Cada 27 de enero se conmemora la liberación, liderada por las tropas soviéticas, del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró esta fecha como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Recordarlas es lo único que podemos hacer por ellas ¿y qué mejor que hacerlo leyendo los testimonios de las que lograron sobrevivir? Citemos algunos libros que nos acerquen a este hecho que ni siquiera puede calificarse de terrible porque no existe la palabra capaz de expresar tanto horror, tanta crueldad, tanta sinrazón. Al final de los juicios de Núremberg, uno de los miembros del tribunal, dijo: "Si se escribiese todo lo que ha pasado, nadie lo leería, y si se leyese, nadie lo creería". Pero aunque no todo porque los muertos no hablan, se escribió mucho y podemos leerlo. Es muy duro, tanto como entrar en el campo de concentración de Auschwitz donde todavía huele a lágrimas, los pensamientos se paralizan, no pueden transformarse en palabras, se siente miedo, hambre aunque se acabe de comer, frío aunque sean las cuatro de la tarde de un día de julio y rabia, mucha rabia, pero hay que hacerlo, estas atrocidades no pueden volver a ocurrir, y para evitarlas, hay que conocerlas.
La bailarina de Auschwitz
Cuando Edith Eger tenía 16 años, los nazis invadieron Hungría y su familia fue llevada a Auschwitz. Al pisar el campo de concentración, sus padres fueron enviados a la cámara de gas y ella, junto a su hermana, quedó a la espera de una muerte segura. Sin embargo, bailar El danubio azul para Mengele salvó su vida. De ahí en adelante comenzó una lucha por sobrevivir: primero en los campos de exterminio, luego en la Checoslovaquia tomada por los comunistas y, finalmente, en Estados Unidos, donde se convirtió en discípula de Viktor Frankl. Eger entendió que si existe la posibilidad de elegir, la libertad es una decisión.
Edith Eger
El tatuador de Auschwitz
La vida de Lale y Gita Sokolov, dos judíos eslovacos que sobrevivieron al Holocausto, es la base de este libro. Para Lale, los días transcurrían entre el horror y su trabajo como tatuador de prisioneros. Cumpliendo con su obligación, conoció a Gita y se enamoró de ella. Desde entonces, Lale emprendió una lucha para que ella y el resto de prisioneros sobrevivieran. Después de la guerra, y en busca de un nuevo comienzo, la pareja se mudó a Australia. Tras la muerte de Gita, Lale sintió el peso de su pasado y la irremediable necesidad de contarlo. Esta es su historia.
Heather Morris
Trilogía de Auschwitz
"Tuve la suerte de no ser deportado a Auschwitz hasta 1944, después de que el gobierno alemán hubiera decidido, a causa de la escasez creciente de mano de obra, prolongar la vida media de los prisioneros que iba a eliminar". Así comienza Si esto es un hombre (1947), libro que da inicio a la trilogía que Primo Levi dedicó a los campos de exterminio nazis. En este se describe la espera de la nada, la privación diaria y el olvido de la condición humana de los prisioneros. La trilogía la completan La tregua (1963), relato de las tribulaciones de un grupo de italianos, liberados de los campos nazis, que recorren durante meses los caminos de Europa central en compañía del Ejército Rojo; y Los hundidos y los salvados (1986), un ensayo en el que el autor trata de comprender, a partir del ejemplo de los campos de concentración nazis, las condiciones y circunstancias que permiten la degradación del ser humano.
Primo Levi
El diario de Ana Frank
En 1942, cuando los nazis ocuparon Holanda, Ana Frank y su familia abandonaron su casa en Ámsterdam y se escondieron. Durante dos años, antes de que su paradero fuera revelado a la Gestapo, los Frank, en compañía de otra familia, vivieron en el "anexo secreto" de un antiguo edificio de oficinas. Enfrentando hambre, aislamiento, aburrimiento, pero sobre todo la latente amenaza de muerte, Ana Frank escribió en su diario las impresiones y experiencias que vivió en ese período de tiempo. Su relato da cuenta del coraje y la fragilidad de los seres humanos, así como muestra el autorretrato de una mujer joven cuyo futuro le fue arrebatado.
Ana Frank
El niño con el pijama de rayas
La amistad entre Bruno y Schmuel, dos niños de ocho años separados por una cerca, en el que de un lado el primero come golosinas y juega a correr en el campo, mientras que el segundo porta un pijama de rayas con un número y su juego parece ser el arrastrar una carreta, es la forma en la que John Boyne narra desde la inocencia lo que fue el Holocausto. El libro cuenta la historia del hijo de un comandante nazi que debe dejar a sus amigos y sus lugares conocidos para irse a vivir a una villa alejada de Berlín, pues a su padre lo ascendieron y debía ocuparse de nuevos asuntos de la guerra. En medio de su soledad, y explorando el bosque, Bruno se encuentra con una cerca que mantiene encerrado a Schmuel, el niño judío con quien jugará damas chinas, lanzará la pelota y con quien creará una relación de mejores amigos.
John Boyne
La casa de las muñecas
Una muchacha judía de catorce años, salió de excursión un día de 1939 y no regresó jamás. Desde entonces, su vida transcurrió en campos de concentración y en una casa de muñecas, eufemismo utilizado por los nazis para referirse a los prostíbulos donde sus soldados abusaban de muchachas obligadas a la prostitución. Esta obra basada en los diarios de Daniella, es un auténtico documento, que parte de hechos tan reales como estremecedores.
Ka-Tzetnik
La bibliotecaria de Auschwitz
Sobre el fango negro de Auschwitz que todo lo engulle, Fredy Hirsch ha levantado en secreto una escuela. En un lugar donde los libros están prohibidos, la joven Dita esconde bajo su vestido los frágiles volúmenes de la biblioteca pública más pequeña, recóndita y clandestina que haya existido nunca.
Antonio Iturbe
Guardianas nazis
El nazismo postuló que todos aquellos que no fueran arios no eran humanos y serían tratados como animales. Si era ético experimentar con perros, gatos y ratones, ¿qué problema habría en hacerlo con judíos, polacos, gitanos u homosexuales? La respuesta está en los campos de concentración nazis, donde cientos de fieles guardianas, con la sangre limpia, se convirtieron en las torturadoras y asesinas más despiadadas de la Segunda Guerra Mundial.
Mónica González Álvarez
¡Ánimo! Ni la pandemia, por el bien de todos, debe impedir que en estas fechas recordemos a todas las víctimas del Holocausto.
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