Carlos Vitale leyendo en el Teatro Liceo, 2019 (foto de José Amador Martín)
El destacado poeta Carlos Vitale participó en el XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que se celebró en Salamanca del 14 al 16 de octubre.
Hoy hago conocer otra de las grabaciones realizadas en el Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca durante el citado encuentro, organizado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes. Es trabajo de Roberto Rodes (responsable de la asociación cultural zaragozana TheBooksmovie), y acaba de ser difundida desde el portal de la Fonoteca de Poesía Contemporánea. Dicho portal cuenta con más de mil registros sonoros de autores de habla castellana, además de otras lenguas. Esta labor es fruto de un acuerdo entre la coordinación de los encuentros y TheBooksmovie.
Aquí el enlace con los tres poemas grabados al poeta argentino:
https://thebooksmovie.com/2020/06/19/unidad-de-lugar-carlos-vitale/
García de Lucas, Vitale, Popescu, Pilar Fernández Labrador y Borja (foto de Jacqueline Alencar)
Carlos Vitale (Buenos Aires, 1953), licenciado en Filología hispánica y Filología italiana. Ha publicado Unidad de lugar, Descortesía del suicida, Cuaderno de l'Escala / Quadern de l'Escala, Fuera de casa, El poeta más crítico y otros poetas italianos y Fuera de casa. Asimismo ha traducido numerosos libros de poetas italianos y catalanes: Dino Campana (Premio de Traducción "Ultimo Novecento", 1986), Eugenio Montale (Premio de Traducción "Ángel Crespo", 2006), Giuseppe Ungaretti, Gerardo Vacana, Sergio Corazzini (Premio de Traducción del Ministerio Italiano de Relaciones Exteriores, 2003), Joan Vinyoli, Umberto Saba (Premio de Traducción "Val di Comino", 2004), Giuseppe Napolitano, Joan Vinyoli, Mario Luzi, Sandro Penna, Antoni Clapés, Joan Brossa, Antònia Vicens, Josep-Ramon Bach, Amelia Rosselli, etc. Ha participado en festivales, lecturas y encuentros de poesía en Argentina, España, Venezuela, Armenia, Italia, Suiza, Rumania, Estonia, Grecia, Bulgaria y Francia. Sus libros han sido traducidos al francés, italiano, armenio, estonio, catalán, griego y búlgaro. En 2015 obtuvo el VI Premio José Luis Giménez-Frontín por su contribución al acercamiento entre culturas diversas. Reside en Barcelona desde 1981.
ALGUNOS TEXTOS DEL POEMARIO
UNIDAD DE LUGAR
Nada ha cambiado
Sólo el sitio
en que mi cuerpo cae
Hay
una voz
que invita
a la locura
¿Cuándo abriré
mis puertas
a su canto?
Toda razón consiste en persistir
como los ojos de los muertos que miran al vacío
toda razón consiste en persistir
hasta morirse
Mi memoria recuerda
lo que mis ojos
nunca conocieron
Juegos de la memoria
sobre tierra soñada
Mi memoria recuerda
pero miente
Con qué código
elegirás tu sol
la buena semilla
el día más sano
García Marquina, Soler, Carlos García Carbayo (Alcalde de Salamanca), Vitale y Máximo García, durante la recepción a los poetas invitados al XXII Encuentro (foto de Jacqueline Alencar)
RÉQUIEM
Al final
sólo queda
una dirección
que borro.
Como
un viejo dolor
calla
y espera
La muerte
es un sueño
que me sueña
A través de una ventana en movimiento
hay dos ojos que roban mi presencia
¿A quién pertenecerá esa imagen
al ojo que mira lo que ve
o al cuerpo que se cree no mirado?
¿Bajo qué luz
bajo qué suerte de luz
habré sido alumbrado doblemente
para no ser
para ser
no más
esta creación del cuerpo y la mirada
que destruyen así
su propio límite?
