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El precio de la gasolina se desploma por debajo del euro en Salamanca durante el estado de alarma 
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EFECTOS DE LA CRISIS DEL CORONAVIRUS

El precio de la gasolina se desploma por debajo del euro en Salamanca durante el estado de alarma 

Actualizado 29/04/2020
Redacción

En el caso del diésel, su precio ya había caído en la provincia por debajo del euro el litro antes de finales de marzo, auspiciado por el descenso de la demanda de carburantes tras decretarse el estado de alarma

Descenso de la demanda de carburantes debido al estado de alarma y a las restricciones de movilidad, y desplome también de su precio que ha proseguido con sus caídas hasta romper con el listón del euro, algo que no se producía desde agosto de 2016. Según los datos del Geoportal de Hidrocarburos del Ministerio para la Transición Ecológica, en gasolineras de la capital, del polígono de los Villares, Vecinos, Calvarrasa de Arriba o Peñaranda de Bracamonte, este martes se podía llenar el depósito de gasolina a un precio de 0,99 euros/litro. Y por debajo, a 0,95, en la gasolina de Carbajosa de la Sagrada.

En el caso del diésel, su precio ya había caído en Salamanca por debajo del euro el litro antes de finales de marzo. El diésel ha iniciado la semana con un precio de 0,879 euros/litro en la gasolinera más barata (ubicada en Carbajosa de la Sagrada), y a 0,909 euros/litro en gasolineras de Salamanca capital, polígono de los Villares o Peñaranda de Bracamonte.

Para hacernos una idea del descenso en el precio de los carburantes basta echar la vista atrás a principios del mes de marzo. Así, a fecha del pasado 1 de marzo el precio de la gasolina 95 se situaba en 1,295 euros/litro y el diésel en 1,118 euros/litro.

Es evidente que el impacto del estado de alarma decretado por la crisis del coronavirus ha reducido drásticamente la demanda de combustible. Eso ha tenido su efecto sobre el precio del petróleo. Sin embargo, esta caída en el precio del barrio no tiene todo su reflejo en el precio al que pagamos el carburante cuando repostamos el vehículo. Entre otros motivos, porque más de la mitad del precio al que repostamos en la gasolinera son impuestos. A esto hay que sumarle también los costes del transporte, las reservas o la distribución.

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