El confinamiento no debe ser excusa para abusar de las nuevas tecnologías, por eso "a lo largo del día, podemos desarrollar actividades que nos liberen y alejen del uso y dependencia de la tecnología, como leer un libro, conversar con las personas que con
Ordenador, tablet, móvil... se han convertido prácticamente en indispensables durante estas semanas en las que el estado de alarma decretado por la crisis del Covid-19 nos obliga a permanecer en casa. Pero el confinamiento no debe ser excusa para el abuso o uso inadecuado de las nuevas tecnologías. "La tecnología nos permite poder estar en contacto con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo, profesores, etc., a pesar de la distancia, pero un uso desmesurado y abusivo de estos medios puede ser contraproducente y generar dependencia y malestar psicológico", señala el psicólogo Manuel Martín, uno de los profesores de la Facultad de Psicología de la Usal que atiende el servicio telefónico de atención psicológica puesto en funcionamiento desde el inicio de la crisis del Covid-19, y a quien también le hemos preguntado cómo sobrellevar lo que nos queda de cuarentena. "Todavía no sabemos cómo será nuestro estilo de vida en los próximos meses, pero es importante que sigamos actuando con responsabilidad tanto dentro como fuera de nuestras casas".
¿Cómo hacer un uso responsable de las nuevas tecnologías pasando tanto tiempo en casa?
Desde hace varias décadas, con la llegada de la tecnología a nuestras vidas, la televisión, el ordenador, el teléfono y otros dispositivos se convirtieron en una parte importante y casi indispensable de nuestro día a día. Con el auge de internet, las redes sociales y los nuevos smartphone y tablets, el uso y dependencia que tenemos de estos aparatos ha crecido de manera exponencial. Hoy en día, prácticamente todos llevamos en el bolsillo un teléfono móvil con internet, que nos permite estar en contacto con otras personas y acceder a redes sociales, pero también realizar otras tareas o actividades como hacer fotografías, operaciones bancarias, leer la prensa, ver vídeos, escuchar música, videojuegos, etc. Ver a la gente pegada a la pantalla de su teléfono móvil se ha convertido en una escena habitual en medios de transporte, salas de espera, caminando por la calle o también en las reuniones familiares. Varias investigaciones afirman que los españoles miramos la pantalla del teléfono móvil más de 150 veces al día de media, que equivaldría a consultarlo cada 10 minutos, sin contar las horas de sueño.
En esta situación que estamos viviendo como consecuencia de la pandemia por Covid-19, no nos queda más remedio que permanecer confinados en nuestras casas, convirtiéndose la televisión e internet en el principal medio de información y conexión con el mundo exterior. Esta situación ha incrementado considerablemente el tiempo que pasamos frente a las pantallas de nuestro teléfono, televisión y otros dispositivos. Si bien es cierto, la tecnología nos permite poder estar en contacto con nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo, profesores, etc., a pesar de la distancia, pero un uso desmesurado y abusivo de estos medios puede ser contraproducente y generar dependencia y malestar psicológico.
En estudios realizados por psicólogos de la Universidad de Salamanca encontraron que los jóvenes que hacían un uso excesivo del móvil presentaban mayores problemas de ansiedad, depresión y baja autoestima. Durante este tiempo de reclusión en nuestras casas, estamos comprobando la cantidad de horas que pasamos al día pegados a las pantallas de nuestros teléfonos, ordenadores y tablets.
Un buen propósito sería limitar el tiempo que pasamos frente a éstos, haciendo un uso más comedido, racional y responsable. A lo largo del día, podemos desarrollar muchas actividades que nos liberen y alejen del uso y dependencia de la tecnología, como por ejemplo leer un buen libro, conversar con las personas que convivimos, realizar ejercicio físico, cocinar, ordenar la casa, escuchar música, etc. Dedicar tiempo a estas otras actividades, manteniendo alejado nuestro teléfono móvil, puede ser una buena estrategia para no caer en la adicción o dependencia de las nuevas tecnologías.
En el caso de los niños, ¿qué consejos básicos deben seguir los padres para evitar que pasen mucho tiempo con el ordenador, tablet, televisión...?
Han sido muchas las voces críticas que han surgido en este tiempo en relación al trato y consideración que se está dando a los menores durante el confinamiento. Los niños, acostumbrados a sus rutinas, horario de colegio, salidas y actividad física, han tenido que permanecer confinados sin permiso para poder salir lo más mínimo durante muchas semanas. Nuestros niños han nacido ya con la tecnología presente en sus vidas y en estas circunstancias de confinamiento en casa el uso de televisión, móviles, tablet y ordenadores se ha convertido en algo muy habitual y cotidiano para ellos. Sin ir más lejos, sus tareas escolares son enviadas al ordenador o tablet, donde tienen que pasar muchas horas para hacer sus deberes. Por otro lado, para los padres, una forma fácil de entretener a los hijos es dejarle horas viendo la televisión, videojuegos o el teléfono.
