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La Casa Lis, de nuestra Casa a tu Casa
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POR CHARO ALONSO Y CARMEN BORREGO

La Casa Lis, de nuestra Casa a tu Casa

Actualizado 19/04/2020
Redacción

"La belleza jamás cesa en este espacio al abrigo de la catedral, libélula de ladrillo, hierro y cristal posada sobre la piedra que se refleja en el río. Geometría de luz y color en la Salamanca quieta"

Casa de todos, una vez abierta hace veinticinco años, Lis nunca cierra. La belleza jamás cesa en este espacio al abrigo de la catedral, libélula de ladrillo, hierro y cristal posada sobre la piedra que se refleja en el río. Geometría de luz y color en la Salamanca quieta. La belleza escondida tras la vidriera no deja que se oscurezca ese fulgor que fascina más allá de sus paredes. Es casa viva y palpita en las líneas que nos unen a través de la puerta que se abre de Nuestra Casa a tu Casa, como reza la iniciativa que el Museo Casa Lis Art Déco, Art Nouveau ha puesto en marcha en estos tiempos inciertos de reclusión.

Porque esta Casa que se siente con todos los sentidos merece de nuevo la visita. Y si no puede ser física, se impone el recorrido virtual por las estancias de un espacio abierto a todos los paisajes sonoros a través de las obras de la colección permanente, de las obras de las exposiciones temporales, de la joya que es la propia casa construida por Miguel de Lis para festejar la modernidad en la lenta ciudad adormecida donde el arquitecto jerezano, Joaquín Vargas, hacía arabescos de hierro con las vigas suministradas por la empresa de los Moneo. Salamanca decimonónica donde habitar los ecos del Fin de Siglo en el París de los comerciantes, el de los Luna, el de los Huebra? La de los Lis fue la sorprendente casa modernista en la que hacer cotidiana la belleza diaria, empeño de los artistas del Art Nouveau y Art Déco que coleccionaba con pasión Manuel Ramos Andrade. Una casa recuperada para la ciudad, casa de cultura, casa de todos convertida, por obra y gracia de la generosidad de un hombre de inusual destino, en el Museo engarzado en la Salamanca letrada, la Salamanca monumental, la Salamanca, gracias a Manuel Ramos Andrade, modernista.

Casa abierta que, según Alejandra Martín Casado, se empeña en seguir siéndolo: Estas actividades online, puedo contarte que se engarzan en la línea trabajo del Museo antes del cierre tratando de transmitir al público a través de internet el contenido de las exposiciones temporales, la colección permanente y todos los detalles posibles sobre este maravilloso continente que habitábamos físicamente antes del cierre. Cualquier mensaje gira en torno al concepto de la "casa", la que fue Lis y la que sigue siendo, abierta siempre al menos virtualmente para mostrar el arte que se conserva y exhibe en ella. Además, gracias a las redes sociales (Facebook, Twitter e Instagram), podemos replicar virtualmente los componentes o "ingredientes" de la experiencia que invitamos a vivir en el museo y que se asocia también todos los sentidos, lo que incluye la música y la evocación de cualquier otra experiencia sensorial (para ello, los contenidos audiovisuales que tenemos alojados en Youtube y Vimeo, así como las listas de reproducción musical que hemos creado en Spotify no están resultado de gran utilidad). Gracias a todo ello, podemos contar historias maravillosas sobre las piezas de las colecciones del museo y la propia historia del museo y la Casa Lis.

¿Podemos sustituir la visita real a un museo? Se impone ahora obligatoriamente el tiempo de la imaginación, de la ventana tecnológica abierta a la belleza. De ahí que los Museos del mundo vengan a nuestra casa a invitarnos a recorrerlos, de ahí que sintamos, como bien nos recuerda Alejandra, que tenemos en Salamanca un museo que puede estar al nivel de los más grandes: En lo que se refiere a este contarnos en redes, tenemos las mismas posibilidades y opciones que cualquier otro museo, incluso los museos emblemáticos del país o cualquier otro lugar, instituciones con las que estamos casi casi "a la misma altura" en la red. Además, la interacción con los seguidores nos proporciona información muy útil sobre los contenidos que más les interesan con el fin de desarrollar nuevas actividades desde la institución, datos que resulta más complicado obtener con las visitas físicas al museo. Este trabajo en red nos permite fortalecer los vínculos con nuestra comunidad virtual y también con otras instituciones con las que se han desarrollado lazos más estrechos estos días.