Vitale, Bonilla, Peña, Barahona, Pérez López y Salazar, en el Aula Magna de la facultad de Filología (Foto de Jacqueline Alencar)
PALABRAS PARA EL POETA CARLOS VITALE
Edda Armas
Tras la lectura disfrutada de Unidad de lugar, yo afirmo que la poesía de Carlos Vitale es como agua. Obviamente, no por inodora, insípida e incolora, no faltaba más, sino, singularmente, por el valor que le asignaban los antiguos: ser uno de los cuatro elementos constitutivos del universo, junto al aire, el fuego y la tierra; mas también, porque en la historia de las religiones aparece el agua sagrada como símbolo que proporciona el secreto de la energía vital, y ambas ideas confluyen hacia una tercera que recalco: cuando una gran cantidad de agua se infiltra, origina corrientes y lagunas subterráneas que afloran más tarde en manantiales: y es lo que siento ocurre en la poesía de Vitale. Sapiencia. Profundidad. Transparencia. Revelaciones. Poesía breve. Minimalista. Pulcra. Desnuda al desnudarse. Despojada de lo fatuo. De lo inútil. De todo adorno. Te arrima, sí, a lo más esencial. A la fuente de lo ancestral, que no cesa en el fluir de quien invoca, siendo corriente de luz y de aguas en el sinfín atemporal. No hay mueca. Ni torceduras. Sus poemas son figuras talladas en el mármol blanco o negro, pero nunca en gris. En ellos, enfrentas la transparencia, ese manantial de aguas subterráneas que, amarga, boricada, oxigenada, lustral, mineral, blanda, ferruginosa, intersticial, o libre, puedes beber, sin que logres calmar la sed, y es cualidad que no sacie, pues esta poesía te induce al develamiento sucesivo de lo que la subyace: la idea en vilo o la suspensión ante el abismo. Siendo a su vez de lectura inacabada, al ser fuente inagotable de sentidos y significados. Vibremos, a manera de ejemplo, con el verso que abre su poema "Crítica de la razón pura": "El verde es irreal si el viento cede", y se impone una larga pausa para respirarlo en su expansión verdadera, y sólo así podemos dar continuidad al resto del poema, que es magnifico por cierto: "la tierra prometida en su eco inmóvil// Sobre la degradación /asuelan reinos de congoja// Sobre la degradación / ríos de congoja// Gira en su eje la eterna moneda // La ansiedad es ceniza/ en el aire profundo// Incierta naturaleza del infinito deseable// Lo ajeno es lo propio dado vuelta//. Torre magníficamente construída, cascada infinita del vuelo de la elevación que ancla cierta ironía en el título del poema.
Lo que en superficie parece decirnos la poesía de Vitale, sin duda, brota del agua freática, de aquella que ocupa los espacios del manto rocoso de las profundidades y se decanta, brotando desde la tierra de lo reflexivo, tal propósito de exacerbar significados, lo que creo un rasgo definitivo de esta poesía, o de lo herrado: lugar donde se ha apagado el hierro cadente. Eso siento, eso creo. Y lo reafirma el autor con un epígrafe de Wallace Stevens "No hay alas como el significado".
Mas, Vitale, es él mismo la sed; pues viene de interrogarlo todo, de verlo todo interrogado. Él dice: "siempre alguien ve" y es que habla siempre desde reservorios de memoria, con la fuerza decantada del agua manantial en las piedras porosas del tiempo. La voz de Vitale, es una, y son muchas o son todas las que resume en la suya, o las que resuenan en su voz. Él mismo lo dice: "Quien dirá/ lo que callen mis palabras/ lo que diga mi voz/ lo no nombrado", o cuando sentencia: "Mi memoria recuerda lo que mis ojos nunca conocieron"; o de esta fulgurante manera: "Habla, muda belleza. Si sellas tus labios que sea en los míos". Otros dos de sus poemas mínimos para ilustrarlo: "La piedra habla /por boca de sol". "A través de mi voz habla el silencio/ Con su propia voz".
Agua y sed son los ejes que se cruzan y polarizan en Unidad de lugar, concebida por su autor como antología del universo poético que ha consolidado con gran coherencia estilística y escritura sapiencie, en cuatro estaciones: Códigos (1976-1981), Noción de realidad (1981- 1985), Confabulaciones (1986-1990), y Autorretratos (1987-1997), ampliado éste último con el imperdible inédito Ocio y negocio. Para cerrar estas palabras, la poeta Elizabeth Schön me presta estos versos, que parece haber escrito para Carlos Vitale y su Unidad de lugar: El sediento ¿es sabio? Busca el agua: cuerpo de lo anhelado Digo que sí. Y se celebra.
Papel Literario (Caracas, septiembre 21, 2007)
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