Beppe Costa en uno de los homenajes que ha recibido
Convoco a Beppe Costa porque deseo que en el mundo de habla castellana se conozca y reconozca su nombre: como poeta, claro está, pero también como editor y magnífico gestor cultural. Sólo nos vimos una vez, en las tierras del Amado galileo. Estuvimos en la localidad drusa de Maghar, en Galilea, participando en un festival internacional de poesía coordinado por el poeta druso-israelí Naim Araidi. Fue el año 2014 y, desde entonces, mantenemos una excelente amistad. Hace un par de años se empeñó en llevarme a un encuentro poético que coordinada en la isla de Cerdeña; y ahora, para agosto, también reincidió en invitarme a otro encuentro de poesía en una localidad cerca de Roma: en ambas ocasiones yo he sido el 'culpable' de no poder asistir para darle el abrazo sin distancias que se merece.
Y lo comento para dar unas muestras de su extrema generosidad: es un maestro que siempre quiere ser como un aprendiz, con humildad, promocionando la obra de tantos y tantos (entren en su página de wikipedia para ver sólo la punta del iceberg).
Ahora se ha empeñado en traducirme veinte poemas, para una plaqueta. No podía enviarle textos ya publicados en mis libros: su desapego extremo merecía que le hiciera llegar veinte poemas inéditos, seccionados de El sol de los ciegos. Libro en marcha, que alguna vez verá la luz de forma completa y que acogerá unos 200 poemitas míos escritos en más de una década.
Pero volvamos al Beppe poeta. Aquí les dejo conocer tres poemas suyos traducidos recientemente por otro grande amigo italiano, el poeta Gianni Darconza, profesor de Literatura Hispanoamericana y Comparada en la Universidad de Urbino.
Así, de esta forma, deseo que mi lectores y amigos de aquende y allende el castellano, degusten un aperitivo de este magnífico ser humano que escribe versos y vive la poesía como una comunión de amistad y generosidad. Él tiene unos cuantos años más que yo, pero a diferencia mía, está a años luz de mis nulos tratos con las redes y demás plataformas.
Entren a alguna de sus páginas, sea en facebook, youtube, blogspot?
https://es.wikipedia.org/wiki/Beppe_Costa
https://en.wikipedia.org/wiki/
http://beppe-costa.blogspot.
https://www.facebook.com/
https://www.youtube.com/user/
Beppe Costa con Leonardo Omar Onida, Jack Hirschman y Paul Polansky
TRES POEMAS EN ITALIANO Y ESPAÑOL
(Traducción de Gianni Darconza)
1. la donna che amo
la donna che amo ha bocca di fragola
occhi di ciliegia sorride a ogni mia frase
diviene pesca nel viso accetta il mio destino
di vecchio che ansima al soffio di vento
la donna che amo si specchia al mio cuore
e quando scompaio mi viene a cercare
e rimane dentro le mie righe
la donna che amo mi bacia la notte
mi stringe al petto mi offre il suo corpo
a volte così forte mi sveglia e svanisce
la donna che amo la cerco di giorno
forse lavora va al mare forse ama
la donna che amo mi stringe le dita
lascia un nodo alla gola per ricordare di lei
a volte prende il mio corpo per un'altalena
la donna che amo ha gambe lunghe
quando le accavalla furba sorride
la donna che amo vede la luna mezz'ora prima di me
così devo correre a letto per farmi trovare
ha cuore grande colmo della perduta umanità
che spesso la rende triste e la spinge verso il mare
come se volesse aiutare i tanti che vogliono traversarlo
la donna che amo ha gambe morbide e passi lunghi
come a voler compensare i miei che stentano
nelle mani porta catene dorate per non farmi cadere
il lunghi capelli sciolti diventano il mio cuscino ma
quando il sole sorge per lei per me rimane ancora la notte
La donna che amo è un regalo alla vita
adora viaggiare e spesso si specchia nei laghi
si circonda di libri di musica e d'arte
mi guarda dal vetro col sole e mi regala le notti
ed io non ho avuto coraggio di solcare il mare
la donna che amo è la gioia di una bambina
i dubbi di un'adolescente il dolore di una adulta
Beppe Costa asistiendo a un acto poético en un colegio
1. la mujer que amo
La mujer que amo tiene boca de fresa
ojos de cereza sonríe a cada frase mía
se torna melocotón su rostro acepta mi destino
de viejo que jadea al soplo del viento