Días para recorrer contenidos tan estimulantes como aquellos en los que se comentan las obras de la colección permanente del Museo, las exposiciones temporales pasadas? días para hacer una personal "Galería Lis online" o descubrir los secretos del Museo y los 25 años de historia que atesora a lo largo de las diferentes portadas de los periódicos que se han ocupado de sus actividades y de su espacio privilegiado. Una oportunidad que no olvida un rincón que sigue abierto a través de la ventana infinita de la red, un espacio donde compartir y presumir del ambiente Lis y su belleza: la tienda plena de color en la que seguir disfrutando de la originalidad y el espíritu del Museo.

Un Museo de todos que llenaba la ciudad del color de su última exposición temporal: "De Rubens a Van Dyck", cincuenta obras del periodo barroco orlados de música a cargo del conservatorio superior, pertenecientes a la colección Gerstenmaier. Un derroche de colores brillantes, luz y paisajes para festejar la pasión coleccionista de un alemán fascinado por España y por la pintura flamenca comprendida entre el siglo XV y el XVIII y que ha encontrado en las paredes de La Casa Lis el mejor de los acomodos. El hogar burgués de don Miguel de Lis, como todos los de fin de siglo, se decoraban con naturalezas muertas y se ornamentaban en su comedor principal con los bodegones y las flores de cuadros como los que ahora la Casa Lis recupera su esplendor de antaño, el de una casa burguesa que luce puertas en forma de herradura, techos decorados, puertas y frisos llenos de motivos florales. Una casa donde la señora se refugia en su oratorio privado, espacio que no se conserva hoy, pero que en tiempos de Dolores Primo, esposa de Miguel de Lis, luciría los cuadros de temática religiosa que también ahora recorre el visitante de la exposición Gerstenmaier. Abrazo del pasado de la Casa de los Lis a una modernidad que nos recuerda la eternidad del arte y su valor por encima de usos y costumbres.

La Casa Lis conjura el tiempo y el espacio ¿Quién es Hans Rudolf Gerstenmaier? Su historia nos recuerda la travesía vital de quien hizo posible este museo salmantino, Manuel Ramos Andrade. El coleccionista alemán llegó a nuestro país en 1962 pare emprender negocios relativos a los recambios de coches, y fue su pasión por el arte y por la historia la que lo llevaría a reunir una colección artística que no solo cede en la actualidad a museos como La Casa Lis, sino que ha dado lugar a una donación al Museo del Prado de pintura española que le sitúa entre sus más importantes benefactores ¿Tiene el coleccionista la obligación de ser generoso? Unidos por su pasión por el arte, Manuel Ramos Andrade y Hans Rudolf Gerstenmaier, con sus evidentes diferencias, comparten las tres virtudes que, en opinión del alemán, debe tener un coleccionista: pasión por el arte, paciencia y constancia. Una constancia con la que hacer de la vida un camino a través de la belleza que culmina con la entrega de la misma de las paredes de su casa? a los muros comunes de todos en el Museo compartido.

En su casa de la calle barcelonesa de Pau Claris, Manuel Ramos Andrade se rodeaba de sus colecciones como Hans Rudolf Gerstenmaier en su piso de Madrid y en su casa de El Bolao vive los cuadros que se descuelgan de las pareces privadas, íntimas, para convertirse en piezas de un museo de todos. Generosidad y transcendencia para dos mecenas que, salvando todas las distancias que les separan, se unen ahora en estas paredes compartidas de la Casa Modernista. Y los cuadros, sentidos para ser lucidos en las casas burguesas de siglos pasados, adquiridos por el amor al arte o la tarea anticuaria, regresan al muro de la casa, la casa, siempre la casa que ahora, a todos, nos protege de las perturbaciones y nos devuelve la quietud con la que recorremos, de forma vicaria, sí, pero emocionada, las estancias de los Museos que entran, vivos y palpitantes a través de la red, en nuestra propia casa.

¿Cómo obviar estos días de tristeza que una de las colecciones de pintura flamenca más bellas de Europa nos ha sido otorgada como un don de la belleza? El tiempo se remansa a lo largo de estos tiempos oscuros para hacernos desear aún más el recorrido por las estancias hermosas de la Casa Lis. Para recordar su infinita riqueza, para ahondar en ella, para seguir compartiéndola. Desde el Museo, tenaces, empeñados en compartir su luz y su don, nos invitan a traspasar la puerta. Y nosotros, lejos de la oscuridad, paso a paso, entramos en ella.

Charo Alonso.

Fotografías de Carmen Borrego, para el Museo Casa Lis.

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