Manuel Diego y Ramón Rodrigo son los autores de una obra que actualmente se encuentra en imprenta
Precisamente en el mismo día de la fiesta de las Nieves, la asociación cultural "El Arapil de Amatos" constituida el año pasado en torno a estas mismas fechas, quiere anunciar este evento cultural de tanta importancia para la vida del pueblo. Por fin, tenemos lista ya la historia local tan deseada, aunque actualmente esté todavía en fase de impresión dentro del taller editorial. Pero es un hecho que ha llegado a buen término gracias a la tenacidad de sus autores que, aprovechando el impasse del tiempo de confinamiento, lograron darle el empuje final. Pronto podremos tenerla en nuestras manos, hojearla, deleitarnos recorriendo el tiempo pasado a través de sus páginas y tomar conciencia de algo que corría de boca en boca, el legado de tantas tradiciones consignado en fuentes orales y escritas, todo un monumento histórico que nunca hasta ahora se había logrado organizar y darle la forma de un relato coherente y documentado.
Una historia a cuatro manos
No podía ser menos, ya que es una narración de siglos en la que se debe poner en sintonía el saber y los diversos sectores o especialidades que se exigen para escribir un texto que exige un tratamiento interdisciplinar. No son memorias, relatos novelados o literarios, ni fijación de tradiciones populares... Se trata de una reconstrucción histórica en toda ley y que tiene detrás muchos años de búsqueda e investigación. No es el resultado de un trabajo de última hora. Son autores del libro Ramón Rodrigo y Manuel Diego Sánchez que, en un escrupuloso respeto a la aportación personal de cada uno, han logrado escribir un texto unitario y coherente y que en su contenido llega hasta las primeras décadas de nuestro siglo XXI.
Ramón Rodrigo, natural de Sequeros, es un historiador muy conocido en el ámbito salmantino; miembro del Centro de Estudios Salmantinos. Con una tesis doctoral en la Universidad de Salamanca sobre la tierra de Alba, es el más indicado para narrar el pasado de Amatos en su configuración geográfica e histórica, desde la prehistoria. Tiene en su haber estudios muy notables de historia bejarana, de Ciudad Rodrigo y otros lugares, incluso la historia de su pueblo natal (1978 y 2010) y, últimamente, ha publicado el volumen mejor documentado que existe sobre la Guerra de la Independencia en la provincia de Salamanca (2012). Todo lo relativo a Alba y sus alrededores para él es un tema muy sabido, como de hecho lo hemos podido comprobar, año tras año, en el Libro de fiestas de octubre de Alba, del que es un colaborador habitual. Nadie mejor que él para reconstruir el pasado de Amatos, desde la repoblación medieval hasta comienzos del siglo XIX, y todo ello mediante un relato bien trabajado y apoyado en fuentes de archivo exhumadas por vez primera. Porque Ramón es un visitante habitual de los mejores archivos salmantinos, como son el de la catedral, diocesano, archivo histórico provincial, Diputación, universidad, etc. El resultado ha sido un trabajo de primera mano, inédito y desconocido en tantos detalles que causará sensación al leerlo.
Mientras que Manuel Diego Sánchez es hijo del pueblo, nacido en el mismo Amatos (1951), ahora es sacerdote Carmelita Descalzo que, además de sus deberes de profesor que ha ejercido durante tantos años en Roma, de sus estudios teresianos, ha cultivado la historia del pueblo ofreciéndonos ya algunas primicias de sus investigaciones en el Libro anual de fiestas de octubre de Alba de Tormes. Él se mueve con más soltura en el campo de los archivos de Alba (municipal, parroquiales, parroquial de Amatos, Padres y Madres Carmelitas), por lo que también aporta, después de una consulta sistemática de ellos, novedades importantes, muchas de las cuales habían desaparecido ya en la memoria del pueblo. Trabaja mucho con el archivo parroquial de Amatos que aunque es tardío (desde 1849), sin embargo se conserva en muy buenas condiciones y ha servido, por ejemplo, para rehacer las filiaciones ý árboles familiares, un aspecto no banal, porque justifica el resultado que tenemos en la población actual.
Un panorama histórico muy amplio
Desde luego que en el libro no priva lo religioso, aunque tiene su importancia, porque el curso histórico del pueblo va muy ligado, por ejemplo, a los pastos comunales y a la agricultura, no menos a la cría de ganado. Y esto desde siempre. Y llama la atención particularmente que en realidad el núcleo de la población que allí habitaba eran siempre renteros o colonos, hasta que en el siglo XIX empiezan a ser propietarios al adquirir las tierras que han cultivado, un proceso que culmina en la primera mitad del siglo XX. La mayor parte de propietarios son de Alba, como los Clavijo (Mayorazgo de Oviedo), Garcigrande, Perlines, Campos? y no menos tenían los conventos y parroquias de Alba (San Miguel, San Juan, Isabeles, Benedictinas?); o de fuera, como los Terrubianos. También había algunos propietarios (labradores y ganaderos) que vivían a menudo en Alba, y que los señala detalladamente el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752). Naturalmente la propiedad en Amatos sufrió un cambio considerable con la desamortización del siglo XIX.