La mujer que amo en mi corazón se refleja
y cuando desaparezco viene a buscarme
y se queda entre mis líneas
la mujer que amo me besa la noche
me aprieta a su pecho me ofrece su cuerpo
a veces tan fuerte me despierta e se esfuma
la mujer que amo la busco de día
quizá trabaja, va al mar, o tal vez ama
la mujer que amo aprieta mis dedos
deja un nudo en la garganta para que la recuerde
a veces hace de mi cuerpo un columpio
la mujer que amo tiene piernas largas
cuando las cruza coqueta sonríe
la mujer que amo ve la luna media hora antes que yo
y tengo que correr a la cama para que me encuentre
tiene un corazón grande lleno de perdida humanidad
que a menudo la entristece y la empuja hacia el mar
como si quisiera ayudar a los que quieren atravesarlo
la mujer que amo tiene piernas suaves y pasos largos
como si quisiera compensar los míos que batallan
en sus manos trae cadenas de oro para no hacerme caer
su largo cabello suelto se hace cojín para mí pero
cuando amanece para ella para mí aún es la noche
la mujer que amo es un regalo a la vida
le encanta viajar y a menudo se espeja en los lagos
se rodea de libros de música y de arte
me mira desde el cristal con sol y me regala las noches
y yo no he tenido el coraje de surcar el mar
la mujer que amo es la felicidad de una niña
las dudas de una adolescente y el dolor de una adulta
Beppe Costa leyendo los poemas de Alencart, con Margalit Matitiahu y Stefania Battistella (foto de Jacqueline Alencart,Maghar - Israel, 2014)
2. mentre m'accorcio e m'arranco agli ultimi scalini del cammino
rimpiango di non aver potuto vivere vicino al mare e ai fiori
ogni onda era la mia parte musicale mentre battevo quel tempo utile
ma ogni giorno la vita come un pianoforte aveva solo tasti bianchi e neri
il peso dentro diventa insostenibile così che respirare è gran fatica
attraversi lunghe distanze sperando ch'io possa innaffiare la tua rosa
malgrado sai che la fonte sia esaurita e solo posso darti lettere d'amore
2. mientras me reduzco y recorro a duras penas los últimos peldaños del camino
añoro no haber podido vivir cerca del mar y de las flores
cada ola era mi parte musical mientras tocaba ese tiempo útil
pero cada día la vida como un piano sólo tenía teclas blancas y negras
el peso se hace insostenible dentro de mí y respirar es una gran aflicción
atraviesas largas distancias esperando que yo pueda regar tu rosa
aunque sepas que la fuente se ha agotado y sólo puedo darte cartas de amor
3. quando verrà giorno di dimenticate cose
mi stenderò alla terra senza più ricordi
non vedrò più bellezze né orridi delitti
sarò sereno senza il pianto del neonato
sarò soltanto io nessun altro da pensare
ma l'ultima immagine sarà quella del mare
e di te
Beppe Costa en Roma (1984)
3. cuando llegue el día de las cosas olvidadas
me voy a tender sobre la tierra sin más recuerdos
ya no veré bellezas ni horribles delitos
estaré tranquilo sin el llanto de un neonato
seré sólo yo y nadie más en quién pensar
pero mi última imagen será la del mar
y tú
Los poetas Costa y Battistella, con el chino Gao Xing, en Galilea (foto de Jacqueline Alencar)
Beppe Costa (Catania, Italia, 1941). Poeta, traductor y editor. Sus libros publicados son, entre otros: Una poltrona cómoda (1970); Un po' d'amore (1975); Metamorfosi di un concetto astratto in due tempi con accompagnamento di ottavino (1982); Canto d'amore (1986); Fatto d'amore (1987); Impaginato per affetto (1989); Il male felice (1992); Due o tre cose che so di lei (1995); Poesie per chi non sa fare altro (2002); Anche ora che la luna (2010); Rosso, poesie d'amore e di rivolta (2012); La terra (non è) il cielo! (2014) e Il poeta che amava le donne (e parlava coi muri) / El poeta que amaba a las mujeres (y hablaba con las parades), Pettirosso editore, 2019. A lo largo de su trayectoria ha recibido numerosos premios, entre los que están: Premio Ragusa (1984); Premio Alfonso Gatto (1990); Premio Ciudad de Ascoli (1992); Premio internacional de Poesía "Il Delfino d'Argento" (1992) o el Premio Internacional Ciudad de Ostia (2012).
Los poetas Oscar Hahn (Chile) y Gianni Darconza (Italia)
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