El pasado sábado 26 de septiembre Concierto3 dio un recital en el DA2 que fue único en belleza sonora y en el marco ambiental donde se desarrolló.
Eran las 7 en punto de la tarde (la hora nos recordó la lorquiana "cinco en punto de la tarde") de un recital lorquiano, poeta al que hicieron digna compañía otros universales como Miguel Hernández, Pablo Neruda, Mario Benedetti o Agustín Goitisolo. La voz de Angel Luis Delgado conoce tan bien los estados de ánimo, las metáforas, los silencios, los ritmos, los gritos de estos poetas, que ya no puedo imaginarme otra voz distinta a la de Angel Luis para escuchar y sentir la profundidad y la universalidad de sus poemas. Él, además, compone la música que viste a las desnudas palabras poéticas, Emilio Montero crea la armonía, y el ritmo desde sus teclados, cada vez más libre y maestro y Angel Rodríguez desde el bajo y la armónica completa ese triángulo sonoro tan trabajado y a la vez tan espontáneo.
La tarde fue inolvidable por su abanico de peculiaridades y colores: en medio de estos tiempos aplanados y terribles de la primera pandemia en este siglo, la naturaleza nos envolvió con dulzura materna, con un sol suave que acarició la piel, con un viento ligero y cristalino que nos hacía conscientes del placer de respirar en libertad, con un silencio acogedor de tanta riqueza de sonido que surgía del escenario.
Las palabras de nuestros poetas hablaban de dolor ( "el crimen fue en Granada", "el aire huele a humo") pero también de amor ( "el cantar de los cantares", "la casada infiel", "todo está lleno de ti") y de esperanza ( "me queda la palabra"," no te rindas").
El atardecer fue dejando paso al anochecer y el viento se hizo más fresco, pero los tres poetas y músicos lograron detener el frío otoñal, pregonando a los cuatro vientos las imágenes llenas de calor y de vida: "arbolé, arbolé, seco y verde", "Romance de la luna", "Baladilla de los tres ríos", "la monja gitana".
El rosáceo patio del DA2, con sus paredes abiertas dejando entrar el sol y la luna se convirtieron en un espacio lorquiano que parecía haberse diseñado y construido para ese entrañable concierto que nos regaló Concierto3.
Muchas gracias a estos maduros artistas y a la Organización de un evento cargado de la esperanza de que, entre todos, venceremos la pandemia.
El atardecer fue dejando paso al anochecer y el viento se hizo más fresco, pero los tres poetas y músicos lograron detener el frío otoñal, pregonando a los cuatro vientos las imágenes llenas de calor y de vida: "arbolé, arbolé, seco y verde", "Romance de la luna", "Baladilla de los tres ríos", "la monja gitana".
El rosáceo patio del DA2, con sus paredes abiertas dejando entrar el sol y la luna se convirtieron en un espacio lorquiano que parecía haberse diseñado y construido para ese entrañable concierto que nos regaló Concierto3.
Muchas gracias a estos maduros artistas y a la Organización de un evento cargado de la esperanza de que, entre todos, venceremos la pandemia.
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