Daniel García Coego pone en valor el patrimonio de la localidad con el rescate de datos documentales y su difusión a través de la 'Revista de historia de Aldearrubia' digital que ha creado y de las redes sociales
La rica historia de Aldearrubia está volviendo a ser conocida gracias a la ventana virtual abierta por Daniel García Coego. Cada cierto tiempo ofrece interesantes aportaciones a través de la 'Revista de historia de Aldearrubia' que ha creado en formato virtual. Dicha información se hace eco mediante su difusión en las redes sociales. Detalles del pasado abren puertas a la conservación y puesta en valor del patrimonio de una localidad volcada en la agricultura.
Gracias a esta iniciativa, las personas de Aldearrubia están descubriendo detalles que otorgan nuevos encantos al lugar. Este investigador rescata detalles de fuentes como el Archivo Histórico Provincial de Salamanca o el Catastro de Ensenada y se las ofrece al lector de un modo ameno, sencillo y directo.
Daniel García Coego vive en Vigo aunque es natural de Pontevedra. Trabaja en I+D e innovación (investigación, desarrollo e innovación), y es ingeniero de Telecomunicación.
Su vinculación con Aldearrubia se remonta a un tiempo pasado, es "descendiente por línea paterna directa de antiguos habitantes del pueblo", explica y continúa, "en concreto de Antonio García Sánchez del Pozo, mi sexto abuelo, que se vino con su hermano a la encomienda de San Juan en Pazos de Arenteiro en Galicia, alrededor de 1760, como secretario del comendador y su apoderado y administrador posteriormente". La curiosidad de este gallego con raíces aldearrubienses le condujo a conocer que los antepasados de las personas que menciona y los suyos "eran de Aldearrubia también y La Orbada".
A partir de ahí se sintió atraído por el encanto de esta localidad. Su gran curiosidad "por aprender más de los lugares en los que vivieron -sus- antepasados". De esta forma ha ido "investigando y aprendiendo más del pueblo y descubriendo que tiene una historia enorme a la que, en mi opinión, no se le está haciendo justicia", argumenta. Daniel considera que, en comparación con nuestra región, "en Galicia se encuentra información de manera más sencilla, se investiga mucho más la historia de los lugares y pueblos". Lo que supone una clara dificultad para quienes desean conocer detalles del pasado en Castilla y León.
El tiempo de confinamiento y aislamiento fue una escusa para que este investigador empezara a compartir el conocimiento que desde hace tiempo venía atesorando gracias a su incesante inquietud por conocer el pasado. Su intención es "sobre todo dar a conocer al pueblo su historia, quizás con la esperanza de que les guste y pueda serles útil para valorizarlo, sobre todo al estar tan cercano a Salamanca", explica. Además, quiere "despertar el interés investigador por Aldearrubia". Piensa que en los archivos puede haber mucha "documentación por procesar" que, debido a la situación actual, no se puede revisar al no estar digitalizada. Como meta más ambiciosa, "quizás se podría reunir toda la información en algún libro y dejarla como legado y recuerdo a los habitantes de Aldearrubia. Sobre todo, para que tengan en cuenta el pasado desaparecido y cuiden siempre su patrimonio (y hagan que se cuide por otras entidades como la administración o la Iglesia). A veces parece que es un estorbo o unas piedras viejas, pero representa las huellas de los antepasados y una oportunidad futura de valorización. Como decía Menéndez Pelayo 'Pueblo que no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte'".
La motivación que llevó a Daniel a profundizar en la historia de Aldearrubia es "meramente genealógica", anota. También quiso "investigar el origen del escudo familiar, cuya versión original se encuentra en una casa en la calle Peligro de Aldearrubia", detalla.
A través de este trabajo los aldearrubienses han recordado que "hubo un tiempo en el que cerca del pueblo de Aldearrubia se encontraba una ermita dedicada a San Sebastián". Esta es parte de la información ofrecida por García Coego en uno de sus últimos aportes.
En su primer artículo publicado en esta revista digital ofreció la curiosa compra de la villa de Aldearrubia por parte del conde de Monterrey , autorizada por el rey Felipe IV en 1627. Huerta, Moriñigo, Alderrubia, San Domingo y Linares entraban en el lote. Cantalpino también estaba entre estas localidades pero el lugar salió a la puja con un importe mayor y el rey aceptó.
La segunda información ofrecida por García Coego fue la mojonera realizada en el término tras realizarse esta transacción. Dicho escrito ofrece gran cantidad de nombres curiosos del lugar, así como de propietarios de grandes superficies en aquella época.
Daniel abre de par en par, lo que él mismo denomina "una ventana por la que mirar al pasado", al referirse al Catastro de Ensenada. En aquel tiempo Aldearrubia tuvo "gran relación con el cultivo de la vid y la industria vinícola". De ello dan fe "las múltiples bodegas que existían". Muchas de ellas en algunos de los "antiguos palacios y casas" de Aldearrubia, que Daniel ha dado a conocer en otro de sus textos.