El coronavirus vacía la fiesta en la campa de Villalar por primera vez desde la Democracia
Por fin tenemos ocasión de dejar de lado, al menos ocasionalmente, el tema recurrente del coronavirus. Y apetece cambiar de tema. Sobre todo, si se trata de afrontar temas festivos, como el del lunes de aguas, la fiesta autonómica de Castilla y León o el día de Villalar y la fiesta del libro o de las letras españolas.
Es verdad que este año las fiestas y los demás posibles acontecimientos están marcados por la pandemia del coronavirus, lo queramos o no. Veamos.
El lunes de aguas, que tiene origen en la tradición de dejar atrás la cuaresma y pasar a las actividades de la vida ordinaria asentada en el regreso de la pascua, que supera los ayunos y recupera las prácticas comunes y liberales propias de la juventud de los estudiantes en relación con las mujeres libres que han estado confinadas al otro lado del río durante el tiempo de cuaresma, y que ahora adquieren de nuevo prácticas de libertad, si no de libertinaje, con el paso nuevo del río en regreso a los ámbitos de la ciudad, que es ciudad típicamente universitaria.
El traslado de las mujeres libres da protagonismo al río Tormes, y la ciudad lo celebra y lo hace propio acercándose masivamente al río con carácter festivo expresado con la comida típica de este tiempo, la empanada propia de la tierra y que recibe el nombre de hornazo, hecho con masa de trigo y relleno con los productos de la matanza, que se ha celebrado ya en los días anteriores a la cuaresma y que empieza a estar curada con posibilidades de mantenerse disponible para el uso en cualquier momento del año, hasta que se realice en el próximo invierno la nueva matanza.
Este año el hornazo ha tenido que tomarse en la propia casa, donde todavía nos mantenemos todos más o menos confinados. Y la fiesta adjunta que siempre propiciaba el propio ayuntamiento de la ciudad de Salamanca, ha tenido que quedar reducida a celebraciones telemáticas, a las que cada cual podía acceder desde la propia casa.
El Ayuntamiento preparó una larga programación que abarcaba desde las 12 del mediodía del lunes día 13 hasta las 20,30 de la tarde. Contaba para ello con la colaboración de la Escuela Municipal de Música y Danza, la Asociación de Gigantes y Cabezudos y compañías de teatro profesionales con las que colabora el Ayuntamiento habitualmente. No tenemos noticias del acceso que los ciudadanos de Salamanca tuvieron aquella tarde a estas ofertas festivas tan variadas.
En cuanto a la fiesta autonómica de Villalar, el coronavirus vacía la fiesta en la campa de Villalar por primera vez desde la Democracia.
Tenemos conocimiento de las abundantes celebraciones que ofrece, también de forma telemática, el Ayuntamiento de Salamanca para celebrar la Fiesta del Libro y otras efemérides coincidentes, como es el caso de los 20 años del fallecimiento de la escritora salmantina Carmen Martín Gaite, los 150 años del nacimiento del poeta y salmantino Gabriel y Galán, y los 250 años del nacimiento de Beethoven.
El Día del Libro no se ha podido celebrar este año, como se hacía en los pasados, en la Plaza Mayor de la ciudad. El programa, por tanto, ha tenido que celebrarse también en modo telemático, al no poder celebrarse en modo abierto, debido al estado de alarma decretado por el Gobierno. El señor alcalde de Salamanca invitaba a todos los ciudadanos salmantinos a participar en esta rica fiesta cultural.
Decía el señor alcalde que "si hay algo que nos enseñan los libros es que la imaginación todo lo puede. Con ella, y con la ayuda de las tecnologías, --decía el alcalde? este 23 de abril convertiremos el canal de YouTube del Ayuntamiento de Salamanca y las redes sociales en nuestra Plaza Mayor virtual".
El programa virtual elaborado por el Ayuntamiento estaba relacionado con el mundo de las letras, incluyendo teatro, cuentacuentos, música y exposiciones. Y contaba con la colaboración de la Red de Bibliotecas Municipales, la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes, la Escuela Municipal de Música y Danza y la Banda Municipal de Música.
La oferta de literatura relacionada con Carmen Martín Gaite y con Gabriel y Galán era abundante y razonada. Y la oferta musical igualmente rica y atractiva. Teatro, poesía, música y hasta magia invitaban a sumergirse en el fondo cultural que los medios modernos de comunicación ponen a nuestro alcance.
Confiamos en que el Día del Libro 2020 no quede reducido a unas cuantas actividades más o menos atractivas, sino que se convierta en una seria invitación a seguir empapándose de la abundante cultura, este año lógicamente tan limitada y condicionada. Ya vendrán tiempos mejores.
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