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Fray Eduardo Agosta: “La enfermedad es inédita, con síntomas variopintos, y para cada persona...
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Fray Eduardo Agosta: “La enfermedad es inédita, con síntomas variopintos, y para cada persona...

Actualizado 24/04/2020
Redacción

Testimonio del carmelita descalzo que ha superado la enfermedad del COVID-19 y pasa la cuarentena en el convento de San Andrés en Salamanca

El Convento de San Andrés en Salamanca vive la cuarentena del coronavirus con 15 hermanos aislados. Uno de ellos es Fray Eduardo Agosta, carmelita calzado, que ha superado recientemente la enfermedad y comparte su experiencia con el público. La Diócesis de Salamanca recoge en su web el testimonio del religioso.

"Mi periplo viral comenzó el 24 de marzo, con un sensible aumento en la temperatura corporal, 37,5ºC, sin desarrollar fiebre, y fuertes dolores de cabeza. Durante ese primer día, el dolor empeoró y se extendió a todo mi cuerpo. Al anochecer, ya tenía fiebre, 38,1ºC, y los valores térmicos siempre oscilaron entre esos dos valores. Esta fluctuación en la temperatura corporal continuó hasta el 5 de abril, cuando la enfermedad remitió completamente", inicia el relato el carmelita. "El primer día, llamé a la línea telefónica de ayuda que la Junta de Castilla y León puso a disposición del público para casos de coronavirus. Inmediatamente respondieron mi llamada, me escucharon, tomaron nota de mis síntomas y me dijeron que me llamarían al día siguiente, lo cual hicieron".

La noche siguiente, el segundo día de mi enfermedad, me llamaron y me preguntaron sobre mis síntomas, que se habían vuelto más graves. En ese momento, sentía un dolor intenso detrás de mi cuello, junto con la fiebre y el dolor de cabeza. Me anotaron como un "sospechoso" de COVID-19 y me ordenaron mantener a raya mi fiebre con paracetamol, algo que ya estaba usando, permanecer encerrado en mi habitación las 24 horas del día sin salir, y extremar las medidas de desinfección de todo lo que tocara".

Tras una complicada convalecencia, el religioso terminó superando la enfermedad "Poco a poco, el dolor en el pecho fue cediendo, la respiración se relajó y, en los últimos dos días de la enfermedad, la fiebre se esfumó, los dolores desaparecieron, y el gusto y olfato volvieron, trayendo consigo toda su textura y consistencia a mis comidas. El día parecía volver a estar lleno de luz. La última anécdota de este viaje, después de que la enfermedad remitiera tan rápido como llegó, fue haber perdido cinco kilogramos de peso corporal, quedando muy por debajo del peso recomendado para mi edad, altura y constitución física. La enfermedad es inédita, con síntomas variopintos, y para cada persona la experiencia global es única. Estoy convencido que, quienes ya hayan padecido los "síntomas leves" del coronavirus, podrán en parte identificar sin dificultad sus experiencias en el relato. Quiero destacar la diligencia y la estrecha orientación de la Dra. A. del Centro de Salud, quien en este camino de enfermedad fue un apoyo clave para mí, sobretodo cuando estaba desesperado".

Cabe tener en cuenta que este itinerario es personal. La enfermedad es inédita, con síntomas variopintos, y para cada persona la experiencia global es única. Estoy convencido que, quienes ya hayan padecido los "síntomas leves" del coronavirus, podrán en parte identificar sin dificultad sus experiencias en el relato.

Quiero destacar la diligencia y la estrecha orientación de la Dra. A. del Centro de Salud, quien en este camino de enfermedad fue un apoyo clave para mí, sobretodo cuando estaba desesperado.

Agosta señala que durante su tiempo de convalecencia ha aprendido mucho sobre la condición humana y la importancia del afecto: "He confirmado, una vez más y en carne propia, la fragilidad de nuestra condición humana, la vulnerabilidad de nuestras fuerzas que a veces pensamos infinitas.

En este tiempo, la tecnología de comunicación por videollamadas ha sido mi aliada para contactar no sólo a los especialistas, sino entre nosotros, mis seres queridos y los amigos entrañables, que con su afecto, cercanía y oración me han sostenido a la distancia. Ellos me arroparon con palabras de aliento, canciones, flores multicolores y videos divertidos"

Fuente: Diócesis de Salamanca

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