Con catorce mujeres muertas a manos de sus maridos, parejas o como quieran llamarlos, en lo que va de año hemos llegado al ocho de marzo, día de las mujeres, una fecha que ya no tendría que ser señalada porque hombres y mujeres hemos asumido que todos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, pero que no podrá desaparecer del calendario hasta que no haya desaparecido del mapa el último machista, porque los machistas existen, todos, menos ellos, lo sabemos. Es fácil conocerlos.
Machistas no son solamente los que asesinan a las mujeres, son también los que piensan que no pueden ser más inteligentes que ellos, los que creen que son sus esclavas, que están obligadas a hacerles la cama, ponerles el plato en la mesa y atarles los zapatos para que no tengan que agacharse, que son ellas las que tienen que ocuparse de los hijos y no ellos, los que malgastan el dinero con sus amigotes, y si no se llega a fin de mes, las acusan a ellas de derrochonas, los que no tolerarían que les sean infieles, pero ven normal que lo sean ellos, los que pueden tener amigas, pero no aceptan que ellas tengan amigos, los que se sirven de ellas y después las venden como Judas a Cristo y las tachan de fáciles, los que todas son buenas para un rato pero ninguna para más tiempo porque todas son iguales, o sea, arpías, brujas, malas pécoras, los que se divierten con ellas, y cuando han bebido unas copas demás, en lugar de protegerlas, aprovechan la circunstancia para violarlas, los que las vigilan, los que las controlan, los que no se fían de ellas porque piensan que van a traicionarlos como las traicionan ellos, los que las ponen en ridículo, los que las humillan, los que las menosprecian, los que se toman la libertad de hacerles chistes groseros y hasta confiesan en público que todas son perfectas menos la suya, los que no están dispuestos a cambiar porque entienden que hacer lo contrario, más que de hombres, es de peleles? los que tienen los años contados porque aunque se nieguen a verlo son una especie a extinguir.
Es evidente que con los machistas no acabarán ni los gobiernos ni sus leyes aunque luego se apunten la victoria, con los machistas acabarán las mujeres de verdad, las mujeres valientes, las que no necesitan de ningún hombre para conseguir un trabajo, las que se bastan y se sobran para tomar sus decisiones, las que jamás recurren a sus cargas familiares para obtener beneficios, las que huyen de los privilegios por el hecho de ser mujeres y los hombres que las valoran, porque aunque ellos no se lo crean son muchos más que ellos.
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