Poesía reivindicativa y feminista de la mano de María Monjas

Es aparentemente frágil María Monjas, esa fragilidad que recubre toda una fortaleza, la de una activista contra la violencia de género, la de una trabajadora constante en pro de la igualdad que no solo escribe poesía, sino que hace de su vida y de su tarea diaria un ejercicio de tenaz activismo. Y es esta autora, convencida de la función transformadora de la sociedad de la escritura, quien nos convoca en el espacio activo de la librería Letras Corsarias, para presentar en Salamanca un poemario lleno de fuerza de la mano de otra activista poeta y luchadora, Menchu Martín Mata.

Comprometida desde sus inicios, María Monjas publicó en el 2012 su primer poemario "Háblame de la lluvia" en una editorial que comparte con la autora su carácter reivindicativo y su luchadora constancia. Huerga y Fierro, editorial carismática y de pelea continuada, no solo ha publicado los dos libros de poesía y el dramático ensayo de la autora acerca de los desahucios, sino que se ha hecho presente en la lectura salmantina. Charo Fierro y Antonio Huerga apoyaron a María Monjas en su acto en Letras Corsarias y tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano la labor difusora de la literatura que se hace desde la librería salmantina, referente en los encuentros con autores, verdadero centro de la actividad literaria de una ciudad que sigue moviéndose y escuchando, en medio de un silencio reverente, a los poetas.

Y poetas son María Monjas y Menchu Martín, trabajadoras sociales por la igualdad de género, expertas en esa violencia de género que quiere silenciarse y que sigue matando mujeres por el mero hecho de serlo. Para la autora, una situación atroz que, felizmente, al menos es enunciada actualmente desde el poder. Una situación que marca los versos de María Monjas en este libro que, según Menchu Martín, es un ejercicio de activismo, un ejercicio terapéutico y que hay que leer porque "Un poema vale más que mil palabras".

Por eso, tras la presentación de la activista salmantina, María Monjas inicia su lectura con un acercamiento próximo y cálido a cada uno de ellos porque para ella la poesía es "Escribir lo que soy", advirtiendo que retomar este libro revuelve bastante sus sentimientos porque nació del dolor aunque también lo hizo con voluntad sanadora. Compuesto por una parte más personal donde reflexiona sobre la madre muerta y la necesidad de ese cuidado que solo las mujeres parecen dar y en el que los demás reparamos solo cuando falta, la autora señaló que su viaje a Bolivia para trabajar como educadora social, sirvió para adquirir una visión diferente de la vida y la muerte. Una estancia donde trabajó con colectivos feministas incipientes en la sociedad boliviana que le hizo tomar conciencia de los asesinatos de mujeres que tan bien refleja en su novela Bolaños cuando se refiere a las muertas de Ciudad Juárez. Asesinatos que tienen que ver con los rituales descritos por el Marqués de Sade y en los que están implicados numerosos miembros de la sociedad mexicana. Un trabajo, el de María Monjas en Bolivia, tan cercano al horror y a la desesperanza que ella afirma en uno de sus versos "Quisiera dejar de escribir estas cosas".

Sin embargo, la esperanza reside en que gente como María Monjas sigue trabajando, escribiendo y que editoriales como Huerga y Fierro siguen publicando poemas reivindicativos, poemas que exploran la literatura de género desde la lucha y el activismo. Por eso, pese al horror, pese a la desorientación que supuso para María Monjas la vuelta a Europa desde el trabajo a pie de calle en La Paz, la literatura se yergue no solo como un instrumento de sanación y de reencuentro, sino también como un arma de lucha que puede ser utilizada como punta de lanza para reflexionar de forma colectiva. Capaz de hacer una lectura exquisita de sus duros textos, lectora magnífica de sus poemas, María Monjas ofreció un recital cercano, vivo, palpitante, desgarrador sin dramatismos impostados, desde la valentía y la honestidad más brutal. Y nos dejó a todos pendientes de sus palabras valerosas, de su cercanía cálida, de su visión directa y emotiva de una realidad dura a la que mirar de una forma diferente. Una mirada feminista, peleona, llena de afecto, llena de cercanía, sonrisa valiente, María Monjas.

Charo Alonso.

Fotografía: Carmen Borrego.