Protesta de los grupos aficionados después de que la Junta de Castilla y León haya decidido prescindir de este sector para el nuevo programa de Circuitos Escénicos
La compañía La Lengua Teatro ha emitido un manifiesto en defensa del teatro aficionado después de que la Consejería de Cultura de Castilla y León haya excluido a estos grupos del programa Circuitos Escénicos de Castilla y León, medio por el cual las obras de teatro de estos pequeños grupos llegan a toda la Comunidad, apoyando el arte y fomentando la asistencia del público.
Esta decisión ha conllevado las protestas de todos los grupos no profesionales. En Salamanca, agrupaciones como La Lengua Teatro, Cateja Teatro, Komo Teatro y el Ateneo de Salamanca se han sumado a las protestas de la Federación de Grupos de Teatro Aficionado de Castilla y León, incluso con la publicación de un manifiesto del cual se hacía eco este diario el pasado 24 de enero.
En esta ocasión es el grupo La Lengua Teatro el que recuerda la importancia del teatro aficionado en una Comunidad como la castellano y leonesa, dispersa y de escasa población, lo que dificulta en mayor medida el acercamiento de la cultura al mundo rural.
Manifiesto de La Lengua Teatro
Por el teatro aficionado
Contrariamente a lo que piensan algun@s, la realidad del teatro aficionado es mucho más compleja que un grupo de amigos que hacen una función en los pueblos y ya está.
Muchos hemos elegido el teatro aficionado porque es la forma de investigar, crear y montar autores y espectáculos que en Castilla y León serían inviables desde una óptica empresarial y salarial. Obras "necesarias" para que el teatro sea algo más que un rato de entretenimiento.
Y luego están las vidas que sustentan esa elección:
Hay actores que renuncian a bolos alimenticios con otras compañías para colaborar en obras que les llenen de otra manera (obras de aficionados); aficionados al teatro que rechazan trabajos o sacrifican su vida privada para poder mantener una forma de hacer teatro; gentes que nunca podrán llevar la existencia confortable y cotidiana a la que casi todo ser humano aspira; hay aficionados al teatro que rechazan un puesto laboral, una pareja o un lugar mejor donde vivir para seguir al pie del cañón con sus grupos "amateurs"; aficionados que pierden cuanto tienen para poder formarse; aficionados que contratan directores o técnicos profesionales para sus obras "aficionadas"; aficionados a quienes ofrecen dirigir obras con actores profesionales; aficionados que contribuyen gratuitamente en la creación o montajes de espectáculos profesionales, o que ceden gustosamente sus locales y recursos a compañeros profesionales; compañías que cargan a sus espaldas tradiciones y dinamizan la cultura de comarcas enteras; aficionados que día a día insuflan vida (más allá de dos horas pasajeras) a la España vaciada.
Y una gran lista de hermosos y durísimos etcéteras.
Y lo mismo podriamos decir de grupos profesionales, que hacen lo propio con sus compañeros y recíprocos aficionados.
Porque el teatro es el arte de la colectividad. No hay teatro sin amistad ni amores en común. El teatro no es negocio ni entretenimiento, es un acto grupal y solidario que mira cara a cara a la vida y al mundo.
Para que el teatro sobreviva en una comunidad hace falta que unos vivan "del" teatro y otros "para" el teatro (sin mantenencias ni rivalidades impuestas). Y quizá, con suerte y el viento a favor, unos pocos afortunados cumplan con el "del" y con el "para".
Y para lograr todo esto, todas las compañías necesitan actuar, mantenerse con su esfuerzo. TODAS, sean profesionales o aficionadas.
Simplificar e ignorar todas estas realidades no ayudará en nada al teatro de Castilla y León (sea profesional o aficionado), si no que, más bien, podría suponer el principio del fin.
La Lengua Teatro