Tampoco es necesario anticipar ahora mismo un título para mi libro próximo, pero sigo todas las semanas escribiendo de fútbol, aunque en cada capítulo tengo que recurrir a mi memoria infantil cuando los sueños de fútbol se convertían en realidad. Sea como fuere, prácticamente en abril he pergeñado la mayoría de capítulos con los que cerraré el ensayo futbolístico allá por el mes de agosto. Por si alguien quiere jugar a descubrir las ideas centrales de referidos textos puedo plasmar: "Dicen que la brújula llegó a Europa durante el Renacimiento (Siglo XIV) y se pensaba que todo era obra de brujería, de ahí el diminutivo de bruja (brújula). El fútbol data de 1868 y, en su esencia práctica, todo es cuestión de prioridades porque el balón no es asunto de brujería sino de las habilidades adquiridas por atletas con inteligencia futbolística?"
También tengo anticipadas estas otras líneas: "Esta Liga 2019/20 la conoceremos para siempre como la del "coronavirus". La suspensión de las competiciones modificó todas las planificaciones deportivas y económicas. Incluso, la "industria del fútbol" entró en riesgo evidente a partir de marzo, los presupuestos de los clubes precisaron de ajustes drásticos al no recibir ningún tipo de ingresos y, además, los futbolistas tuvieron que rebajar sus contratos. La reanudación de las competiciones fue compleja y la estructura salarial de los Clubes sufrieron modificaciones sustanciales, definitivamente el "coronavirus" deshinchó la "burbuja", como ocurriera en menor medida en 2008 con la "burbuja inmobiliaria". Hasta los Juegos Olímpicos ya fueron suspendidos en tales fechas ante el panorama imparable de los contagios del "Covid 19".
En esa línea de anticipación acelerada, también he ido aventurando otras cuestiones todavía por testear: "¿Se está gestando un fútbol más económico, más racional en salarios, reajustes inevitables de contratos anuales y traspasos más baratos entre Clubs de fútbol? Son retos a los que nos enfrentaremos y el mercado se ocupará de dejar a cada uno en su lugar..." Lógicamente, el fútbol cambiará como también lo hará el mundo en una serie de programas que se deberán revisar.
¿Y dónde encontraremos un nuevo corazón para el fútbol? Se me ocurre que debiéramos tomar alguna noción de las que Enrique Carretero plasma en su libro "La religión esférica": "El fútbol está muy ligado a la infancia, esa etapa de la vida en la que la imaginación campa con libertad, confundidas realidad y ficción. De hecho, en el fútbol la gente se comporta como si fuesen niños, como si los devolvieran de manera transitoria a la infancia, lo que siempre ha despertado la perplejidad de quienes no se ven arrastrados por la afición al deporte rey. Pero esa ligazón no solo se entabla a este nivel: el fútbol está relacionado con la infancia porque retrotrae al aficionado hasta ella de un modo onírico, le hace rememorarla y degustarla de nuevo."
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