Afecta a congresos y encuentros de carácter científico, económico o deportivo, causando enormes perjuicios a los lugares afectados
Es el tema común de cada día en la última temporada. El fenómeno empezó en la provincia china de Wuhan. Los síntomas son similares a los de la gripe común, pero el hecho de ser algo nuevo y desconocido, y que proceda de los ámbitos oscuros de la gran China, que además se ha ido comentando poco a poco y que ha ido manifestando que un buen número de infectados por este virus llegaban a la situación de muerte, ha creado una preocupación general, preocupación que además ha ido engrosando a medida que llegaban datos del creciente número de fallecidos.
De hecho, no son tantos los muertos a causa de este virus. En el ya largo periodo que llevamos desde que se tuvo la primera noticia de este fenómeno, no son más que 500 los fallecidos en China. Y es curioso saber que son muchos más los que fallecen cada año a causa del virus de la gripe común.
Pero las noticias dosificadas han ido creando esa prevención, sobre todo desde que se va conociendo que muestras de la epidemia van surgiendo fuera de China y aun fuera de oriente, llegando sobre todo a Europa o los Estados Unidos. El contagio se produce por cercanía o contacto. Y se han empezado a tomar prevenciones de todo tipo como si se tratase de la peste de antaño. Y ésta en su momento fue causa de la muerte de la tercera parte de la población en Europa. La amenaza del nuevo virus está lejos de aproximarse a esta manifestación de la peste.
Fuera de China son todavía muy pocas las personas declaradas como contagiadas por el coronavirus. Alguno en Taiwan, en Filipinas, en Estados Unidos, en Alemania e incluso en España. Se trata de un chino llegado a Canarias y que está bajo vigilancia y aislamiento. Igualmente tenemos aislados en Madrid preventivamente a un grupo de españoles que han sido repatriados del lugar original del coronavirus por el estado español en combinación con otros estados de la comunidad europea.
Por supuesto que la OMS (la Organización Mundial de la Salud) está estudiando la realidad y el alcance de la posible plaga mundial. Hasta ahora no han podido declarar el carácter epidemiológico de la enfermedad producida por el virus.
Las empresas, las organizaciones, y diversas instituciones están pasando de los temores producidos por el simple rumor, a la toma de decisiones preventivas, aparentemente insignificantes, pero que están causando consecuencias humanas y económicas, aun allí donde todavía no ha llegado el virus.
Se han suspendido vuelos de compañías aéreas con y desde China. El daño económico y de imagen es grave para los ciudadanos y las empresas afectadas, bien sea por las relaciones directas con China, o por la posible asistencia a diversos acontecimientos culturales y económicos, por temor a la asistencia de personas chinas o de otras posiblemente contagiadas. Esto afecta a congresos y encuentros de carácter científico, económico o deportivo, por ejemplo, causando enormes perjuicios para los lugares afectados por este tipo de suspensiones y, por supuesto, de la misma China.
De China no nos acabamos de fiar, sobre todo de una información suficiente y clara. La cosa se complica aún más por el enorme hospital que se ha levantado en tiempo record con un fabuloso despliegue de medios técnicos, humanos y económicos, prometiéndose un nuevo hospital para dentro de poco tiempo, con el fin de acoger a los afectados y de prevenir la posible difusión de la enfermedad.
Estos hechos afectan negativamente a la imagen de la gran China. Aunque, por otra parte, le puede favorecer la rápida reacción y búsqueda de soluciones que está manifestando, lo cual supone una gran capacidad económica, técnica y organizativa.
La prevención frente a las personas chinas que están presentes por todo el mundo, crea distancias y discriminaciones con relación a los ciudadanos chinos. Algún personaje representante de Chino ha llegado a llamar la atención diciendo que los chinos no son el virus.
Estamos ante un fenómeno mundial y general que es otro tipo de manifestación de la famosa e influyente globalización que, siendo en origen de tipo relativo a la salud, se amplía y manifiesta sus efectos perniciosos humanos y económicos, no sólo en el foco original del fenómeno, sino en cualquier parte del mundo a donde viajan tantos y tan fácilmente personas que pueden estar infectadas. Un problema local que ha pasado a convertirse en fenómeno global, que nos tiene pendientes a ciudadanos de países de todo el mundo.
Una manifestación interesante ha sido la rápida difusión del uso de mascarillas, que se han agotado en todas partes, y no sólo en China. Hasta el Papa ha hecho un significativo envío de mascarillas al lugar originario de la infección en China. Aunque parece ser que las mascarillas no protegen frente a la posible contaminación. Sí pueden ser interesantes y efectivas para no infectar a otros. El contagio se produce por proximidad a los afectados o por el contacto directo. Por eso, lo recomendado es lavarse frotando bien las manos con agua y jabón.
Esperamos que el coronavirus sea cercado y neutralizado pronto, pues las consecuencias siguen siendo graves. Se ha hablado incluso de influencia en las hipotecas internacionales. Y el Banco Mundial invita a tomarse en serio la prevención de las posibles consecuencias económicas. Con la colaboración de todos será posible superar pronto las perversas consecuencias de nuestro virus.
Foto EP
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