La riqueza serrana se sustenta, entre otros atractivos, sobre la espectacular indumentaria en la que el traje de vistas se lleva casi todo el protagonismo
Cuando los viajeros deciden La Alberca como destino, el Museo del Traje no suele estar entre sus prioridades. Una vez que lo conocen, sin embargo, a nadie se le olvida la extraordinaria belleza de uno de los mayores orgullos del patrimonio albercano. Aunque la indumentaria tradicional proviene de la Edad Media, los ropajes, tal y como hoy los conocemos, son la moda de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Esa parte de la cultura local fue también decisiva para que el pueblo se convirtiera en el primer monumento nacional español hace ya siete décadas.
Situado en la calle llanito, el Museo del Traje nos acerca hasta esos tejidos nobles tratados con técnicas diversas y acompañados de abalorios y joyas de oro y plata que encuentran en su vertiente femenina la quintaesencia de la belleza.
La Alberca presume siempre de su traje de vistas, uno de los más antiguos, ricos y valiosos de todo el país. Sin embargo, la indumentaria serrana está plagada de joyas de moda autóctona. Así, también pueden presumir de disponer del traje de Manteo. Confeccionado con negro paño fino, caracterizado por unir al jubón de terciopelo negro, una falda cortada en forma de manteo o capa abierta por detrás. El bordado, según explica María José Álvarez Curto en La vestimenta albercana, se traza a base de mostacilla. En este traje tampoco falta la mandila, el mantón de Manila, una cinta en el moño y medias blancas y caladas introducidas en zapatos de terciopelo o charol con hebilla de plata.
El traje de zagalejo también es propio de esta zona de Salamanca como una modalidad del de manteo. A diferencia de aquel, el zagalejo no lleva mantilla y sí una cinta de moño colocada sobre el rodete. Las medias son de peto y los zapatos negros de hebilla.
El traje de Serrano de Sayas es otra de las riquezas de esta zona. Al igual que el traje de Ventioseno. Son un verdadero contraste. Alegre y vistoso el primero, el segundo es conocido como traje de respeto; exclusivo de personas mayores y asociado al luto y l austeridad.
Aunque la indumentaria masculina es absolutamente residual, La Alberca reserva también un hueco al traje serrano de varón, que incluye camisón ancho de lienzo hasta las rodillas, ropa interior blanca de lino, calzón de terciopelo azul que se cierra en la cintura por delante y calcetas de hilo blanco para cubrir las piernas además de polainas negras para cubrir el calzado. Tampoco puede faltar el chaleco de terciopelo azul con doble hilera de botones de plata, chaqueta corta de rizo y pañuelo de seda en la cabeza junto a una faja roja en la cintura.