Los agricultores que pueden permitírselo optan por dejar el grano en espera de que suban los precios
La zona cerealista de la provincia esten plena cosecha. Los agricultores ya han recolectado muchas cebadas, aún queda alguna parcela por recoger, y ahora ya se ven montones de trigo en las eras. Mientras tanto, las empacadores también se encargan de compactar la paja en un año propio para guardar por el bajo precio y la abundancia de la misma.
En pueblos como Villaflores y Poveda de las Cintas hay grandes montones de cereales, algunos de los agricultores y otros de los grandes compradores de cereal que tienen alquiladas eras en las que van depositando el grano que van comprando.
El bajo precio de los cereales hace, a los agricultores que pueden esperar, buscar fórmulas para esperar a ver si suben las cotizaciones. Una de ellas es dejar el grano en la era, otra puede ser guardarlo en la nave. En cuanto a aquellos campesinos que necesitan el dinero para paliar los grandes gastos de abonos, fitosanitarios, combustibles y labores, no tienen más remedio que vender el grano al precio actual. Algunos depositando el grano directamente en el camión aportado por el comprador.
Los compradores también ofrecen la posibilidad de comprar a depósito, es decir, dejar elegir al agricultor cuando quiere cobrar el cereal, y atenerse al precio del momento en el que ambos pacten. Estas son algunas de las fórmulas existentes en un tiempo en el que los agricultores han de estar muy bien preparados de infraestructuras, conocimientos y capacidad para no perder el fruto de toda una campaña en una mala gestión de la venta del grano.
Entre los grandes compradores del noreste de la provincia destaca Campal, aunque también gestionan grandes compras Martín Miguel, Glencore, Cereales Rodrigo y otros. No se puede obviar la existencia de las cooperativas, entre ellas Aranpino o San Isidro de Palaciosrubios, donde los agricultores también pueden sentirse defendidos con fórmulas, como el cobro de las cosechas durante el año, con la intención también de evitar perder todo el fruto de su trabajo en el bajón de precios que atraviesa en estos momentos el sector cerealista.