Salamanca, una provincia repleta de tesoros ‘escondidos’

La presencia de la Diputación de Salamanca en Fitur 2020 dejó como legado una atractiva propuesta. Denominada 'Naturaleza escondida', incluye nueve rutas que llevarán a salmantinos y visitantes a descubrir algunos enclaves hasta ahora poco conocidos.

A rincones como Siega Verde, Patrimonio de la Humanidad y de los más conocidos del listado, se suman otros como el azud de Riolobos; La Torrita, en La Alberca; los árboles gigantes de Entresierras; las catedrales vivas de la zona de Ledesma; La Peña, en Villarino, o la ruta de las tres cascadas -donde también encontraremos alguno de los parajes naturales más espectaculares de Salamanca ensombrecidos, en muchos casos, por la potencia turística y mediática del Pozo de los Humos-.

La provincia de Salamanca, sin embargo, tiene muchísimos tesoros escondidos para ofrecer a no solo a turistas sino a sus propios habitantes, que siguen sorprendiéndose con la gran cantidad de recursos de la provincia que habitan. Son muchos los museos, centros de interpretación o espacios patrimoniales extraordinariamente atractivos. De hecho, en algunos de ellos, el escaso flujo de visitas mantiene su belleza prácticamente intacta.

Trilobites, mimbre y fortalezas

Repartidos por toda la provincia, están destinados a ensalzar la riqueza de cada zona o comarca destacando aquellos aspectos que la diferencian del resto y que, en algunos casos, provienen de la tradición más ancestral o de hace miles de años. El Museo de los Mares Antiguos de Monsagro es uno de esos ejemplos. Es muy llamativo constatar en las faldas de la Peña de Francia que toda esa zona estaba cubierta de agua hace 640 millones de años, en pleno periodo Cámbrico. Los restos de aquella época son hoy la seña de identidad del pueblo y el origen de esta curiosa propuesta que cuenta, además, con los últimos avances tecnológicos para que podamos bucear en aquellos mares y entre trilobites tanto tiempo después.

El centro de interpretación y documentación del mimbre es otro de esos ejemplos. Ubicado en las antiguas casas de los maestros de Villoruela, pretende conservar para futuras generaciones la historia de la que fue hasta hace poco una actividad productiva en toda la zona de Las Villas. Los visitantes pueden conocer con detalle los procesos artesanales, cestos, muebles de mimbre junto a una colección de miniaturas realizadas con este material y la maquinaria necesaria para manipularlo.

Los aficionados a la historia, las costumbres o la etnografía quizá conozcan esos recursos, pero existe muchísimos más en toda la provincia apenas conocidos. Así sucede, por ejemplo, con el Aula de Interpretación de los Castillos y Murallas en el Occidente de Castilla y León. La encontramos en Alba de Tormes, donde complementa la visita al castillo ducal ofreciendo todos los secretos sobre las fortificaciones medievales de la antigua frontera entre los reinos de León y Castilla.

Castillos y pastores

Si de castillos hablamos, son varios los que se puede visitar en la provincia. Los más conocidos, el ducal de Béjar, el de Montemayor del Río, el de Miranda del Castañar e, incluso, el Castillo del Buen Amor. En un segundo plano quedaría el de Monleón. No permite acceder a su interior pero la visita merece la pena por el excelente grado de conservación de su torre del homenaje, auténtica vigía de la villa con sus 37 metros de altura y reflejo del poder feudal de su época. Hoy por hoy está en manos privadas.

Otro tesoro muy poco conocido de la provincia salmantina lo encontramos en la comarca de Guijuelo, concretamente en Los Santos. Allí se puede visitar la Zona Temática de la Trashumancia, una especie de aula al aire libre que permite admirar las condiciones de vida pastoriles. El visitante puede conocer rutas, caminos y tradiciones pastoriles. La experiencia se completa con la posibilidad de entrar en un chozo de pastor reproducido a tamaño natural.