Sin dehesas ni fincas alrededor, sin embargo jugaba con la ventaja de que atravesaba el pueblo el cordel de ganado y el llamado camino de Valladolid. Por lo que tenía hasta Posada bien dotada de corrales y dependencias adecuadas justo a la entrada del pueblo. Y algo en lo que coinciden los documentos, es la abundancia de manantiales de aguas, independientemente del curso del río Tormes, por lo que hasta se trató en alguna ocasión de canalizar un conducto de agua potable desde Amatos hasta la villa albense (siglo XX), porque ésta andaba muy necesitada de fuentes públicas que la trajeran para el consumo popular. De ahí que, aun siendo terreno mayormente de secano, tenía sus huertas y huertos, todos ellos regados ordenada y cómodamente con el agua de la Fuente mayor y de la charca.
Sin embargo, lo que más llama la atención, es que las raíces de los diversos troncos familiares están en el vecino pueblo de Garcihernández, no tanto en Alba, y esto se entiende por la facilidad de comunicación que había con este pueblo, y esto ha sido así hasta el siglo XX; mientras que la comunicación con Alba (2 caminos de tierra) que era vital, fue siempre un problema, incluso cuando aquel camino se transformó en carretera, como sucede en nuestros días. No consta en la historia publicada de Garcihernández esta vinculación especial con Amatos, y es que es un detalle que requiere una consulta metódica de los libros parroquiales para poderlo verificar. De ahí que los apellidos reinantes de Amatos sean los de Sánchez y Hernández, y algún que otro Vicente.
No obstante sí aparece evidente que el apelativo de Amatos de Alba (antiguamente del Arapil) no es banal, el centro administrativo, político, económico y hasta religioso estaba en Alba de Tormes. Y así sigue siendo. Por lo que siempre ha sido un arrabal muy considerado, si no es que fuera el primero y más importante. ¡Cuántos personajes de Alba, todavía en el siglo XX eran oriundos de Amatos! y tantos han aportado vida y riqueza a la villa. Algunos muy famosos (el tio Ceferino, Florentino el Pelliquero, la tía Tomasa, Clotilde la churrera, Teresina y Cipriano, los hermanos Forito y Paco?). Por eso la aportación de Amatos a la villa sigue siendo todavía hoy muy importante, con la particularidad de que en el siglo XXI los de Amatos (casi todos) tienen casa en Alba (por razones sobre todo de la escolaridad infantil y juvenil), aunque a diario se trasladen a trabajar allí (agricultura y ganadería). Y eso hace que en Amatos no haya abandono ni despoblación, ni peligro de desaparición, sino más bien nuevas formas de estar vinculados con el pueblo.
Lo que sí han constatado ambos autores es la pérdida irreparable de tanto material fotográfico, algo en lo que tuvieron su responsabilidad los mismos nativos que no han mostrado demasiada preocupación por fijar la memoria ilustrada del pueblo. Baste decir, por ejemplo, que ?aunque muchos conocimos la antigua iglesia y aún tenemos en la imaginación bien fotografiada su silueta, el interior, el campanario?-, sin embargo no hemos podido dar con fotografía alguna de ella. Así que no consta (por ahora) exista ninguna reproducción, ni siquiera en blanco y negro del viejo templo parroquial. ¡Una pena!
Un volumen considerable
Sin quererlo, ha salido un tomo de proporciones bastante considerables, y no es que se les haya escapado de las manos la pluma? No. Es que había materia suficiente para construir un relato histórico.
Llevará por título: "Amatos del Arapil & Amatos de Alba. Páginas de su historia". Está distribuido en 8 capítulos, que abarcan desde la geografía física y humana, la prehistoria, etc., hasta los albores del siglo XXI, cerrando su relato con la llegada de la pandemia y el confinamiento de marzo 2020, una fecha simbólica, pero no menos de trascendencia mundial y hasta de cambio epocal.
Con muy bien criterio, mediante 8 apéndices se recuperan textos sobre la historia del pueblo que ya habían aparecido en el Libro de fiestas de octubre de Alba u otras publicaciones locales albenses; entre ellos va un artículo del poeta y periodista Antonio Álamo Salazar (1921-1981) escrito con motivo de la inauguración de la iglesia nueva (1970). Y quizás la parte más emotiva sea la reconstrucción de los árboles genealógicos familiares, de forma que los lectores se puedan encontrar e identificar con sus antepasados más o menos lejanos. Un trabajo meticuloso que ha requerido una consulta sistemática de los llamados libros sacramentales de la parroquia.
Una historia inacabada
Desde que en 1845 Pascual Madoz en su famoso "Diccionario geográfico de España le dedicara a Amatos una voz bien redactada, aunque en síntesis, nunca se había tratado de escribir un relato sobre Amatos. Lo hecho ahora de muestra la osadía que han tenido sus autores tratando de satisfacer las expectativas de los lugareños, pero no menos de lectores e interesados por la historia de Alba y pueblos vecinos. Una tarea que parecía imposible. Son conscientes, por eso, de que su relato nace con los inconvenientes y los límites propios de todo intento histórico. Pero ya es un inicio y un punto de partida que podrá ser aumentado, completado y hasta mejorado por investigadores posteriores. Están convencidos de que la historia de Amatos es un capítulo importante e ineludible de aquella historia de Alba de Tormes que, lamentablemente, está todavía por escribir de forma orgánica y bien estructurada.