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Objetivo: declarar la filigrana como Bien de Interés Cultural Inmaterial
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ALBA DE TORMES

Objetivo: declarar la filigrana como Bien de Interés Cultural Inmaterial

Actualizado 04/02/2020
Roberto Jiménez

El Ayuntamiento busca lograr la máxima protección, preservación, promoción, enseñanza y revitalización de esta técnica alfarera originaria de la villa ducal

El Ayuntamiento de Alba de Tormes solicitará a la Junta de Castilla y León un estudio para que el arte de la técnica de filigrana de la alfarería de Alba de Tormes sea declarada Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial u otra catalogación de protección cultural. Esta moción fue aprobada en el pleno ordinario celebrado en el Ayuntamiento de Alba de Tormes el pasado jueves 30 de enero y se convertirá en una propuesta que llegará a las Cortes de Castilla y León.

La declaración de la filigrana como Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial conseguiría medidas encaminadas a garantizar su identificación, documentación, preservación, protección, promoción, valorización, enseñanza y revitalización de la alfarería albense en sus distintos aspectos.

Seña de identidad de la villa

La histórica alfarería de Alba de Tormes cuenta con un estilo propio denominado filigrana, que consiste en la superposición de diferentes niveles de asas a piezas básicas como platos y botijos que acaban decorados con gran volumen y vistosidad, dándole un sello de identidad único y originario de la villa ducal. En la actualidad, los alfares de la villa ducal continúan produciendo tanto piezas tradicionales utilitarias, como novedosas piezas de filigrana evolucionadas o piezas cerámicas realizadas en nuevas técnicas como el rakú.

El barro es, sin duda, seña de identidad de Alba de Tormes. Barro que han moldeado, con maestría, alfareros y ceramistas durante generaciones. Cazuelas, botijos, tinajas, barreños, platos, pucheros o purriancho, cántaros, jarras, orinales, barriles, han salido de sus alfares, decorados con greda (arcilla de color rojizo) y juaguete (color blanco), y con la exclusiva filigrana.

El Plan Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial contempla diversos ámbitos en los que se manifiesta el patrimonio, entre ellos figura el de Conocimientos tradicionales sobre actividades, procesos y técnicas. En este ámbito se incluyen los conocimientos, técnicas, destrezas, habilidades, simbolismos, usos y procesos relacionados con las actividades relacionadas con la producción, transformación y elaboración de productos y los sistemas de intercambio y donación. Aquí se incluye, por tanto, la alfarería como oficio artesano con sus tecnologías, destrezas y conocimientos asociados a los procesos de producción.

Salamanca, con arraigo alfarero

Una pieza de barro es el resultado de un paciente proceso elaborado por las manos de un hombre con técnicas e instrumentos heredados de sus antepasados.

Hablar de un alfarero es hablar de toda una familia dedicada al barro. Junto a la figura del alfarero, aparece la figura de su mujer quien simultánea su trabajo de ama de casa con labores de pintado y decoración de piezas y con la ayuda en el empaquetado y comercialización de las mismas. También son fundamentales la figura del padre que le enseñó la profesión y la del hijo que, desde muy pequeño, aprende a vivir entre tornos, hornos y cacharros. Son tres generaciones pasando el relevo de la profesión de alfarero.

Un hogar familiar en el que se encuentra un taller alfar cuenta con un determinado patrimonio que gira alrededor del horno, del torno, de las materias primas o de las herramientas que materializan de algún modo el patrimonio alfarero y que, sin duda, son la base para una profesión artesana que conlleva un patrimonio cultural inmaterial de incalculable valor.

Salamanca es una provincia con gran arraigo alfarero, habiendo llegado a tener actividad alfarera en más de 30 municipios, además de la capital. A mediados del siglo XX, entre los principales centros alfareros en los que se mantenían una significativa actividad alfarera caben destacar: Alba de Tormes, El Bodón, Cantalapiedra, Cespedosa de Tormes, Ciudad Rodrigo, Peralejos de Abajo, Tamames, Villavieja de Yeltes y Vitigudino; estando ya en desuso en aquel período los municipios de Barruecopardo y Fuenteguinaldo. Si bien se sabe que también han tenido actividad alfarera en Béjar, San Martín del Castañar, Babilafuente, Robleda, Navasafrías e Hinojosa de Duero.

A finales del siglo XX, la actividad alfarera ya se localizaba únicamente en los municipios de Alba de Tormes, Cantalapiedra, Cespedosa de Tormes, Ciudad Rodrigo, Villar de Peralonso y Vitigudino. En la actualidad la actividad alfarera salmantina se centra exclusivamente en Alba de Tormes y Cespedosa de Tormes.

La cerámica de Talavera

El 11 de diciembre de 2019, la cerámica de Talavera de la Reina (Toledo) fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

La decisión fue tomada el pasado miércoles en Bogotá, Colombia, donde se revisaron un total de 42 candidaturas. Finalmente, la cerámica de Talavera de la Reina y de El Puente del Arzobispo, junto con la de Puebla y Tlaxcala, ciudades mexicanas, lograron el reconocimiento.

Los motivos principales de tal decisión son su decoración, su esmaltado y su identidad propia, mantenida desde el siglo XVI. Se trata de la primera artesanía española en entrar en la lista de la Unesco y fue la asociación Tierras de Talavera la que hace seis años inició el proceso de este reconocimiento.

Fotografías: Estudio Digital Francisco Cañizal

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