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“Los visitantes de Madrid se soprendían de que cumpliéramos todas las normas contra el...
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“Los visitantes de Madrid se soprendían de que cumpliéramos todas las normas contra el...

Actualizado 02/10/2020
Redacción

Testimonio del responsable del bar El Porrón, uno de los establecimientos de La Alberca, regentado por una familia, que ha tenido que adaptarse a la pandemia

La hostelería ha sido uno de los sectores más afectados, tanto por el número de restricciones como por la reticencia del público a locales donde el contacto es inevitable con enseres y lugares comunes. Uno de estos locales es el Bar El Porrón, en pleno centro de La Alberca y que regentado por una familia ha conseguido superar la dura prueba del coronavirus durante el verano.

"No nos ha quedado más remedio que trabajar como hemos podido, haciendo más horas para cumplir todas las normas y recibiendo a un menor número de visitantes. Sin embargo, al final ha venido más gente de la que esperábamos tras un horrible mes de abril y menos de la que hemos visto otros años, como no podía ser de otra manera", afirma la familia que se encarga de recibir personalmente a los clientes. "Lo peor ha sido la restriccion de aforo, cuando muchos negocios tenemos espacio de sobra para garantizar la distancia social".

Uno los aspectos que más sorprendieron a los camareros de la zona fue que las normas de limpieza se aplicaban a rajatabla, mientras que en otros lugares más poblados se aplicaban de forma más relajada: "Nos pareció muy extraño que cuando se levantó el estado de alarma y empezaron a llegar los primeros visitantes de Madrid, muchos se sorprendían de la desinfección constante que aplicábamos al mobiliario y al local. Aquí se desinfecta todo antes de que lo toque cualquier cliente, incluso los taburetes. Es algo que en algunos bares de otros lugares como Madrid no se lleva tan a rajatabla por lo que contaban los propios visitantes".

En cuanto al público, los propios hosteleros han actuado muchas veces como transmisores de las normas de sguridad: "Al final nos toca ser un poco camareros y policías, porque tenemos que recordar a la gente que se lave las manos, que usen la mascarilla, que no se junten con otros clientes si no es necesario? El caso es que muchas veces se echaba la culpa a los bares de la transmisión del virus y luego veías a la gente junta en la calle mucho más mezclada y junta que cuando están consumiendo, que se mantienen en sus sitios y se mezclan menos".

Otros locales también coinciden en que la temporada ha sido menor de lo habitual, pero el desastre que se llegó a pensar en un primer momento, salvada por el turismo de interior que finalmente sí que se extendió por zonas como la Sierra de Francia durante el verano. Sin embargo, sí que se ha dejado notar en unos menores ingresos y una menor oferta de trabajo, ya que muchos hosteleros han decidido no contratar personal extra y afrontar la carga de trabajo con menor plantilla.

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