Sería recomendable que enseñáramos a nuestros hijos a utilizar estos dispositivos con moderación, tratando de limitar su tiempo de uso y generando actividades alternativas para que los niños estén entretenidos. La tarea se complica cuando tenemos que compatibilizar nuestras tareas de adultos como el teletrabajo, con la atención y cuidado de los niños.
Podemos dosificar el tiempo que nuestros hijos permanecen con los dispositivos electrónicos, que puede ser alternado con otras actividades como leer un libro, hacer un puzzle, un dibujo, juegos de mesa o elaborar postres o recetas de manera junto a sus padres y hermanos.
En una sociedad con un estilo de vida exigente, en el que nos vemos obligados a pasar mucho tiempo fuera de casa, el confinamiento supone también una bonita oportunidad para muchos padres de pasar tiempo junto a sus hijos.
Séptima semana de confinamiento, ¿en qué fase anímica podríamos entrar?, ¿podemos tener más ansiedad, problemas de sueño...?
No es fácil determinar en qué fase anímica estamos y menos todavía pronosticar en cuál vamos a entrar. Estamos ante una situación de crisis y emergencia global de magnitud y resultados bastante imprevisibles. Podríamos decir que tenemos experiencia a la hora de afrontar y predecir las fases por las que pasamos en situaciones como catástrofes naturales, accidentes, atentados, etc. Pero la diferencia en esta crisis y pandemia es que continuamos inmersos aguda de la crisis durante varias semanas, con la preocupación e incertidumbre de cómo van a evolucionar los acontecimientos.
En los primeros días del estado de emergencia, los servicios de atención psicológica no detectamos una excesiva demanda en relación con la situación, pero con el paso de los días y semanas, estamos recibiendo mayor solicitud de ayuda de personas con problemas de ansiedad, dificultad para hacer las tareas cotidianas, miedo, depresión, dificultades para dormir y otros problemas emocionales. El Covid-19 nos afecta a todos de una u otra forma, pero está golpeando de manera más directa a las personas más vulnerables, aquellas que padecen directamente la enfermedad, han perdido seres queridos o no pueden estar cerca de ellos en estos momentos.
A medida que vaya pasando el tiempo nos iremos encontrando con una mayor demanda en relación a las consecuencias de la pandemia después de la fase aguda o de emergencia. Encontraremos cuadros de estrés postraumático, duelos mal resueltos, miedos y fobias relacionados con un nuevo contagio e inclusos otras dificultades derivados de la crisis económica, la pérdida de trabajo o los estudios. En nuestra ciudad, por ejemplo, tenemos muchos estudiantes universitarios que son de fuera de Salamanca, viven de otros países y se las añade la incertidumbre y preocupación de tener que finalizar el curso y regresar a sus casas.
¿Cómo sobrellevar mejor lo que nos queda para seguir estando bien a nivel emocional?
Según nos van diciendo, parece que pronto comenzaremos una desescalada en el confinamiento, pero este proceso se hará de manera progresiva y lenta. Todavía no sabemos cómo será nuestro estilo de vida en los próximos meses, pero es importante que sigamos actuando con responsabilidad tanto dentro como fuera de nuestras casas.
Tenemos que entender que continuamos viviendo una situación atípica que nos ha sido impuesta y no hemos elegido, por eso es normal que produzca incertidumbre, miedo y malestar emocional.
Se nos han propuesto muchas recomendaciones generales para afrontar el confinamiento que cada uno tiene que adaptar a su situación particular, no es lo mismo vivir solo que tener familia a tu cargo. Es fundamental mantener hábitos de autocuidado y cuidar también a los demás. Como ya hemos visto en muchos decálogos de pautas para el confinamiento, tenemos que continuar haciendo actividades y rutinas que nos sientan bien, mantenernos activos, realizar ejercicio físico, fomentar contacto con nuestras familias y personas cercanas, etc. En los momentos difíciles, es bueno poder hablar con alguien y expresar lo que sentimos. Tenemos que aceptar que podemos hacer cosas mal y equivocarnos, esto está dentro de lo normal, seguirán siendo situaciones nuevas para todos a las que nos tenemos que ir adaptando con paciencia y responsabilidad.