Cintio Vitier y Fina García Marruz en Salamanca (1995, foto de A. P. Alencart)
Fue a comienzos de 1995 cuando conocí a Cintio Vitier y Fina García Marruz. Vinieron a Salamanca invitados por la profesora Carmen Ruiz Barrionuevo, para unos actos en nuestra Universidad. Con ellos también estuvo el poeta Roberto Fernández Retamar, entonces reconocido en el mundo literario latinoamericano por ser director de Casa de las Américas. Hablé bastante con Cintio y Fina, especialmente en la recepción del Colegio Fonseca: nos unía la amistad con Gastón Baquero, una amistad que entre ellos se había suspendido por varias décadas de exilio por parte del de Banes, y de compromiso con la Revolución, por parte de esta pareja de excelentes poetas y personas. Yo estaba culminando la recopilación de la obra completa de Gastón Baquero, por encargo de la Fundación Central Hispano, y, como tenía las primeras pruebas, se las enseñé a ambos. Fina me comentó que faltaba un poema cuyo manuscrito ella tenía en su poder, en La Habana, el cual había sido escrito por Baquero cuando tenía 16 o 17 años (luego ella me lo envió, por fax, gracias a la gestión de Carlos Barbáchano, agregado cultural de la embajada española en Cuba). Con Cintio hablé mucho sobre Biblia y Poesía, lecciones que nunca olvido. Entonces me comentó que él había escrito un poema a Salamanca, cuando estuvo por vez primera en esta ciudad de su admirado Fray Luis de León.
Hoy he querido recuperar dicho texto.
Fotografía de José Amador Martín
VISIÓN DE SALAMANCA
El dorado plateresco me está dando en la cara
en la tarde sosegada como un regazo maternal.
Siento ahora que vienen atravesando mis distancias
la rodilla misteriosa de la piedra y el amor de la mirada
que penetra como un paño azul las torres y las cresterías.
Los lugares se pierden en la palidez dignísima del pobre
que otra vez me acompaña a ver las escamas de blancura
o la noche prenatal del claustro en que escuchamos
la resistencia de los ceños como un tímido horizonte.
Nuestro paso en la tierra me recorre sin amparo,
sus ojos mientras bebe la cerveza me destruyen gravemente
como si recordaran algo que tornara imposible lo que va a suceder,
y turbados nos alzamos para el desconocido sacrificio
arropándonos en la orfandad y terciopelo del idioma.
La tarde coge el oro y solemne en otras manos lo confía.
Luego estoy perdido deseando el panal de las estrellas insondable
y a punto de aclararse la dulzura que ardiente me posee
cuando el instante inesperado se abre y nos espera
desde la fundación tenebrosa de mi pecho.
(Sustancia, 1950)
Roberto Fernández Retamar, A. P. Alencart y Cintio Vitier (Salamanca, 1995)
Cintio Vitier (La Habana, 1921 - 2009) Poeta, crítico e historiador cubano, uno de los miembros principales del grupo Orígenes. Su vida estuvo siempre marcada por la dedicación a las letras, como investigador, divulgador, crítico y escritor que cultivó la poesía, por encima de todos los géneros, y ocasionalmente la novela. Como poeta, su obra apareció siempre reunida en diferentes volúmenes comoVísperas (1933-1953) o Testimonios (1953-1968), y más tarde en Antología poética (1981) y Nupcias (1993). Otros poemarios suyos son Poemas de mayo y junio (1989) y Dama pobreza (1995). Su obra poética se divide en dos etapas: una primera marcada por la reflexión mística, intimista, y representada por los poemas recogidos en Vísperas, y una segunda etapa influida por la Revolución cubana, a la que se adhirió desde sus convicciones cristianas. Se ha dicho que su poesía está presidida por la inteligencia, no abstracta y conceptual sino mística, que parte de una oscura raíz y evoluciona hacia una forma lúcida y coherente, incluso en el cuidado de la métrica, como se percibe en el poema Imposible, que el poeta incluyó en su primera entrega colectiva. Con el tiempo, su preocupación se centró en el lenguaje y en una progresiva reducción de su naturaleza mágica. Cintio Vitier desarrolló también una importante labor de historiador y crítico literario. Entre sus ensayos cabe destacar Ese sol del mundo moral (1975), Temas martianos (1982) -escrito en colaboración con su esposa, la poetisa Fina García Marruz, Crítica cubana (1988) y Obras II. Lo cubano en la poesía (1998). De sus novelas merecen mencionarse De Peña Pobre (1980), en la que recorre cien años de la historia cubana desde 1895, y Los papeles de Jacinto Finalé (1984). ?Tomado del blog Biografías y Vida.
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