Además de la quema del toro, se lanzaron fuegos artificiales desde lo alto de la Casa Consistorial
Definitivamente, el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo ya tiene el final que tanto necesitaba y merecía: tras su ya exitoso estreno el año pasado, el Pasacalles de Cenizos promovido por una veintena de peñas mirobrigenses se ha consolidado como colofón en una multitudinaria segunda edición que tuvo lugar a última hora de la tarde del Martes, apenas un cuarto de hora después de concluir el último desencierro.
En honor a la verdad, hay que apuntar que en el crecimiento en esta segunda edición ha tenido también su influencia la meteorología: mientras que el año pasado llovió durante su desarrollo, lo que obligó a llevarlo a cabo más rápido, en esta ocasión se pudo disfrutar de una velada muy agradable, sin nada de frío, y por supuesto sin riesgo de agua.
Este año, los involucrados en este Pasacalles han sido las peñas Arena en el Registro, Estamos en Ello, La Organizada, Los Primosh Shulos, Los Rotos, Y Muchas Más, Peña de Francia, El Aquelarre, GB & Ivanrey Shore, Los Kolgaos, Las Chatis, Los del Casablanca, El Vago y estos, La Polemika, Putukos Premium, El Farinato, La Rebelión, El Revolcón, El Turre, La Gresca, Paga Este, y Águeda, y la Asociación Charra del Caballo y la Asociación Carnavaldeltoro.es, con la colaboración de Ibernatur Taxidermia, que creó el toro que ardió en la Plaza.
Antes de que fuera prendido, hubo, como ya se hizo el año pasado, y como reza el nombre del evento, un desfile, bautizado como Pasacalles de Cenizos, en homenaje al que hacía el grupo de Triguito y sus muchachos los años en que las autoridades concedían un día más de fiesta, los emblemáticos Cenizos en la jornada del Miércoles de Ceniza (que no se conceden desde hace más de 4 décadas).
El Pasacalles tomó la Rúa del Sol en dirección a las casetas del Paseo Fernando Arrabal, donde estaba prevista una primera parada que finalmente no se llevó a cabo al no estar por allí ninguna de las peñas implicadas. Lo que sí se hizo junto a la bóveda fue un relevo en los costaleros del toro, que fue pasando de hombros en hombros durante el trayecto. A continuación, se siguió por el Paseo Fernando Arrabal y el Registro, para volver a entrar al centro por la bóveda de la Puerta del Conde.
La gran comitiva, abierta por cuatro músicos, siguió por la calle Madrid y la calle Cadimus en dirección a la Plazuela del Buen Alcalde, por la que se entró por la calle Jazmín. Una vez en esa Plazuela, hubo una parada de mayor duración, ya que las casetas del espacio invitaron a picar algo a todos los que por allí estaban, formándose un gran ambiente.
Ahí ya cogieron el toro integrantes de la Asociación Carnavaldeltoro.es, que fueron los encargados de portarlo hasta la Plaza Mayor, donde fue situado en el centro del coso, muy cerca de los Bomberos que habían acudido a asegurar que no hubiese problemas. Antes del prendido (a cargo de la Peña La Polémika), todo aquel que quiso pudo depositar sus gargantillas para quemarlas, siendo víctima también del fuego algún pañuelo farinato de los repartidos en el Campanazo, camisetas, o incluso un casco del disfraz de los Farinato Bulls.
Mientras el toro estaba ardiendo, se lanzaron una serie de fuegos artificiales desde lo alto de la Casa Consistorial. Una vez el toro se consumió y las llamas descendieron, hubo unas cuantas personas que se animaron a saltar las que quedaban, que acabaron por ser extinguidas por los Bomberos (sobre las 21.20 horas), quedando todavía unas cuantas personas por allí que se resistían a dar por finalizado el Carnaval 2020. Concluido éste, se pone en marcha la cuenta atrás para el siguiente, que se desarrollará del 12 al 16 de febrero de 2021.