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Celebridades y falsos mitos en torno al Asperger
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De Greta Thumberg a Albert Einstein

Celebridades y falsos mitos en torno al Asperger

Actualizado 18/02/2020
Jorge Trevín

La representación de esta variedad del autismo en el cine y la televisión contribuye a diario a fomentar ciertas ideas erróneas

Paradójicamente, el Síndrome de Asperger, ese trastorno que tiende a anular nuestras habilidades sociales, es una de las más representadas en la historia del cine. Sin embargo, esa sobreexposición en la gran pantalla ha propiciado la creación de falsos mitos. El más extendido, quizá, el que señala a estas personas como auténticos pozos de sabiduría en una disciplina. El día a día de este trastorno desmonta sin embargo esa idea porque los genios son algo bastante menos habitual de lo que nos han hecho creer.

Ni todas las personas con asperger son el John Nash de Una mente maravillosa, el Alan Turing de The imitation game o el Dustin Hoffman de Rain Man que sabía cuántos palillos exactamente había el suelo al caerse una caja. Tampoco son Sheldon Cooper, quizá el asperger de la ficción más mediático de la actualidad, porque aunque el protagonista de Big Bang Theory presenta rasgos muy acentuados del trastorno "jamás ninguna persona los presenta, como él, todos a la vez". Agradecen la visibilidad y la sensibilización pero el estereotipo no termina de convencer a quienes trabajan cada día con estas personas.

A lo largo de la historia son muchísimos los personajes conocidos diagnosticados con asperger y también muchos otros sobre los que existen sospechas. Entre los primeros, Steven Spielberg Tim Burton, Andy Warhol, Daryl Hannah, Keanu Reeves, la mediática Greta Thunberg y hasta el mismísimo Albert Einstein. Entre los segundos, Leo Messi, de quien se ha llegado a decir que presenta algunos rasgos del trastorno.

El otro gran estigma al que el celuloide ha condenado a quienes padecen asperger es el del aislamiento social. A juicio del cine, siempre son personas asociales, siempre viviendo en una burbuja de confort y limitando al máximo el contacto con buena parte del mundo. Y aunque así suceda en muchos casos, no se trata de una verdad absoluta pues hay personas que acarrean el trastorno y son extremadamente sociables, disfrutan haciendo amigos y compartiendo tiempo con ellos. Que lo hagan ajustándose a las convenciones sociales ya es otra cosa.

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