"Un pueblo sin tradición es un pueblo sin porvenir" (Alberto LLeras)
Cuando hablamos de tradición, parece que lo hacemos como avergonzados, no sin cierta timidez, o como si nos escondiéramos, de ser precisamente un país con milenarias tradiciones, y como las mismas, han trascendido y sobrepasado algunos límites de lo educado, correcto y en otros casos sensibleros y cursis, pues por ello parece que nos vemos obligados a ocultarnos y mirar hacia otro lado, disimulando para no decir lo que piensas, o derivar tu hipocresía, tal como si no hubieras nacido aquí, no fueras de ese pueblo, que practicaba tradiciones, con las que tú ahora remilgado, refinado y educado europeo, discrepas o reniegas, de aquello, que desde la niñez veías y participabas con naturalidad, y no digo con esto,-que todas estas tradiciones, leyendas y festejos populares, sean una cruenta barbarie, que hemos de eliminar-, por sentido común, por gusto y humanidad.
Otras sin embargo, son y siguen siendo, las que forman parte de nuestra idiosincrasia, nuestra forma de vida, nuestra historia, de nuestras raíces. ¿Ustedes conciben la fiestas rurales sin el toro en sus calles, en todas las modalidades, encierros, desencierro, capeas, espantos, novilladas etcétera? ¿Ustedes creen, que esa España que ahora claman vaciada, había que vaciarla también de sus tradiciones, de sus procesiones, de sus típicas matanzas del cerdo, de sus juegos de toros, de sus hogueras, o de otras sensaciones, y tradiciones que recorren la Iberia?? ¿Con que derecho? ¿Con el de formar un partido político que lo diga? ¿Vamos? venga ya?... Sepamos lo que es tradición:
En este sentido, en toda tradición hay un "acto de entrega", una especie de regalo que va pasando sucesivamente de padres a hijos. Todo individuo es heredero de un complejo legado cultural y dicha herencia constituye la idea fundamental en este escenario. A veces se trata de un ritual invisible, no obstante permite que una serie de conocimientos y costumbres pasen de una generación a otra a lo largo del tiempo. EL TERRITORIO, LA LENGUA Y LA CULTURA SON LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE TODAS LAS TRADICIONES
Si bien en la actualidad hablamos de la aldea global, el mundo está fragmentado en fronteras naturales y artificiales. En cada territorio o región sus habitantes van conformando su propia realidad vital. Una tradición gastronómica, artística o festiva solo puede ser entendida en sus coordenadas geográficas. Como pauta general cada comunidad de individuos tiene una lengua como medio de comunicación.
A partir de un idioma común se crean todo tipo de tradiciones: cuentos populares, refranes, relatos épicos, narraciones históricas, juegos reales o inventados, gastronomías o cocinas populares, caza, pesca, capeas o festejos de toros. El tercer pilar que conforma una tradición es la cultura, pues a través de ella se articula una compleja red de realidades de distinta naturaleza. La cultura en sus distintas manifestaciones siempre se vive en unos límites geográficos y en una lengua. "LAS NUEVAS TENDENCIAS CONSTITUYEN UNA AMENAZA FRENTE A LAS TRADICIONES"
En el devenir de la historia hay dos tendencias antagónicas que se repiten cíclicamente: la preservación de las tradiciones y la irrupción de las nuevas corrientes. Este mecanismo es atemporal, pues ha constituido y constituye el aspecto esencial de la historia. Y por tanto evidentemente dentro de esa amplitud cultural, unas por excesivamente abusadoras y cruentas, otras por globalización conectan con una necesidad: conocer qué ocurrió en el tiempo pretérito para poder interpretar el presente.
Desde una perspectiva individual, todos somos herederos de un pasado. Así, venimos de un linaje familiar, en nuestro pueblo o ciudad hay unas fiestas y tradiciones que se remontan a un tiempo lejano, queremos saber quiénes fundaron nuestra localidad o la asociación a la que pertenecemos. En definitiva, si no tuviéramos respuestas a las preguntas del pasado desconoceríamos lo que somos en el presente.
Fermín González salamancartvaldia.es blog taurinerías
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