El estado de alarma por la crisis del coronavirus y el confinamiento social pueden pasarnos factura emocionalmente. Es una situación excepcional en la que tenemos que aprender a gestionar nuestras emociones y a mantener la calma. ¿Cómo sobrellevar esta situación? En esta ocasión los consejos vienen de la mano de las monjas de clausura de las Carmelitas Descalzas que han querido compartir su "experiencia de vivir siempre en el mismo sitio"
María Teresa de los Ángeles, hermana de las Carmelitas y que desde hace 12 años reside en un convento de Cádiz, ha publicado un decálogo para vivir los días de confinamiento y no morir en el intento.
- Descubrir la libertad interior. Libre es el que tiene la capacidad de asumir la situación.
- Paz donde se ensanche el alma. Mira dentro de ti mismo, el más amplio espacio para expandirte y ser feliz está en tu corazón, no necesitas espacios externos, sino andar con holgura en tu propio mundo.
- No te descuides, la paz hay que trabajarla. Ejercita virtudes que requieran concentración y autoconocimiento, ya que estamos ocupados en mil quehaceres ex
ternos. Disciplina tu corazón.
- Ama. Ante la crisis estamos más irritables. Se paciente. Quítale importancia a las diferencias. Desdramatiza.
- No mates el tiempo, pasándolo inutilmente. Vívelo con disciplina. Las cosas que haces por sencillas que sean, que tengan un valor y una finalidad.
- Ensancha tus propias fronteras. Lo que no podías hacer antes por falta de tiempo, hazlo ahora. Lee, escucha música, viaja por TV y, si eres persona de fe, reza.
- Para los más sensibles: evitar conversaciones pesimistas, discusiones, malas caras. El baile, el movimiento canaliza energias.
- No estás aislado.El amor y el cariño de la gente sigue ahí. Comunícate. Abre tu corazón.
- Jornada de reflexión. Buscar momentos de silencio y soledad, oxigenan individualmente. Reflexionad, pensad, meditad?.¿qué puedo cambiar en mí para ser mejor después de estos días?
- Ora. Sólo la oración puede sustentar la vida en todas las situaciones. Orar es abrirse a Dios. Habla con El, desahógate. Si te dejaste la oración en el traje de primera comunión, vuelve a intentarlo, siempre es tiempo para conversar con él.