tierra, el testimonio del libre deseo

que se amotina porque le hace falta. Mis letras asumen

músicas que encienden siempre los días hermosos

de carnaval. Aquí estoy esperando esas melodías

donde tiemblan los sueños y el pedazo de arcilla de todo

varón y hembra a quienes Dios concedió el Eros

para que no todo sean ventanas ciegas.

Mientras resuenan tambores y trompetas, ellos se están

probando los atavíos para la comparsa que terminará

pasada el alba: Sa-sa-sa-ri-gando? ¿Quién canta

esa soberbia samba? ¿De dónde sale esa voz que

despierta los cometas? Estoy en Olinda, estoy en Recife,

estoy en Caruarú: mi pecho se regala dócilmente

con el jolgorio de las bandas, de los desfiles, del guitarreo

y de los cantos con los bailes de afoxés, maracatus,

trocas y caboclinhos que nunca apaciguan su alegría.

Blusas de seda transparente y muñecos gigantes, mil

colores para pedir largo a la vida y que la savia

me alimente por dentro mientras estalla la niebla negra

y el carnaval se torna como una siempreviva que habla

a las entrañas de los hombres y a la ardorosa sal

de mi cuerpo rebelde, creyente en el amor que viene

del entorno de Cristo y del milagro de su vino.

Fundo nuevos entusiasmos, nuevas primicias: carnavaleando

voy en esta hora justa que organiza los sueños

en una corpulenta marejada de realidad. Y sobre la carne

viva tecleo la contraseña que otorga potestad al espíritu.

Carnavaleando voy en medio de tantos incrédulos

que simulan recato cuando idolatran maderas y bronces

o salen en procesión sin amar al prójimo. Carnavaleando

voy con mi desnudo corazón, sobrepasando noticias

raquíticas y mentirosas

Hasta pronto, carnaval. Ya volverás para completar

mi cuerpo en el calendario de mañana.

Y temblará de nuevo mi corazón cuando te brinde

otra bienvenida.

Carnavaleando | Imagen 3Carnaval de Caruaru

Carnavaleando | Imagen 4

Portada de Cartografía de las Revelaciones, con pintura de Miguel Elías

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