Un pacto es un acuerdo, un concierto entre dos o más personas o entidades, las cuales se comprometen a cumplir lo acordado o estipulado. El preámbulo de todo pacto es un diálogo sincero, aunque no necesariamente desinteresado. Como también forma parte de ese preámbulo la voluntad de llegar a un acuerdo. El ser consciente de que todas las partes implicadas han de ceder en algo de sus posiciones o intereses particulares, en pro de un interés colectivo superior que redundará en el interés particular de cada uno. Respeto a los demás, a sus convicciones y a sus posiciones. Asumir lo acordado, serle leal y comprometerse en su defensa. Por tanto, diálogo, voluntad, ceder, respeto, lealtad y compromiso, son los requerimientos mínimos para llegar a un pacto y alcanzar los objetivos propuestos en los mismos.
Estoy convencido de que eso ya lo saben todas las fuerzas políticas que nos gobiernan, aunque a veces se olviden y miren para el otro lado, como si no fuera con ellos. De igual manera, estoy convencido de que todos los políticos saben que son ellos los primeros responsables de facilitarle a la ciudadanía un mejor vivir o sacarles de una situación grave y crítica, como es esta pandemia de la Covid-19 en la que estamos inmersos.
No vale escudarse en esa comparativa sombría de que nuestra cultura del pacto es inferior, respecto de otros países o latitudes. Ni tampoco en la supuesta intransigencia de los partidos españoles para formar coaliciones. Eso puede quedarse, en todo caso, para gestionar los resultados de unas elecciones. Pero no vale para hacer frente a una situación de emergencia nacional, cuando de salvar vidas se trata, ahí todo el mundo a de arrimar el hombro, sin escusas.
Respeto la idea que tienen algunos, aunque no la comparto, de que en la política española no hay hábito de pactar. Nuestra historia está llena de pactos llevados a cabo y esa cultura del pacto fue la que inspiró la Constitución de 1978 y los Pactos de la Moncloa. La alternancia en el poder central, por décadas de bipartidismo, ha sido el resultado de sucesivos pactos, implícitos o explícitos. Por muchos años los pactos también han sido lo habitual en las Comunidades Autónomas. Una gran parte de los municipios son regidos como resultado de pactos entre varios partidos de uno u otro signo.
Pacten señores, pacten. Independientemente de que se encuentren en el Gobierno Central, en el de las Comunidades Autónomas, de los municipios, en la oposición de cada uno de esos gobiernos o en representación de sus partidos políticos, sean de la ideología o el signo político que sean. Pacten, se pongan de acuerdo.
Los ciudadanos estamos esperando y les exigimos, por el poder que les hemos prestado con nuestro voto, que pongan en práctica el espíritu de colaboración para que, dentro de una convivencia en lo diverso, unamos fuerzas y todos unidos venzamos esta pandemia de la Covid-19 que nos azota. Ya habrá tiempo de pedir explicaciones y rendir cuentas, ahora toca estar unidos para ahorrar muertes y sufrimientos.
Los ciudadanos hemos cumplido, estamos cumpliendo nuestra parte. Quedándonos en casa los más, o atendiendo con una profesionalidad técnica y humana ejemplar, heroica, los servicios sanitarios y otros servicios públicos fundamentales. Ustedes tienen que cumplir también, para vencer la pandemia e iniciar la vía de la recuperación social y económica que nos lleve a una nueva normalidad. Cumplan, llegando a acuerdos, no solo para salvar vidas humanas, también para que no entremos en un infierno cuando nos liberemos del virus.
Pacten señores, pacten. Es su responsabilidad. Y luego no se olviden de ser leales a lo acordado. No se olviden de que los pactos se respetan, se guardan, como dice el derecho romano, pacta sunt servanda, del que tanta influencia nos ha llegado.
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