Escribir tiene algo de aventura. También lo tiene de ensoñación
Escribir tiene algo de aventura. También lo tiene de ensoñación.
Las hojas de un libro tienen ambas cosas juntas. Reúnen el deseo, insistente en el tiempo, de recopilar tradiciones, canciones, versos, anécdotas, recuerdos, personajes? Y también el sueño de que, algún día, todas esas realidades pasen al papel, se hagan historia, conocida, sabida, divulgada, rescatada de la memoria de los días pasados.
Y esa persistencia en soñar, pone en las manos de su autora, por fin en letras de imprenta, a sus 87 años, todas aquellas anotaciones que fue recogiendo aquí y allá con renglones manuscritos.
Gloria Acedo Muñoz, la autora del sueño, iba como una hormiguita llenando páginas que alimentaban su proyecto, y jamás se desvió de tanto empeño.
A veces, como en los cuentos, hay un hada madrina que, con su varita de conceder deseos, hace posible el milagro. Y ella es su hija, Manoli Honrado Acedo, una "maestra de escuela", (como gustan ser llamados quienes dedican su vida a la actividad docente en Educación Infantil y Primaria), que ha afilado los lapiceros digitales para dar forma a aquellas recopilaciones, y junto a la fuente de recuerdos que brota activamente en el cerebro de su madre, va modelando, con nombres de meses del año, la estructura de este libro que ha sido dado a conocer entre amigos y allegados y cuya presentación oficial se realizará, el próximo fin de semana, en el pueblo que origina este título, "Por aquel entonces", y que ve la luz con el respaldo de la Diputación de Badajoz y el Ayuntamiento de su protagonista, Villarta de los Montes, haciendo que se conserve, para la historia, esa visión que permanece en la mente de Gloria sobre la etapa que va desde los años de posguerra hasta entrados los 70.
Echando un vistazo a sus casi 300 páginas, encontramos un gran número de fotografías, algunas muy antiguas, que ilustran, en blanco y negro, los episodios narrados, como por ejemplo, la costumbre de sentarse a charlar en la calle en "el santo suelo", puesto que no había bancos; las que se hacían con motivo de la representación del Auto de los Reyes Magos, o aquellas en las que posaban con sus mejores galas cuando llegaba algún domingo o fiesta de guardar. Además, se incluyen imágenes actuales del campo, de frutos de la tierra, de algún postre típico? Incluso de frescas pinturas sobre escenas de la localidad realizadas por José María Díez Blanco, yerno y esposo, respectivamente, de las autoras.
Se recogen celebraciones y anécdotas, algunas de ellas muy locales, como la de los "parrichuelos" (cuenta los enfrentamientos con los vecinos del pueblo de al lado por miedo a que se llevaran de Villarta una virgen aparecida a un pastor, según la leyenda, en el siglo XIV). Pero también otras muy comunes en toda España, como lo era la vuelta, por Navidad, de quienes habían emigrado a Alemania.
Es muy curioso prestar atención a sus términos y expresiones típicas, como "jalufo" para referirse a un cerdo, ataviarse con "arristráncanos" (palos, ristras de ajo y aperos), "hacer una junta" (reunirse), "espiscar" la lana de los colchones, etc.
Como especialista en Educación Musical, Manoli, ha aprovechado esta ocasión para incluir, en un anexo, una recopilación de canciones y juegos que forman parte de la tradición oral y que, rescatadas del olvido, podrán seguir transmitiéndose a futuras generaciones.
Esta mujer activa, imaginativa y desenvuelta, acostumbrada a dejarse la piel actualizando valores y adaptando conceptos del teatro griego en representaciones escolares puestas en escena en entornos tan cautivadores como el teatro romano de Mérida, y que ha llevado estos mensajes a los entornos culturales y educativos de otros países, ha vuelto a sorprendernos.
Para resumir, uso la cita, que ella misma recoge, de la escritora Isabel Allende: "La realidad no es sólo como se percibe en la superficie, también tiene una dimensión mágica y, si a uno se le antoja, es legítimo exagerarla y ponerle color para que el tránsito por esta vida no resulte tan aburrido".
Gloria tiene la suerte de conservar, a su edad, toda la vida de Villarta en su memoria, y esa férrea voluntad de no renunciar a un sueño. Manoli, la otra pieza del tándem, tiene en sus manos la potencialidad de desarrollar esa dimensión mágica, y en su hacer posee esa capacidad de velar por la cultura, tanto rescatando esos valores universales como recogiendo la sabiduría popular de su zona. Quizá, por eso, exagera esa magia y le pone tanto color a esa vida suya que, ya lo sabemos, nunca será aburrida.
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