La campaña misionera se inicia cada año con la fiesta de Santa Teresa del Niño Jesús
Hace un año por estas fechas estábamos celebrando, con toda solemnidad y empeño, el mes misionero extraordinario, que había convocado un año antes el Papa Francisco. En el mensaje que el Papa ha dedicado este año para animarnos a trabajar a fondo la fiesta misionera universal del DOMUND, nos agradece la respuesta que dimos el año pasado a su urgente llamada a hacer de nuestras comunidades y diócesis, comunidades misioneras abiertas a las necesidades de todo el mundo.
El DOMUND ha sido celebrado desde 1926 con toda solemnidad y eficiencia, procurando alcanzar el compromiso de dedicación universal y de servicio a todos los pueblos, especialmente los más pobres y necesitados. Pero este año, debido a la grave situación creada por el covid-19, el DOMUND se presenta descafeinado y vacío de muchas de las notables realizaciones que preparaban y acompañaban esta tradicional fiesta, cuyo nombre de éxito es fruto de la unión de las primeras sílabas del DOmingo MUNDial de las Misiones.
Los meses de confinamiento nos han hecho abrirnos al uso casi habitual de las actividades de todo tipo a través de los medios telemáticos, que superan los muros y las distancias. Esto nos da la posibilidad y nos obliga a utilizar estos medios modernos de comunicación para levar adelante la campaña del DOMUND, haciéndola lo más cercana posible al mayor número posible de personas y hasta proponiendo que las aportaciones económicas, que otros años se hacían sobre todo en las colectas de las iglesias, o en los mercadillos y otras actividades llamativas, se invita a hacerlas a través de las cuentas bancarias que están a disposición de todo el mundo.
El hecho de la presencia y los efectos desastrosos del coronavirus, nos urgen especialmente este año a ser más generosos. El Papa creó enseguida, al inicio de la pandemia, un fondo especial y urgente para reparar los efectos perniciosos de la enfermedad especialmente en las iglesias y comunidades de los países de misión. Y también aquí en España se abrió una cuenta que se dio a conocer al público, animando a contribuir al fondo papal y a responder cuanto antes a la necesidad creada por la pandemia. La cuenta sigue activa, pero ahora se ofrece la posibilidad de responder a las graves necesidades de las misiones con las aportaciones a través de la campaña del DOMUND.
La campaña misionera se inicia cada año con la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones, que se celebra el día uno de octubre. Este año se ha hecho con una sencilla misa en la parroquia de San Pablo de la plaza de Colón. Ha sido la llamada a colaborar con generosidad y entrega a la campaña y jornada del DOMUND, que tiene su día, como siempre, en el penúltimo domingo de octubre, este año el día 18.
Las Obras Misionales Pontificias son las promotoras de la jornada misionera. Las obras son cuatro y la primera y principal es la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe. Que curiosamente fue creada en 1822 en Lyon (Francia) por una muchacha seglar trabajadora en los talleres de su familia. Allí fue comprometiendo a sus compañeras de trabajo a organizarse en grupos o "coros" de diez personas, que se dedicaban a hacer oración por las misiones y entregaban cada mes una pequeña limosna para ayudar a la labor de los misioneros.
El trabajo tan meritorio de esta mujer ha terminado siendo reconocido por la Iglesia, que promueve el proceso de beatificación, esperando que algún día se la proclame santa. Lo cual sería un gran paso, porque no es habitual el ver a seglares elevados al nivel de la santidad.
A los cien años de la fundación de su obra misionera, en 1922, el Papa reconoció esta obra misionera, junto con otras tres, como Obras Misionales Pontificias, es decir las obras del Papa para la promoción permanente de las misiones. Dentro de dos años celebraremos el segundo centenario del nacimiento de aquella primera obra, fruto de la creatividad y generosidad misionera de la joven Paulina Jaricot, que seguro que celebrarán con especial solemnidad sus paisanos de la ciudad de Lyon, en Francia.
El estímulo de esta mujer nos animará a trabajar con ilusión y confianza, para dar el relieve preciso y urgente a la condición misionera del mes de octubre de este año.
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