Quiere ser optimista, pero tiene claro que si el próximo año no vuelva a haber fiestas en los pueblos tendrán que clausurar la actividad
El sector taurino está viviendo la peor crisis de las últimas décadas. La provincia de Salamanca, donde el toro bravo goza de destacada fama, sufre un fuerte impacto negativo. Las grandes ganaderías experimentan pérdidas importantes y las más pequeñas se ven sentenciadas por un año sin fiestas en los pueblos. José Carlos González Sánchez, de la Ganadería Hermanos Cañero de Tarazona de Guareña, reconoce que tenía preparados "68 utreros" que tendrá que llevar al matadero porque con un año más ya no le sirven para ser soltados en los pueblos que le suelen comprar el ganado para sus fiestas. Por temas de normativas y regulaciones legislativas, en las localidades pequeñas solo se pueden permitir soltar novillos de hasta tres años de edad, conocidos como utreros. Sacar toros en las plazas o calles con más años obligaría a adoptar otra serie de medidas que por presupuesto en estos municipios no pueden asumir.
Carlos no quiere pensar en las pérdidas, pero explica que, si normalmente vende un toro por entre 2.000 y 2.300 euros, ahora en el matadero le pagarán 200 euros por canal, siempre que supere los 200 kilos. El perjuicio es considerable, teniendo en cuenta que llevan tres años criándolos, dándolos de comer pienso y paja, asumiendo cuidados veterinarios y costeando todo lo que conlleva mantenerlos. "Es una ruina totalmente declarada", lamenta.
Como producto cárnico el toro de lidia no es valorado en los canales de consumo, pues "la gente tiene miedo de comer esta carne". Sin embargo, es un alimento de gran calidad, si se tiene en cuenta que estos animales pastan en campo abierto, son movidos y se alimentan únicamente de cereales, hierba de pastos y piensos naturales, sin ningún medicamento.
Las vacas y toros de los hermanos Cañero suelen correr en cerca de una veintena de municipios. Este año tan sólo tiene apalabrados cuatro utreros para un concurso de cortes en Villoria, pero "si no se celebra no he vendido nada", indica. Otros años, como empresario solía vender en torno a 90, ya que normalmente compra alguno a otros ganaderos para completar los que no le proporciona su cabaña ganadera. Los ganaderos que le suelen vender dichas reses de lidia tampoco tendrán esos ingresos.
Como estos, otros profesionales dejaran de obtener el sustento económico que esperaban en este año catastrófico causado por este virus. Entre ellos toreros, rejoneadores, cuadrillas, cortadores,.. se verán sin ingresos en este año nefasto para la tauromaquia.
A futuro, José Carlos no se quiere plantear que esto vaya a seguir igual porque de ser así tiene claro que tendría que sacrificar las reses y clausurar la ganadería.
En la finca cuentan con utreros (que son astados de 3 años) erales (de dos años), añojos y mamones.
Normalmente los machos se destinan a la lidia y las vacas para los encierros. Todo el ganado contratado por un pueblo es sacrificado.
EN MORQUERA NACEN CIEN RESES CADA AÑO
En la finca Morquera de los Hermanos Cañero crían cada año entorno a medio centenar de machos y medio centenar de hembras. Todos nacen en la finca, pues Carlos y su hermano Antonio cuentan con vacas madre de lidia bravas que cada año empiezan a parir a partir de Navidad. En la finca no paran de trabajar, cuentan con un vaquero y con la ayuda de su sobrino Antonio. En estas fechas destetan a los mamones.
Por los pastos de Morquera también corren los bueyes destinados a dirigir el ganado en los encierros.
La vida del ganadero es pura pasión, en este caso heredada hace medio siglo de Antonio González Viruega, fundador de esta ganadería, padre de Carlos y Antonio, que ya no vive pero al que tienen siempre presente. Aquellos tiempos eran diferentes porque no había tantos requisitos legales. Los trámites se han ido complicando "hasta que todo ha saltado por los aires con la situación actual", lamenta Cañero hijo.
En el lado de compensaciones, este ganadero agradece el gesto de la Junta de Castilla y León que ofrecerá una ayuda y también el de la Diputación de Salamanca que recientemente ha reunido a 66 ganaderos de la provincia. La institución provincial ofrecerá una ayuda a estos criadores de ganado a cambio de que los aprendices de torero que se forman en la Escuela de Tauromaquia puedan lidiar tres novillos en cada una de estas fincas. De esta manera las jóvenes promesas no pierden entrenamiento y se impulsa a los ganaderos.