Este septiembre es gris. Antes no lo era. Septiembre antes sonaba a oportunidad, y este sabe a duda. No hemos aprendido nada. No hemos sido capaces de sacar nada positivo de esas tardes eternas atrapados por el silencio que da una casa vacía y nuestra rutina se marcaba solo por el reloj que daba las 8 para salir a elogiar la labor de los sanitarios bajo el gesto del aplauso, pues ellos eran nuestra gota de fe ante una pandemia en pleno rendimiento; todo es gris porque no han servido de nada los más de 29.000 personas que han perdido la vida a consecuencia del desgarrador covid; todo es gris porque de nada sirvieron los arco iris de los balcones y porque no hemos sido capaces de valorar ese abrazo que tanto deseábamos cuando veíamos confinados como la vida seguía ahí fuera de manera inquietante.
El verano vino para demostrarnos que no valía de nada la libertad sin cordura, y eso nos ha llevado a estar otra vez en el punto de salida tras muchas jornadas estivales a medio gas. Un verano que no ha sido verano en el que el coronavirus sigue ganando la batalla y vuelve a ser el centro de nuestras vidas.
Se nos robó ya el mes de marzo, el de abril y el de mayo, se nos dio una tregua después y parece que todo ha sido una trampa, pues todo apunta a que el otoño también nos lo arrebatarán. Es triste sentir de nuevo miedo, ese miedo que siempre tiene que ver con angustia y aprensión; y es triste sentirlo con la incertidumbre que lleva implícita la falta de seguridad en cada paso.
Sánchez, nuestro presidente, dice que el aumento de contagios es culpa de la ciudadanía porque "hubo relajamiento" y mientras, la ciudadanía culpa de esto a una ineficiente clase política. Entre dimes y diretes, nuestra España, nuestra ciudad y nuestros pueblos se mueren un poco más. Se siguen perdiendo puestos de trabajo, las empresas se están hundiendo, los colegios vuelven a abrir sus puertas a sabiendas de que se enfrentan al curso académico más complejo e incierto que se recuerda y los hospitales vuelven a ocuparse. Por eso, hoy es todo gris, más gris de lo que lo fue ayer.
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