La crisis provoca el encuentro creativo de nuevas soluciones para los problemas actuales y los del futuro
La pandemia del coronavirus o covid19 nos ha aunado a todos en la desgracia de la misma enfermedad, sin distinciones de lugar, pueblo o nación, ni condición de color, riqueza o pobreza. Y, lógicamente, la coincidencia en una misma enfermedad está pidiendo la unidad mayor posible en cuanto al tratamiento una vez contraída, y en el trabajo y la investigación para lograr descubrir y aplicar la vacuna que pueda prevenir el contagio que nos amenaza a todos.
Es verdad que, en relación con esta incómoda y peligrosa enfermedad, se han desarrollado todo tipo de acusaciones, y una llamativa carrera en el desarrollo de la vacuna entre las dos potencias actuales de la mayor relevancia: los Estados Unidos y la gran China. Pero la pandemia les está obligando a trabajar juntos, o por lo menos en la misma dirección.
El mundo es ya una pequeña aldea global y exige un tratamiento sincronizado para prevenir y controlar todas las posibles amenazas que lo asedian, En nuestro caso, ha jugado un papel preponderante, aun con toda una serie de contradicciones e incertidumbres, la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pero no sólo a nivel mundial. También a nivel regional conviene tomar mediadas coordinadas. Es el caso de la Unión Europea que, ante las graves consecuencias, no sólo en línea de salud, sino sobre todo en la línea de atención a la tremenda crisis económica producida por el confinamiento y el consecuente parón de la actividad económica, se ha visto avocada a una seria reflexión sobre la realidad actual y futura, y a tomar determinaciones con el fin de afrontar la terrible crisis actual y previsible, y ha comprendido que de esta nunca vista y gravísima situación económica y social o se sale todos juntos o no hay manera de salir adelante.
Es por eso por lo que el Consejo de los primeros ministros de los 27 países de la Unión permanecieron durante cuatro días encerrados hasta conseguir un acuerdo que haga frente adecuadamente a las consecuencias de la grave pandemia. Un extraordinario paso adelante que, bajo la presidencia de la señora Mérkel, ha propiciado no sólo el enfrentamiento común de la situación transitoria, sino también encontrar los caminos necesarios para mantener la unidad, y consiguientemente la realidad de la Unión Europea en el futuro. Una vez más, como suele ocurrir, la crisis provoca el encuentro creativo de nuevas soluciones para los problemas actuales y los de futuro.
Igualmente, en España, aun con algunas limitaciones comprensibles, se ha logrado mantener una "comisión para la reconstrucción", en la que se ha terminado con la aprobación común, por parte del congreso de los diputados, de tres de las cuatro líneas de trabajo que se habían propuesto: se ha aprobado la línea de la sanidad, la de relaciones comunes con la Unión Europea, y la de orientación económica, aunque en ésta haya quedado fuera el partido popular. La que ha quedado rechazada completamente ha sido la de las líneas sociales de actuación. Un buen camino de marcha hacia la unidad de acción, aunque queden muchos pasos por recorrer todavía.
En el rebrote de la epidemia en nuestro país, aunque después del tiempo en que estuvo vigente el estado de alarma cesó la actuación común del gobierno de España para enfrentar la plaga del virus en todo el territorio español, y quedó la responsabilidad de dar respuesta ante las situaciones de la infección en las comunidades autónomas, después de la experiencia de cómo avanza por todo el país el contagio del covid19, se está viendo la necesidad de tomar decisiones comunes y coordinadas en todos los espacios de las diferentes autonomías. La pandemia nos está enseñando, queramos o no queramos, a trabajar coordinadamente ante una amenaza que tiene origen común y consecuencias similares.
La misma línea de concordia entre partidos para el servicio de los ciudadanos ha tenido lugar en la comunidad autónoma de Castilla y León. Y esa parece ser la tendencia y exigencia de los españoles cuando, por ejemplo, han votado a partidos tendentes a la unidad y a la concordia en las recientes elecciones de Galicia y el País Vasco. No parecen aprobar las reyertas continuas que manifiestan los diferentes partidos se trate de las cuestiones que se trate. Esperemos que vaya cundiendo el deseo y la práctica de la unidad y de la concordia, de las que estamos viendo cada vez más la urgencia y la necesidad, si queremos que nuestra sociedad avance en la línea de la mejor modernidad. Juntos mejor.
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