Lágrimas, sollozos y más de una carcajada han sido grandes protagonistas este Miércoles de Ceniza en Peñaranda y en su tradicional Entierro de la Sardina, que congregaba a multitud de personas entre las plazas de España y Constitución.
Una celebración que arrancaba pasadas las cinco y media de la tarde desde el Ayuntamiento, punto de partida para una comitiva compuesta por las viudas y plañideras, quienes no paraban de ofrecer lamentos mientras portaban el ataúd, protagonizando una comitiva que iba presidida por el obispo, el cura y los s
ones castellanos de la Dulzaina Alborada.
La original letanía en honor al difunto protagonizaba el desfile, mientras el público se iba congregando alrededor del Templete, en la zona habilitada para depositar el féretro y, tras una breve oración, comenzar con su quema, poniendo punto y final así a la festividad.
Tras ello la actividad se trasladaba hasta las mesas dispuestas en los soportales, en las que se repartían las sardinas y los refrescos, prolongando así el ambiente festivo en las ágoras hasta bien entrada la tarde.